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Fernández: Miami no tiene culpa

SAN LUIS -- El manejo de Jose Fernández por los Marlins de Miami fue perfecto, dentro del contexto de la sabiduría convencional que se ha desarrollado dentro de Major League Baseball.

Limitaron sus entradas lanzadas en 2013 a 172 2/3 y cuando llegó a ese límite lo sentaron cuando restaban tres semanas de temporada, el 11 de septiembre.

Fernández nunca hizo más de 114 lanzamientos en ninguna salida y en las 36 salidas de su carrera, hizo más de 100 lanzamientos solo en 11 ocasiones.

Fue completamente protegido aunque tú creas que los Marlins debieron ponerlo en fideos de embalaje entre entradas, encapsulado en un plástico de burbujas. Y aún así se lesionó, como Matt Harvey se lesionó, como Kris Medlen y Patrick Corbin y Jarrod Parker y Brandon Beachy se lesionaron.

Porque con los lanzadores, hay una realidad que supera todas las reglas: No duran. Nolan Ryan fue una excepción, con sus 5,386 entradas y sus 5,714 ponches. Nolan Ryan es una rareza, un completo caso aislado. David Wells estuvo casi libre de lesiones durante su carrera en las Mayores.

Pero si tú quieres saber qué pasa con los lanzadores, ve a ver un trabajo prejuego alguna vez y cuenta el número de exlanzadores que tiran práctica de bateo. En cualquier momento, la respuesta siempre es la misma: cero.

Esto es porque los hombros y los codos usualmente no trabajan más, con el desgaste de un movimiento fisiológico repetitivo que corre en contra de la mecánica del cuerpo. Lanzar es como tener un coche de transmisión manual y moler los engranajes cada día que hace una salida.

Escribí aquí el verano pasado, en la secuela de la lesión de Harvey, que algunos directivos de toma de deciones de los equipos han llegado a la conclusión de que no había una fórmula mágica, un número perfecto, una manera de realmente proteger a los lanzadores, que no sea no utilizarlos. No hay ciertamente una regla que sirva a todos, porque los cuerpos de Matt Harvey y José Fernández no son los mismos que los cuerpos y el historial de James Shields o Mark Buehrle o Justin Verlander, tres de los más grandes caballos de carga del béisbol.

El único número que realmente cuenta, el que algunos evaluadores creen más y más, es seis. El número de años que un equipo puede controlar a un lanzador antes de que se convierta en agente libre. Los Gigantes no no se preocuparon por la cuenta de entradas o lanzamientos con Tim Lincecum, solo lo pusieron a lanzar y generalmente hablando, tuvieron seis tremendas temporas de producción de 'The Freak'.

Lincecum tuvo una sólida apertura el lunes, pero no es el mismo lanzador que era cuando ganó los premios Cy Young, el acto de lanzar la bola de béisbol lo ha desgastado, así como desgastó a Roy Halladay y CC Sabathia y a cientos y cientos de otros.

Si se necesita una regla -si algunos evaluadores tienen que tener un mantra para trabajarla- esta debería ser: Los lanzadores se desgastan.

Aún si no abusas de ellos, uno no tiene idea de cuándo o cómo va a pasar. Fernández es solo el último ejemplo, con una lesión que le duele a los Marlins y a Major League Baseball porque su talento es tan extraordinario.

Algunos recordatorios de lo que ha hecho Fernández en su carrera, de acuerdo a ESPN Stats & Information:

Fernández ha sido uno de los mejores lanzadores del béisbol en las pasadas dos temporadas. Lideró las Mayores en promedio de bateo en contra, permitiendo a los oponentes batear para solo .183 desde la temporada de 2013. Fernández ha sido mejor aún en casa, con una efectividad de 1.09 durante su carrera en Marlins Park. Tiene marca de 12-0 en 20 salidas en casa y su efectividad en casa es más de la mitad y una carrera más baja que su más cercano seguidor, Clayton Kershaw. Ha sido igualmente dominante frente a su división: Tiene una efectividad de 1.45 en 15 aperturas divisionales.

Ha permitido solo una carrera limpia en tres aperturas de su carrera ante los Nacionales y ha lanzado 16 entradas en blanco frente a los Bravos esta temporada.