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Habemus Serie del Caribe

En una semana, Panamá recibió dos grandes noticias en materia beisbolera: la exaltación de Mariano Rivera al Salón de la Fama de Cooperstown, por primera vez con el voto unánime de los periodistas y el regreso como sede de la Serie del Caribe, evento del cual fue fundador en 1949.

Tuvieron que darse circunstancias extraordinarias para esta vuelta de Panamá, que ya organizó las ediciones de 1952, 1956 y 1960, durante la primera etapa de este evento.

El acertado retiro de la sede a Barquisimeto, dada la explosiva situación sociopolítica en Venezuela fue, ante todo, un acto de responsabilidad y sensibilidad de la Confederación de Béisbol del Caribe.

Haber insistido en hacerla allá habría implicado demasiados riesgos para la seguridad de los participantes, entre otras consecuencias.

Comenzó entonces un intenso proceso de negociaciones contrarreloj, llamadas, ofertas y contraofertas para salvar un evento que no goza precisamente de la mejor salud financiera.

El problema mayor era el tiempo. Aplausos para el comisionado del béisbol del Caribe, Juan Francisco Puello Herrera, por haber encontrado una sede alternativa que aceptara organizar la Serie en apenas una semana.

Ello obligó a negociar también un permiso de MLB para retrasar por dos días el inicio del certamen, previsto para el 2 de febrero y que ahora arrancará el 4, con su subsecuente final también más tardío.

Y sobre todo, porque esta opción de Panamá implica un cambio de estructura a la que estaba prevista hasta hace tan solo 24 horas atrás.

Serán seis y no cinco los equipos que salten al terreno del estadio Rod Carew para buscar al próximo campeón caribeño.

Los Toros de Herrera, que ahora mismo están participando en la Serie Latinoamericana que se disputa en Veracruz, México, serán los anfitriones que recibirán a los Leñadores de Las Tunas (Cuba), Estrellas Orientales (República Dominicana), Cangrejeros de Santurce (Puerto Rico) y Cardenales de Lara (Venezuela), así como al campeón de la Liga Mexicana del Pacífico, cuya corona se disputan los Charros de Jalisco y los Yaquis de Ciudad Obregón.

Quizás Panamá no sea, deportivamente hablando, el más calificado de los países que aspiraban a entrar a la Serie del Caribe y su nivel sea inferior a Nicaragua y Colombia.

Pero estamos hablando de una situación de emergencia y es la capital panameña la que tiene la mejor infraestructura para acoger el evento de manera inmediata.

Si bien el parque Rod Carew, inaugurado en 1999, es mucho más viejo que los recién estrenados estadios Edgar Rentería (Barranquilla) y Dennis Martínez (Managua), hace poco fue sometido a un remodelación importante y además, Ciudad de Panamá tiene una capacidad hotelera que no se comparan con la ciudad costera colombiana o la capital nica.

La prueba más reciente es que acaban de recibir a cientos de miles de católicos que acudieron a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), encabezada por el Papa Francisco.

Habemus Serie del Caribe y por primera vez desde 1960 estarán los cuatro países que inauguraron este evento: Cuba, Panamá, Puerto Rico y Venezuela.