<
>

¡Milagro en el Rod Carew!

CIUDAD DE PANAMÁ - Uno es casualidad. Dos ya es cosa seria.

Cuando parecía que se produciría un triple empate en el grupo B de la Serie del Caribe, los Toros de Herrera dieron una épica vuelta al marcador contra los Cangrejeros de Santurce y la supuesta Cenicienta del torneo es el único invicto de la llave, después de completarse la primera vuelta.

Los Cangrejeros de Santurce llegaron con ventaja de 6-1 al octavo episodio, al aprovechar grandes fallas de la defensiva panameña, que hubieran desmoralizado a más de un equipo.

Sin embargo, estos anfitriones de último minuto no quieren desaprovechar la oportunidad que les regaló la vida de regresar a este torneo, del cual son fundadores y en el que no participaban desde hace 59 años.

El revelo de Puerto Rico se desplomó de manera estrepitosa y en las dos últimas entradas permitieron siete sencillos y dos dobletes, con que Panamá fabricó siete carreras, para el triunfo final de 8-7.

Lo que llama la atención no es sólo la garra de los dueños de casa, sino el compromiso mostrado por los peloteros extranjeros que se tomaron de refuerzo en la Serie Latinoamericana, que se han entregado con la misma pasión de sus compañeros panameños.

Estamos a mitad del camino, pero qué lindo sería que en este regreso no planificado, los canaleros terminaran coronándose en este evento que ganaron apenas en su segunda edición, en 1950.

Ello viraría patas arriba los planes de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, de incluir como sexto equipo para el 2020 al ganador de la Serie Latinoamericana donde juegan Panamá, Colombia y Nicaragua.

Porque si los itsmeños resultan campeones de la Serie del Caribe 2019, se habrán ganado por derecho propio su boleto al certamen del año próximo.

A primera hora, los Cardenales de Lara se pusieron cómodos en el grupo A, al derrotar 1-0 a los Leñadores de Las Tunas en choque de invictos.

Fue un duelo de lanzadores entre los abridores Wilfredo Boscán, por los ganadores, y Freddy Asiel Alvarez, por los derrotados.

Los venezolanos fabricaron su única carrera en el séptimo episodio sin haber de hit.

Todo comenzó con un error del campocorto cubano Alexander Ayala sobre rola de su compatriota Rangel Ravelo.

Y vino entonces una muy cuestionable estrategia del manager Pablo Civil, al pedirle la pelota a Alvarez con apenas 71 envíos.

Pero teniendo en el bullpen al zurdo Liván Moinelo, un relevista natural acostumbrado a venir a apagar fuegos, trajo a Yoannis Yera, también del llamado brazo equivocado, pero abridor habitual, para lanzarle a Luis Jiménez.

En resumen, Yera le regalo cuatro bolas malas a Jiménez y fue entonces que Civil trajo a Moinelo, quien sin ninguna maldad le sirvió un envío al medio a Juniel Querecuto para que tocara la bola de sacrificio y avanzara a los corredores.

Luego vino igualmente noble ante el experimentado dominicano Alejandro De Aza, un hombre con diez campañas en las Mayores, quien al primer lanzamiento elevó la bola a lo profundo del jardín derecho para que Ravelo anotara desde la antesala.

Ahora Cuba está obligada a ganar los dos partidos que le quedan ante los Charros de Jalisco y los propios Cardenales para aspirar a avanzar a la final, mientras que Lara estará pendiente del resultado del juego entre sus rivales y en dependencia de ello, podría necesitar apenas un triunfo más para asegurar su boleto al juego decisivo del domingo.