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Un mar azul en KC para la Serie Mundial

KANSAS CITY -- El mar de azul en las gradas del Kauffman Stadium parecía ser aún más brillante la noche martes, donde los Reales de Kansas City esperaron casi tres décadas para servir de anfitriones de un partido en el Clásico de Otoño.

Cuando Bret Saberhagen, el Jugador Más Valioso y lanzador ganador del juego decisivo de Serie Mundial de 1985, recibió la pelota en el montículo, la misma que se le entregó a su sucesor James Shields, las atestadas gradas estallaron en celebración.

El también ganador del premio Cy Young en el 1985 dijo a reporteros antes del partido que no tenía palabras para describir el ambiente que se ha vivido en anticipación de esta esperada serie, donde ha tenido la oportunidad de ser un gran fan.

"Es que no hay manera de describirlo", dijo a ESPNDeportes.com el campocorto Alcides Escobar, uno de los dos primeros bates venezolanos que se verían la noche del martes con el jardinero Gregor Blanco siendo su contraparte en los Gigantes de San Francisco. "Esta emoción es simplemente una locura".

Fue un verdadero desfile de estrellas del béisbol previo al encuentro, con el "Big Papi" David Ortiz y el "Big Hurt" Frank Thomas entre los muchos miembros y futuros miembros del Salón de la Fama que se dieron cita en Kauffman Stadium para vivir el electrizante ambiente de anticipación en Kansas City.

Ortiz, corresponsal esta postemporada para la cadena Fox, incluso interrumpió la rueda de prensa del abridor del segundo partido de los Gigantes, su antiguo compañero en los Medias Rojas Jake Peavy, con los dos abrazándose en el podio.

"Te ves bien", dijo un sonreído Peavy durante el breve reencuentro con el dominicano, quien le contestó, "sólo estoy tratando de parecerme a ti, mi hermano".

El tercera base de los Gigantes Pablo Sandoval también rompió por completo el protocolo y se aseguró de observar la práctica de bateo de su amigo y compatriota Salvador Pérez.

"Todavía no estamos dentro de las líneas", bromeó el "Kung Fu Panda", al posar para fotos junto a su amigo y receptor de los Reales. "Somos grandes amigos y estamos muy contentos uno por el otro, es un honor haber llegado juntos a la Serie Mundial".

No puede ser un duelo más distinto, entre un perenne campeón y una ciudad que ha estado esperando a un ganador por décadas. Y no habrá nada como traerles un anillo de campeonato a los pacientes aficionados de Kansas City.

"Es que son los mejores aficionados del mundo", dijo Pérez a ESPNDeportes.com. "Y daremos el máximo para premiarlos por su paciencia".

Fue un largo y difícil camino de regreso para Kansas City de regreso a la Serie Mundial, pero ahora los Reales esperan continuar yendo en contra de todas las probabilidades en el escenario más grande de las Grandes Ligas.