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La saga de A-Rod: De villano a héroe

A Alex Rodríguez no le puede importar menos que los Yankees de Nueva York no le quieran pagar sus bonos por cuadrangulares o que no haya ninguna fanfarria en torno a estar a punto de convertirse en sólo el jugador número 29 en la historia en conectar 3,000 hits.

Y es que, por mucho que les duela a los Yankees y al resto del béisbol, los fans neoyorquinos están nuevamente en la esquina del número 13.

A-Rod se ha vuelto a ganar el cariño de los aficionados de los Yankees con su bate, siendo una de las pocas cosas interesantes en un equipo que parece destinado a una temporada de jugar pelota de .500, con un roster repleto de caras desconocidas.

Con mucho respeto a peloteros que trabajan duro para hacer realidad su sueño de Grandes Ligas, y quizás es desafortunado, pero los fans neoyorquinos no van al estadio a ver a Didi Gregorius, Chase Headley, Stephen Drew, Chris Young, Jose Pirela o Slade Heathcott, van a ver a Alex Rodríguez.

Ya sea a aplaudirlo o a abuchearlo (y créanme que hace mucho que no escuchamos un abucheo en Yankee Stadium para A-Rod), la mayoría va al parque esperando ser parte de uno de los múltiples momentos históricos que ha protagonizado Rodríguez esta temporada.

Los Yankees cayeron el jueves ante uno de los peores equipos en Grandes Ligas, los Atléticos de Oakland Athletics, y el centro de atención en el camerino no fue Brian McCann, que conectó su tercer cuadrangular en igual número de partidos y remolcó dos carreras, o en Brett Gardner, que con su doblete en el noveno inning puso el marcador a una sola carrera, el centro de atención (y de risas) fue el casillero del número 13.

Fue un partido más para A-Rod donde decenas de reporteros esperaron su reacción a su más reciente récord, registrar su carrera impulsada número 1,996 de por vida, igualando a quien ha llamado su "maestro y amigo" Barry Bonds en el segundo lugar en la lista histórica de Grandes Ligas.

Responder a ese tipo de preguntas ya es algo usual para A-Rod esta temporada, cuando diversos hitos lo han llevado a estar en oraciones que contienen muchos de los nombres más venerados en la historia del béisbol, Babe Ruth, Lou Gehrig, Willie Mays, Stan Musial, Ted Williams y Hank Aaron.

Y muchos de ellos, los más grandes peloteros de todos los tiempos, se quedaron cortos de alcanzar las 2,000 carreras impulsadas, club en el cual Rodríguez ya tiene su puesto asegurado. A-Rod también conectó su imparable número 2,982 de por vida, a sólo 18 de los 3,000, y anotó su carrera número 1,947.

Rodríguez le está pisando los talones al inmortal Aaron, el único jugador en la historia de las Grandes Ligas en impulsar y anotar 2,000 carreras y conectar 3,000 hits. Aaron es también el líder de todos los tiempos en carreras impulsadas con 2,297.

"Lo que me siento es viejo", dijo entre risas Rodríguez al preguntársele qué significaba para él estar tan cerca de registrar 3,000 hits y 2,000 carreras remolcadas.

"Decimos lo mismo que sobre Gehrig y Ruth, Barry es uno de los grandes y es especial porque es también mi amigo y lo conozco muy bien", sentenció sin reserva A-Rod sobre igualar a Bonds, el "Rey de los Cuadrangulares" (con asterisco) y con quien estuvo trabajando en su swing en la temporada baja.

"Barry es un gran hombre y un verdadero maestro del béisbol", agregó. "Es una de las grandes mentes del deporte y una de las personas más inteligentes con quien jamás he hablado. Le encanta el béisbol, tiene gran pasión por el juego y fue muy divertido para mí de trabajar con un maestro como Barry, quien ama tanto el béisbol".

A Alex Rodríguez no le puede importar menos lo que piense la prensa, ni que se le citara elogiando a un pelotero tan controversial como él mismo por estar atado al uso de sustancias para mejorar el rendimiento.

La verdad tácita sobre los esteroides es que, afortunada o desafortunadamente, a los aficionados no les importa si uno de los suyos los usó, aunque es muy distinto si visten el uniforme de otro equipo.

Y la falsa indignación de los Yankees seguirá disminuyendo con cada boleto que se venda y cada aumento en los ratings cada vez que el número 13 vaya al plato.