<
>

Es ahora o nunca para los Gigantes de San Francisco

Después de haber arrancado la primera mitad de la temporada con marca de 57-33, la mejor entre todos los equipos de Grandes Ligas, los Gigantes de San Francisco han tenido unos pésimos meses de julio y agosto donde han desperdiciado una ventaja de ocho juegos al tope de la División Oeste de la Liga Nacional.

Los Gigantes han ganado sólo 11 de los 35 partidos que han disputado después del receso del Juego de Estrellas. Su marca de 11-24 en la segunda mitad de la temporada es el peor récord en todo Grandes Ligas.

Desde el 26 de junio, cuando los Gigantes estaban ubicados al tope divisional, hasta el momento de redactar estas líneas, sus archirrivales los Dodgers de Los Angeles han sabido remontar 10 partidos en la tabla para ahora liderar el Oeste por dos juegos.

Muchos factores han contribuido a la debacle de los Gigantes, el primero de ellos siendo un aumento significativo en las carreras permitidas por juego por el cuerpo de lanzadores.

La efectividad de los lanzadores de San Francisco ha aumentado de 3.62 a 4.48 en la segunda mitad de la temporada, habiendo permitido la tercera mayor cantidad de cuadrangulares en la Liga Nacional con 50 jonrones en ese lapso de 35 partidos.

El estelar abridor dominicano Johnny Cueto ha sido parte del aumento en cuadrangulares, habiendo permitido nueve jonrones en 58 y un tercio de entradas desde el 1 de julio, después de haber permitido sólo siete a través de casi 114 innings durante los tres primeros meses de la temporada.

También cabe destacar que mientras Cueto, Madison Bumgarner y Jeff Samardzija se han combinado para record de 36-20 y efectividad de 3.13, el resto de los abridores de los Gigantes cuentan con pobre marca de 10-20. Y si bien adquirieron a Matt Moore para reforzar a su rotación, el ex Ray de Tampa Bay lleva una marca de 0-3 con efectividad de 4.70 en sus cuatro aperturas con el uniforme de los Gigantes.

Y esas fallas en el pitcheo no han podido ser solventadas por la ofensiva de los Gigantes, que ha dejado mucho que desear.

Desde el 15 de julio, el número de carreras impulsadas (131) y anotadas (137) por los Gigantes son la segunda cantidad más baja en la Liga Nacional, superando sólo a los Piratas de Pittsburgh.

Y aunque San Francisco no se ha destacado por ser un equipo jonronero a través de la campaña, cabe destacar que el equipo igual se ha combinado para conectar sólo 27 cuadrangulares, empatado con los Piratas para la suma más baja en todo Grandes Ligas esta segunda mitad de la temporada.

El cuerpo de relevistas también ha sido un talón de Aquiles para los Gigantes, habiendo contribuido más derrotas que las que el equipo ha estado acostumbrado.

Todo lo contrario ha sucedido con sus archirrivales divisionales, los Dodgers, quienes de una forma muy inesperada (y sin el brazo del tres veces Cy Young Clayton Kershaw) han estado jugando a la pelota de una forma mucho más consistente.

Desde el Juego de Estrellas, la alineación angelina lidera a todo MLB en promedio de bateo (.283) y cuenta con el mejor promedio de slugging (.478), un perfecto remedio para las fallas del cuerpo de lanzadores, que ha intentado en vano solventar la ausencia de uno de los mejores abridores en las mayores, registrando una efectividad de 4.83.

En comparación, el promedio de bateo de los Gigantes ha sido de un pobre .256 con un slugging de .388 durante dicho período.

Mientras los Gigantes han anotado un promedio de 3.9 carreras por juego en la segunda mitad, los Dodgers llevan un promedio de 5.4 carreras por juego desde que Kershaw tuvo su última salida el 26 de junio, sí, precisamente el mismo día que San Francisco disfrutó de su ventaja de ocho juegos al tope divisional. Ese promedio de 5.4 carreras equivale a una carrera más que las anotadas por juego antes que el zurdo fuera colocado en la lista de lesionados.

Es así como los Dodgers, cuyos abridores han promediado menos de cinco entradas por partido las últimas semanas y quienes acaban de colocar a dos lanzadores más, Brett Anderson y Scott Kazmir, en la lista de lesionados, son los líderes divisionales.

Entre el 15 y el 29 de julio, los Gigantes perdieron 11 de 13 partidos; una racha donde anotaron más tres carreras en sólo cuatro juegos. Después de caer 9-5 en el primero de sus tres partidos en Dodger Stadium el martes, los Gigantes ahora están atravesando otra pésima racha donde han perdido 8 de sus últimos 11 partidos.

Que San Francisco haya pasado de ser el mejor el equipo en Grandes Ligas al peor en una segunda mitad de la temporada es algo que desafía todos los pronósticos y explicaciones.

El único consuelo para los Gigantes es que ya hemos visto esto antes, ya que algo parecido ocurrió en 2014, cuando los Dodgers remontaron una desventaja de 10 juegos para conquistar el banderín divisional, dejando a los de la Bahía con uno de los boletos de comodín. Pero fueron los Gigantes los que se rieron al último, ya que conquistaron el cotizado anillo de Serie Mundial, su segundo campeonato en tres temporadas.

Los bates de los Gigantes se han empezado a calentar, lo cual puede ser un buen indicio que puede haber cambiado la marea. Pero la realidad es que el equipo ha desperdiciado una gloriosa oportunidad de ganarles terreno a unos Dodgers sin Kershaw, quien podría regresar a mediados de septiembre, cuando los rivales divisionales se medirán seis veces en sus últimos 13 partidos.

Es ahora o nunca para los Gigantes, que deben tener mucho cuidado que no sean los Dodgers los que rían últimos y rían mejor.