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Vincent Van Persie

Robin Van Persie, en el imaginario trazo del gran Vincent Van Gogh Ilustración Sebastián Domenech

El fútbol, desde siempre, es otra forma del arte. Y así como no hay nada más holandés en el arte que el famosísimo pintor Vincent Van Gogh, no hay nada más artístico dentro del fútbol que la Selección de Holanda. Desde Rinus Michels y Johan Cruyff hacia adelante, el conjunto naranja ha llevado a este deporte hasta el borde de su estética.

Pero claro, el fútbol total y el juego bello no siempre han tenido los mejores resultados para un país que se quedó en tres ocasiones en la puerta de levantar la Copa del Mundo. En Brasil, para lograr darle vida de una vez por todas a esa pintura con final feliz, estará Robben y estará Sneijder. Pero sobre todo, estará Robin Van Persie.

Artista por sus propios méritos, Van Persie tiene la ilusión de ser el protagonista central en el equipo de Van Gaal para lograr una gloria inédita, ésa que estuvo tan cerca en Sudáfrica. Ya supo lo que es vestirse de figura y llevar a un equipo candidato al título: lo hizo con el Manchester United hace un par de temporadas. La última no fue la más feliz para el talentoso Robin. Pero, con un poco de fortuna y un buen estado físico que acompañe, éste puede ser su Mundial.

Para ello, como Van Gogh, debe perfeccionar su autorretrato y encontrar la mejor versión de sí mismo en su obra, en la cancha. Nada de enloquecer y cortarse la oreja: su rol es ser certero, encontrar ritmo y goles. Lucirse en una estructura colectiva que promete dar mucho de sí.

Si eso sucede, puede llegar a ser también -y de una vez por todas- el Mundial de Holanda. El de un país que cuenta con un célebre incomprendido que pintaba como nunca nadie. Y que dejó en un lienzo , como puede dejar Van Persie, su sello estampado para la historia.