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Del 1-5, ni cómo te 's-Alves', Dani

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Andrés Lillini no se plantea renunciar a Pumas, pues asegura no ser un 'mercenario' (1:36)

El estratega de Pumas agradeció a la directiva universitaria por ratificarlo en el cargo, a pesar de los malos resultados. (1:36)

LOS ÁNGELES — Andrés Lillini abdicó al puente de mando de Pumas el día que aceptó a Dani Alves con todas sus condiciones, privilegios, canonjías... e innegable talento. El 1-5 de este domingo, ¡ante Santos!, le puede bajar del zozobrante barco auriazul.

El problema no es Dani Alves, el futbolista. El problema son los privilegios que arrastra como innegable diva del futbol. Es un semidios en tierra de mortales. Como tal, incomoda, escalda, insulta, hiere, a espíritus pueriles, en especial, quede claro, al clan de jugadores sudamericanos de Pumas.

Ya hace semanas, explicamos aquí que, por contrato, el brasileño decide cuándo juega y cuántos minutos juega. Él está en México para hacer pretemporada de cara a la Copa del Mundo. Pumas no es el fin, es un medio. No le interesa seducir a la afición, ni a Lillini, sino a Tite, el técnico de su Scratch de Ouro.

Ojo: Dani Alves no es un mercenario, ni un cínico filibustero. Calidad tiene, futbol conserva. Ha sido evidente, y lo hemos reiterado, que está una milésima de segundo por delante del resto de sus compañeros. Por eso increpa a Dinenno, a Del Prete y a Salvio, quienes deberían ser sus privilegiados acólitos.

El brasileño intenta numerosas jugadas. Pases a la espalda del rival, a huecos impensables, a zonas de definición. Cuando sus compañeros entienden, es demasiado tarde. Alves maneja el balón como Fórmula Uno y algunos de sus supuestos socios reaccionan como oxidado carrusel de kermés de pueblo.

En Alves, aplica perfectamente la sabiduría popular: “Más tiene el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece”. Hablando, claro, estrictamente, de calidad y sabiduría futbolística. Pumas sufre, se martiriza, pero, a la distancia, Tite debe estar satisfecho.

Por otro lado, sus habilidades se esfuman en otros escenarios. Ya no anticipa, no hace coberturas en el fondo, sus recorridos defensivos son muy cortos. Y entonces, Pumas juega con diez, y a veces con nueve, o con ocho, porque alguno o algunos deben hacer esa chamba de emergencia, y el equipo se fractura, se desequilibra, cojea, y se vuelve frágil, tanto que le hace cinco Santos, casi una tercera parte de los goles laguneros en el torneo.

Y así, la UNAM ya se ha tragado 17 tantos en tres juegos oficiales (0-3, América; 2-3 San Luis; 1-5, Santos), y un amistoso (0-6, Barcelona). Y ha hecho sólo tres goles en esos cuatro partidos.

Ojo: no se crea que Dani Alves está muerto físicamente. No, ni desfallecen sus pulmones, ni claudican sus músculos. Tiene almacén para muchísimo más. Podría resistir los 90 minutos a un ritmo intenso. Pero, él está enfocado en Qatar y no en la Liguilla del futbol mexicano.

Hay una explicación clarísima para ello. Si Dani Alves en realidad rebasara el tope de sus límites físicos para jugar al futbol, ya se habría lesionado. El efecto fatiga, el impacto del ácido láctico por un sobre esfuerzo, ya lo habría afectado. Y siguiendo al futbolista en cada partido, es evidente que él hace la administración personal de sus dinámicas.

Por su edad (39 años), por la cercanía del Mundial, el histórico del Barcelona no va a arriesgarse a una lesión muscular, ni a un desventajoso choque o a una patada mal puesta. Insisto: Dani Alves ya conoce el hábitat en el que se prepara lo mejor posible para el Mundial de Qatar. Y su contrato, lo auspicia.

Miguel Mejía Barón y Andrés Lillini han salido a defenderlo –sin que Alves lo necesite—. Sería muy interesante que expusieran todas las métricas de rendimiento del jugador y las compararan con el resto de los jugadores de Pumas. Muchos misterios se esclarecerían.

Y tampoco se mal interprete. Dani Alves aporta, desde su perspectiva, condiciones ofensivas, para que Pumas fuera un equipo respetado y respetable, pero él va en Tesla y el resto en andadera. Eso, en gran medida, sí es responsabilidad de Lillini. Él debería haber encontrado el justo medio: bajarle las revoluciones a uno y acelerárselas a otros.

Ciertamente, si las persistentes versiones –sin confirmarse--, de mimos hacia el brasileño son totalmente ciertas, el conjunto de circunstancias erosiona, sin duda, y dramáticamente, al equipo universitario. Detalles como la mejor habitación en hoteles; no compartir cuarto, y supuestamente boletos de primera clase en los vuelos, poco ayudan a equilibrar la armonía en el equipo.

Ha sido evidente a través de las transmisiones de Pumas, como el brasileño interpela a sus compañeros cuando no hacen lo que él espera que hagan en la cancha. Alves pretende alentar movimientos a profundidad; desplazamientos para generar espacios, pero especialmente descargas al frente donde él puede poner el balón por sorpresa.

El 1-5 ante Santos, también es reflejo de un escenario casi canallesco. Lo habíamos advertido antes del juego ante Mazatlán: los adversarios ya no salen a jugar contra Pumas, sino estrictamente contra el apéndice histórico del Barcelona. No se trata de vencer a los universitarios, sino de quitarle el zumbidito de samba a Alves.

Tal vez la mejor versión de Pumas se podrá apreciar en la próxima Fecha FIFA. Brasil jugará ante Túnez y Ghana, y Dani Alves estaría entre los convocados. Por esas fechas, los universitarios visitarán a Puebla y a Juárez, en seis puntos que tal vez aún le alcancen para arrimarse al Repechaje.

¿Echarán a Lillini? Con él, o por delante de él, debe irse quien aceptó los incisos tan especiales y peculiares en el contrato del brasileño. Ninguno de los otros equipos en los que se le intento colocar, aceptó semejantes cláusulas.