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El León tiene todo en sus garras

LOS ÁNGELES -- La Final tiene aún páginas en blanco de suspenso. Tigres 1-0 León. Una ventaja con el rostro oculto.

Gol de Gignac marca la diferencia amplia en la Final de Ida, pero una distancia corta para los 90 minutos bajo misterio del domingo. Ahora, el francés iguala a Tomás Boy con 104 goles en la pinacoteca de romperredes felinos.

Intensa, como corresponde, con unos Tigres irreconocibles, muy lejos de las versiones decepcionantes del torneo. Es el linaje de un equipo que ha hecho de la Liguilla su feudo.

León sufrió. Especialmente en el primer tiempo. Tuvo dos oportunidades para poner espaldas planas al marcador, pero una vez Campbell y otra Mena, no tuvieron el temple de la temporada regular para asestar zarpazos.

Regodeándose con el balón, pero especialmente con una descarga de adrenalina no vista en el Clausura 2019, impuso Tigres su fisonomía y el manejo de tiempo y espacios. Así, León sufrió, porque la pelota le era arrebatada y porque, además, sus cauces de verticalidad eran interrumpidos, no por novedades tácticas en los Tigres sino simplemente porque la noche de este miércoles se decidieron a no regatear esfuerzo y concentración.

La segunda mitad tuvo lapsos de dominio alterno. León encerraba en su cubil a la fiera, que respondía tratando de asestar un latigazo, aunque sin que Zelarayán y Damm poco pudieron aportar con sus ingresos.

Mientras León sufría por la ausencia de José Juan Macías, una misión muy grande para Vinicio Angulo, quien jamás pudo armonizar con sus compañeros, aún así, especialmente tras recibir el gol, entendió que el empate era una bendición, pero el 1-0 tampoco era una tragedia.

Tigres conoce la ruta. La ha recorrido siempre con Ricardo Ferretti. A veces con éxito, a veces con buches de hiel al final, pero es un equipo formado para eso, para vivir bajo las bendiciones y las maldiciones de un escueto 1-0 y se siente cómodo.

Aunque seguramente saber que César R. Palazuelos es el árbitro de la Final de Vuelta, debe causar escozor en la gente del León.

El equipo de Nacho Ambriz sabe que titularse como campeón depende de manifestarse como local, tal y como lo hizo en el torneo.

Seguramente integrar a Sambueza, con rendimiento a tope al menos 45 minutos, le puede bastar al León para perturbar a Nahuel Guzmán, quien se ha convertido en la figura norteña, aunque siempre con esa zozobra de que cuando menos debe, cuando menos quiere y cuando menos puede, aparece la temida y temible “Nahueleada”.

Nacho Ambriz tendrá, sin duda, mucho que ajustar, especialmente porque el Tuca le dejó una semblanza clara en la segunda parte, del estratagema de la doble trinchera y el latigazo del contraataque.

Al menos en eso puede estar tranquilo Ambriz: Tigres y Ferretti no improvisan partituras, se apegan estrictamente a la que les ha dado muchos títulos y muchos fracasos.

Por eso, todo, absolutamente todo, queda ya en las garras del León.