<
>

Y sin embargo, el América se mueve

LOS ÁNGELES -- Y ahora, Ibargüen al nosocomio. Y sin embargo, el América se mueve.

Camas llenas en el hospital de Coapa. Y sin embargo, El Nido se mueve… invicto y sublíder.

Tigres 1-1 América. Cancha inhóspita. Un adversario feroz, cebado de desprecio. Un semental del área como Gignac. Y sin embargo, se mueve.

La mejor alineación de las Águilas aparece en la nostalgia de enero: Marchesín, Edson, Mateus, Castillo, Benedetti, Henry Martin, Giovani. Ventas de garaje y lesiones. Y sin embargo, se mueve.

Mientras espera tres refuerzos, entre ellos el mediocampista paraguayo Richard Sánchez, en El Nido ya sólo hay polluelos y en la semana, Miguel Herrera les lija los espolones y claro, también hay hombres de hierro, como Valdez, Aguilera, Ibarra, Guido y Roger, quienes sólo pueden ausentarse si presentan ellos mismos su acta de defunción.

El partido respondió. Dejó abotagadas de placer a la expectación y a las expectativas, porque Tigres quiso, a su manera y América intentó a su manera.

Al condimentado entorno de este partido se le agregó la ansiedad de Tigres por hacer sentir su autoridad al América dos veces en una misma semana, contando, además, con su plantel de lujo, al que no le duele absolutamente nada.

Visto así, América ganó con el 1-1, pero el saldo en el botín es de sólo un punto, porque, además, no se lo tragó el siempre furioso y voraz “Volcán”, que soltó al final sólo fumarolas de decepción, porque se entendía que sus Tigres serían amos despiadados en su jungla.

Un zapatazo cruzado, con poco espacio y ángulo por parte de Quiñones fue la bienvenida con una áspera alfombra de hiel a Guillermo Ochoa en su regreso al arco del América y al futbol mexicano.

El rescatista Córdova, nuevamente, le salvó el pellejo a Herrera. Un remate de goleador absoluto venció a Nahuel Guzmán en la única siesta que se tomó la defensa de Tigres.

El partido no perdió tensión ni intensidad a pesar de que “El Piojo”, a pesar de la banca piojosa –en la bolsa de valores, decidió poner un doble cinturón de castidad en el cierre del partido.

Dándole una embarrada de su propio merengue, Herrera decidió cerrar el partido, porque ya Ricardo Ferretti, por más alfiles que puso en la cancha en lugar de peones, apenas un espasmo pudo provocar en Ochoa con un centro que cruzó el área de chica.

Con empates recientes, entre el segundo equipo más costoso de la Liga MX (el primero es su vecino Monterrey) y el hospital ambulante de Coapa, Herrera parece inclinar la balanza rascando este punto del “Volcán”.

Loable el trabajo de “El Piojo”. Entre el equipo que se imaginó mientras brindaba en diciembre por el 2019 y con lo que abandonó –seguramente satisfecho-- la cancha de “El Volcán”, hay la brutal diferencia entre pasar del ensueño a la pesadilla.

Y sin embargo, se mueve.