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'Miedo', el lamento del futbolista

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Liga MX suma 64 casos de Covid-19 con los nuevos positivos de Cruz Azul (1:34)

Marisa Lara hace un balance del impacto que ha tenido el futbol mexicano en comparación con otros balompiés. (1:34)

LOS ÁNGELES -- “Miedo”. En distintos matices. Y no son voces aisladas. Son voces representativas.

“Miedo”. No son arrebatos, son reflexiones. Guillermo Ochoa, Alfredo Talavera, Uriel Antuna, Emanuel Aguilera, Rafael Baca. Miedo a jugar al futbol en los tiempos del cólera del coronavirus. Y no hablan sólo por ellos, hablan por el resto, por todos y cada uno de ellos.

Este sábado, a la pandemia de zozobra, Cruz Azul agrega ocho casos positivos de COVID-19. Ocho casos que convivieron al menos 48 horas con el plantel completo, en la Ciudad de México y en la concentración en Querétaro. Ocho casos con ocho familias.

Nuevos exámenes, nuevas incertidumbres, nuevos sobresaltos, entre quienes dieron negativo pero convivieron 48 horas con positivos asintomáticos. Y entre sus familias. El contagio por COVID-19 es un círculo vertiginosamente crítico aún en México. Aunque se le disfrace falazmente como “neumonía atípica”.

Cuidado: estamos a menos de cuatro semanas de que arranque el Apertura 2020. ¿En ese lapso tendrá el futbol mexicano un hábitat sanitario confiable para regresar a las canchas?

La realidad es que México no tiene control sobre el caprichoso coronavirus, sino que el coronavirus tiene bajo sus caprichos a México, aún cuando por decreto presidencial sólo se contagien los malos y los mal alimentados.

Guillermo Ochoa lo advirtió a principios de mayo: “No se vale que nos expongan solamente por regresar a jugar futbol”.

Ismael Valdez, portavoz de la AMFpro, ha sido contundente: “¿Le han preguntado al futbolista si quiere regresar?”. El problema es que el futbolista en México vive en el desamparo: sin voz y sin voto.

El sábado circularon versiones en redes sociales que todo el plantel de Cruz Azul quería romper filas. La Copa por México parece ahora una copa contra el futbolista mexicano. Una copa con cicuta.

Lo saben todos: La Copa Por México es una copa escanciada por la codicia, estrictamente. La desesperación de los fariseos es implacable aún ante la desesperación de los futbolistas. Para ellos, aquello de Yupanqui de “que nadie escupa sangre, pa’ que otro viva mejor”, es poesía que no cotiza en la caja registradora.

Cruz Azul debe resolver este domingo su futuro. Puede –y debe-- renunciar a jugar la Copa por México. Habrá algún equipo desarrapado y desesperado por ocupar su sitio por una limosna. Se habla de Puebla y Necaxa.

¿Es legítimo que el jugador se rebele y se niegue a jugar la Copa por México? Absolutamente. No sólo es su vida, sino la de quienes ocupan su vecindario afectivo.

¿Se atreverá a hacerlo? ¿Se atreverá el futbolista en México a montar una trinchera? La historia dice que no. La historia lo expone como un pusilánime.

Ha soportado todos los rituales de la esclavitud que prohíja la Industria del Futbol: pacto de caballeros, vetos, tianguis de piernas, directivos coludidos con promotores y entrenadores coludidos con promotores, etcétera…

La FMF debe despertar ante este bofetón de la realidad en Cruz Azul. De ser necesario, debe cancelar la Copa por México. Es una obligación civil, moral, sanitaria y principalmente humana.

Puntualmente, a cuatro semanas de que inicie el Apertura 2020, debe entender que es mejor sacrificar la Copa por México, que el torneo oficial. Dejar de rasguñar miserablemente centavos, para, tal vez y sólo tal vez, rescatar su liga.

A horas de que seguramente Cruz Azul renuncie a la Copa por México, a petición de sus propios futbolistas, parece el momento oportuno, coyuntural, para que el resto de los equipos se plantee la misma pregunta.

El jugador tiene miedo, y así lo han dicho, insisto, no voces aisladas, sino voces representativas. Pero no sabe pelear ni por sus miedos ni por sus derechos. Y la pasividad silenciosa es la forma más cobarde de traición.

Vamos, no hay respeto ni en tiempos de crisis. Una mancha cancerosa e histórica para el gremio será aquella cuando Tigres, ante la protesta de Veracruz por falta de pagos, abusó carroñeramente para marcarle dos goles, arengados por Tuca Ferretti. Esa noche, para Tigres eran más importantes los tres puntos que el hambre de las familias de sus rivales, y la injusticia. Fueron cómplices de Fidel Kuri.

¿Cómo esperar una reacción del jugador mexicano si su mayor miedo es a desafiar todos sus miedos? Y esa noche de Tigres contra Veracruz quedó claro que mientras más opíparamente comes menos conciencia gremial tiene.

Las consecuencias del temor empiezan con el temor a las consecuencias. Y se paralizan. No saben que unidos, tienen el control absoluto de la Liga Mx.

Por eso, los mencionados Guillermo Ochoa, Alfredo Talavera, Uriel Antuna, Emanuel Aguilera y Rafael Baca, saben que aunque son la voz de todos, el miedo del resto, los convierte en voz de nadie.