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Marcelo Michel Leaño, la versión urgente de Scherezada

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Jesús Molina rechazó mal ambiente al interior de Chivas contra Michel Leaño (0:45)

El veterano jugador del Rebaño Sagrado desmintió el haberse negado a darle la mano al DT interino del equipo tapatío. (0:45)

LOS ÁNGELES -- Acechante. Puede ser un agravio o un elogio. Describir así a Marcelo Michel Leaño implica ambas acepciones y sin ninguna excepción. Acechante.

Desde su reincorporación a Chivas, habíamos advertido que no se detendría hasta hacerse cargo del primer equipo. “Es un interinato”, insiste Ricardo Peláez con sobada y curiosa persistencia.

Se había reiterado también que Leaño había saltado del sillín de jefe de Fuerzas Básicas al aposento administrativo de Amaury Vergara. El dueño de Chivas acudía al palco del estadio y el futbol se revelaba ante sus ojos como un Cubo de Rubik a un daltónico.

Y Leaño se convirtió en sus ojos, porque el dueño ve pero no observa el futbol. Se convirtió en sus neuronas, porque Amaury ve la alineación, pero le es ininteligible el armado del futbol.

Y obviamente entre susurro y susurro, entre cuchicheo y cuchicheo, esta moderna Scherezada de fábulas futboleras se acercó al banquillo más codiciado e incómodo, bajo cualquier circunstancia, en el futbol mexicano.

Desde el palco principal, rodeado de lisonjeros, Amaury observaba a sus peones correlones, y, entre bostezo y bostezo, sólo entendía el veredicto del marcador. Los despropósitos de Víctor Manuel Vucetich para Vergara eran como la enigmática Hipótesis de Riemann, pero Marcelo Michel Leaño se lo simplificaba en un dos más dos.

Acechante, pues. No alcanza para intitularlo como advenedizo, porque en la decapitación de Víctor Manuel Vucetich tuvieron mayor incidencia las estulticias del mismo técnico que las conclusiones del analista de cabecera de Vergara.

Marcelo Michel Leaño asegura que domina cuatro idiomas y que quiere perfeccionar un quinto: el del futbol. Le agregaría un sexto: el de la seducción. De repente, un día, soltaba expresiones como: “Hoy hablé con El Flaco (César Luis) Menotti”, o “estoy en contacto con el CEO del Ajax, Edwin Van der Sar”. Y lo mejor de todo, o lo peor de todo, es que no miente.

En una entrevista con Graciela Reséndiz para ESPN, Menotti viste de gala la personalidad de Leaño para hacerse cargo del equipo. Elogia su preparación, su perseverancia, su tesón, y la más puntual de las aseveraciones del argentino es que se ha preparado siempre para ser entrenador.

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Más allá de esa docencia al lado de Menotti, como su alumno y su chofer, Leaño tuvo oportunidad de aprender, tal vez mejor que el mismo Amaury, los poderosos atributos de vendedor del mismísimo Jorge Vergara, y en ese delirio de esponja, trataba de absorber cada vocablo de Johan Cruyff durante su fallida gestión con el Guadalajara.

Su personalidad como técnico es un conjunto de parches selectivos. Es un rompecabezas incongruente de ideas congruentes tomadas de otros tipos con los que ha charlado, y de más del centenar de libros de futbol que ha leído, o del desparpajo con el que interroga a otros entrenadores.

Como puede verse, el compendio futbolero de Leaño es poco común, más allá del hecho de que jamás jugó al futbol, lo cual no debe ser un obstáculo, para la habilidad eventual de “gerenciar” las habilidades de jugadores refunfuñones y volubles.

Recuérdese que ya hay un largo historial de técnicos exitosos que nunca fueron futbolistas: José Mourinho, Claudio Coutinho, Arrigo Sacchi, Carlos Alberto Parreira, Rafa Benítez, entre muchos otros, y hasta algunos modestos, conocidos en el medio mexicano como Sergio Markarián, Ariel Holan y Nicolás Larcamón, entre otros.

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Ojo: estos nombres no garantizan que Leaño pueda tener esos alcances, pero ratifican algo: aquel que no ha pisado cancha profesionalmente sabe que debe esforzarse aún más para conocer esos pequeños y discretos secretos de una cancha de futbol.

¿Por qué la insistencia de Peláez en aclarar que Leaño es sólo un interino? Porque, pase lo que pase, el provisional técnico de Chivas no quiere perder su puesto si los resultados no se dan. Ocurre en el futbol mexicano que aquellos que saltan al interinato después terminan saliendo de los clubes por la puerta de atrás, inevitablemente. Él quiere seguir en Chivas.

Recuérdese que la familia Leaño ha estado vinculada al Guadalajara desde hace decenios. En el acta constitutiva de la Promotora Deportiva Guadalajara, que presidía Salvador Martínez Garza, aparecían los nombres de Juan José y Antonio Leaño, los dos personajes que fundaron y desarrollaron a la Universidad Autónoma de Guadalajara.

Incluso, Martínez Garza estaba casado con una hermana de los Leaño, y sus hijos, hoy propietarios de Akron, llevan esa misma sangre, y en su momento, hubo incluso una propuesta para inversión en el Guadalajara, en la mesa de Jorge Vergara.

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En lo futbolístico, el bautizo de fuego para Marcelo Michel Leaño es inmejorable: las Águilas del América. A los 34 años dirigirá a un equipo en crisis ante el líder del torneo, y además el contrincante por antonomasia de Chivas.

¿Está preparado para la cita? Vale decirse que para este citatorio, Leaño se ha venido preparando toda su vida.

Desde el interior del club se afirma que el interino ha visto más veces los juegos de Chivas que el mismísimo Vucetich cuando estaba al cargo, o que el director deportivo Ricardo Peláez. Sus anotaciones sobre cada jugador del Guadalajara son más puntuales y exactas que los registros médicos y futbolísticos que tiene el mismo club.

Y desde el interior del equipo se afirma que Leaño ha revisado los videos del mejor América de Santiago Solari. No el equipo que fue arrollado por Toluca el fin de semana pasado, sino el de sus momentos más sobrios y dominantes.

Tal vez, Leaño se ampara en uno de los fundamentos de Cruyff: “Las fortalezas de tu adversario muestran más sus puntos débiles, que sus mismas debilidades”. Y además, sabe que el sábado recibirá a la más poderosa versión de un América herido por Toluca.

Obviamente, conocer en detalle al adversario y a su propio plantel no es ninguna garantía. En la cancha de futbol se construyen y se destruyen fantasías; sin embargo, Chivas ganará en congruencia.

De entrada, seguramente, Leaño pondrá en la posición correcta a sus jugadores. Y pondrá en la cancha a los mejores en actitud y aptitud para el desafío, sin dejarse llevar por cualesquiera que hayan sido las extrañas divagaciones que tenía Vucetich.

Y detrás de ese ajado, sobado y encanecido dicho de “equipo que estrena técnico, gana”, la realidad es que los mismos jugadores de Chivas, expuestos, exhibidos, ridiculizados, inoperantes, a veces por los delirios del mismo Vucetich, querrán dar el juego que los congracie, los redima, los exculpe y los indulte ante su afición y su directiva.

Y claro, hay otro Marcelo Michel Leaño detrás del biombo. En Necaxa, donde tuvo un arranque promisorio, eligió, equivocadamente, solidarizarse con el grupo de jugadores extranjeros contrapunteado con el grupo de jugadores mexicanos. No fue capaz de conciliar entonces.

Ahí hay una lección agregada. La solidaridad suya debe ser generalizada para que sea correspondida. Si empieza, como Vucetich, a elegir favoritos y mimados, encontrará, nuevamente, el fracaso.

Pero, eso, seguramente ya lo sabe. A los 34 años va a equivocarse aún muchas veces, pero, en ese puesto de técnico de Chivas, interino o no, ya no puede ni debe equivocarse en lo que se ha equivocado ya otras veces.

Acechante, pues, le queda claro: entre la oportunidad y el oportunismo, sólo existe la cero tolerancia.