<
>

Pacquiao, la fuerza de la leyenda

Empujado por su esquina, Mario Barrios salió a hacer lo que debería haber hecho antes: tirar golpes, empujar la pelea, desbordar sin temor a las equivocaciones.

Pero había tenido enfrente a Manny Pacquiao.

Empujado por las 13.107 personas que pagaron para verlo volver, Manny iba arriba en las tarjetas cuando comenzó el décimo asalto de la pelea que realizaron en el MGM Grand de Las Vegas -que es como decir lo más parecido a su segundo hogar.

La vuelta de la leyenda también modificó la posible actuación del campeón mundial welter del Consejo. No debe ser sencillo estar enfrente a semejante personaje, amado por todos.

Y fue así que, ganando Barrios los rounds 10, 11 y 12, para los tres jueces, el combate terminó en un 114 iguales para Tim Cheatham y Steve Wainsfield, mientras que para Max de Luca terminó con un 115-113 para Barrios.

Para este cronista había ventajas para el filipino, igual que el Juez de Hierro, Fernando Barbosa, responsable de la tarjeta de ESPN KNOCK OUT que transmitió la pelea: 115-113.

Y lo mismo ocurrió con el público, volcado sentimentalmente a un hombre que, a los 46 y con casi cuatro años de inactividad (su última pelea fue ante Yordenis Ugas quien lo derrotó por puntos el 21 de agosto de 2021) solamente pudo mostrar retazos de su esplendor.

El Padre Tiempo es inexorable.

Imposible pedirle al tiempo que vuelva, salvo muy pocas excepciones. Más allá de la edad, está la falta de peleas en este caso. Sin contar que los golpes entran, pero no salen. Preguntarle sino a Tim Tszyu luego de su derrota ante Sebastián Fundora, cuando un piadoso rincón lo sacó de pelea antes de salir al octavo round, evitándole un castigo innecesario.

Veterano de tremendas batallas ante tremendos rivales (Erik Morales o Juan Manuel Márquez para dar solo dos ejemplos), Manny sintió que había sido el ganador después de la pelea.

Y teniendo en cuenta que sus ingresos por esta pelea pueden alcanzar a los 20 millones de dólares, habrá poderosas razones para otros desafíos. “Para esta pelea entrené dos meses”, aseguró. Tal vez para convencerse a si mismo, porque para la próxima tal vez tenga enfrente a un rival al que, como Barrios, le pese más la leyenda que la realidad. Barrios, que se llevará una suma que podría llegar a dos millones y medio no descartó una revancha.

A lo largo de cuatro décadas, “Pac-man” fue robusteciendo una campaña tapizada de grandes nombres y de tremendos combates. Muchos apostaban a que si no lograba un nocaut rápido, Manny iba a tener problemas serios en los últimos asaltos y no fue así, gracias a que tuvo enfrente a un respetuoso Barrios que no le dio a su trabajo la consistencia debida. O sea que el empate le permite a “El Azteca” conservar su corona y a Pacquiao seguir soñando, aferrándose a lo que logró.

Tal vez en el futuro no sea suficiente, pero a las leyendas es complicado enfrentarlos a la realidad cruda.

Frente a un espejo poco confiable, es posible que Manny siga convencido de que se puede. Después de todo, si la fe puede mover montañas, Pacquiao, como ha ocurrido tantas veces, con tantos otros, se pregunte: ¿Después de todo, por qué no?

Como siempre, el Tiempo será testigo.