Boxeo
Carlos Irusta 8y

Cuellar, sin apremios

BUENOS AIRES -- Jesús Cuellar defendió con éxito su corona de peso pluma WBA. Fue su quinta defensa, si se cuentan las que hizo cuando era titular Interino, y la segunda desde que es campeón regular. Detalles aparte, esa experiencia, sumada a una actitud firme en el ring, fueron dos elementos que lo llevaron a su triunfo por puntos sobre Jonathan Oquendo, la noche del sábado en el Barclay’s de Brooklyn, Nueva York.

Se esperaba una guerra, pero no fue para tanto. Mérito del argentino, que al tomar decididamente la iniciativa, obligó a su desafiante a mantenerse en la raya. Cuellar le ganó el ataque prácticamente toda la noche y de esta manera, obligado a retroceder, Oquendo, a quien llaman “Polvo”, debió conformarse con apostar a sus derechas en cross o al amarre.

La pelea pareció encontrar su destino en el cuarto asalto, cuando Cuellar –a quien le gusta ser llamado “El Forastero”-, derribó a su rival en una acción confusa, porque si bien hubo un cruce de pies, se notó una mano cruzada a la cabeza. Se levantó Oquendo y, teniendo en cuenta el poder de las manos del argentino, pensamos que podía haber una definición categórica, pero no fue asi. De hecho, fueron varias las situaciones en las que Cuellar conectó con justeza a Oquendo y este, con bravura, siguió en la lucha, resistiendo todo.

“Pensé que podía haber nocaut, pero Oquendo, agachándose mucho, no me dio blanco para meter la izquierda a fondo”, dijo el ganador. Y efectivamente, una de las tácticas de su desafiante fue, en todo modo, agacharse lo suficiente como para esquivar la mano más efectiva de su rival.

Cortado en la ceja izquierda producto de un encontronazo, Oquendo por momentos fue más peligroso con la cabeza que con los puños. Sumado al gran despliegue físico que le imprimió Cuellar a la lucha desde los primeros asaltos, hubo una especie de tregua que se tomó el campeón en la parte final del encuentro. De todas formas siempre fue el más peligroso y efectivo, sobre todo por la cantidad y justeza de sus golpes combinados, generalmente a la cabeza.

“Sabía que estaba ganando bien en las tarjetas, tuve que cuidarme de los cabezazos y por eso tranquilicé un poco el ritmo”, dijo Cuellar. Teniendo en cuenta un apodo que utilizaba hasta hace un tiempo, “El Jinete del Nocaut”, es difícil evitar la tentación de no escribir que en este caso, El Jinete ganó de punta a punta. Efectivamente, el fallo fue unánime y amplio a su favor, sin dejar ninguna duda: dos jurados le otorgaron 116-111 y el restante, 120-107.

El argentino –que tuvo en su rincón a su compatriota Juan Ledesma-, ahora suma 28 victorias con 21 KO y una derrota. Conectó, según la estadística, cerca de mil golpes en los 12 asaltos mientras que su rival llegó a 637, lo que marca una clara diferencia en la producción de cada uno.

Oquendo quedó con una marca de 26 peleas ganadas, 16 antes del límite y cinco derrotas. “En lugar de salir a pelear, me puse a boxear y ese fue mi gran error. Cuellar me ganó muy bien. La herida me impidió ver lo suficiente, pero no hay excusas”, dijo el retador.

Cuellar, que en junio venció por KO en 6 vueltas a Vic Darchinyan, aseguró que en este momento piensa en descansar. “De mi futuro se ocupa Sebastiàn Contursi y ya veremos que pasará durante el 2016, aunque de elegir me gustaría pelear con Leo Santa Cruz”. De hecho, el ganador mencionó que “Por ahora me gustaría hacer dos peleas más en peso pluma y luego subir de categoría”.

En la pelea principal de la velada, el campeón mediano WBA, Daniel Jacobs, “The Miracle man” venció en el primer asalto a su retador invicto, Peter Quillin, “Kid Chocolate”. En la llamada “Batalla de Brooklyn”, Jacobs, que ahora totaliza 31 peleas ganadas con 28 nocauts, con una sola derrota, ganó de una forma breve y terminante.

Tras recibir una mano muy dura a la cabeza, Quillin quedó totalmente conmocionado, llevando al referì Harvey Dock a detener la pelea. Según declaró luego el referí, Quillin (32-1-1, 23 KO), “No tenía ni idea de donde estaba”. Y teniendo en cuenta que el encuentro recién comenzaba, con un boxeador totalmente a disposición de su rival, es de entender que la decisión del referì fue la correcta.

“El Forastero”, ganó en Nueva York ante 8.443 espectadores, no dejó dudas y se quedó con la corona pluma WBA sin mayores tropiezos. No se puede pedir más cuando ya está terminando el año y de esta forma, a los 28, se convierte en el boxeador argentino más efectivo del momento.

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