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No fue pelea

Denis Lebedev venció en dos asaltos a Víctor Emilio Ramírez en Moscú y retuvo su título crucero AMB y sumó el FIB AP

BUENOS AIRES -- No, no fue pelea. En el comentario previo, habíamos pensado que uno de los caminos –o quizás, el único potable- que tenía Víctor Emilio Ramírez frente a Denis Lebedev era salir a achicar espacios, trabajar con muchos envíos y llevárselo por delante, para no dejarlo armar. En el ring, fue todo al revés.

¿Mérito del ruso o déficit del argentino? Se podría decir que las dos cosas. Ni Ramírez salió a achicar los espacios imponiendo su fuerza, ni Lebedev se lo permitió, caminando muy bien de lejos, tirando algunas sólidas derechas en punta y amenazando con su arma favorita: la izquierda ascendente, ya que es zurdo. Si en el primer asalto se notó que Ramírez, al no ponerle vértigo a su trabajo en la media distancia, dejaba un enorme hueco para los ascendentes del ruso, en el segundo se acabó todo.

Ramírez –que ahora suma 22 victorias con 17 KO, 3 derrotas y un empate- no pudo hacer nada ante un boxeador sólido, práctico y de gran potencia. Lebedev logró su nocaut número 22 en 29 triunfos, con 2 derrotas. O mejor dicho nocaut técnico: Ramírez no había logrado conectar un solo golpe neto, cuando apareció el envío tan temido. Esa zurda ascendente, casi un uppercut de Lebedev, hizo mucho daño, como en otras peleas. Fue el prólogo del final.

Se filtró por entre la guardia al mentón del hasta entonces campeón crucero FIB y ahí se fue con todo el ruso, hasta que su rival anduvo por la lona. La cuenta de Steve Smoger llegó a 9, con Ramírez de pie, pero sin saber en realidad donde estaba. Era, apenas, una cuestión de tiempo.

Lebedev se lanzó al ataque y, aunque Ramírez se agachó varias veces para evitar los uppercuts, recibió una lluvia de golpes, muchos cruzados a la cabeza, a tal punto que, en un momento, “El Tyson del Abasto” se dio vuelta, impotente: dio toda la sensación de que no quería seguir peleando.

De todas formas, tuvo que rearmar la guardia, pero fue inútil, porque Lebedev continuó con una tremenda lluvia de golpes cruzados –muchos pegaron también en los guantes de Ramírez, que se defendió como pudo-, hasta que el referí decidió detener el combate. Podría haberlo hecho unos segundos antes, es cierto, pero Smoger debe haber preferido darle una chance hasta el final, una manera de evitar las posibles protestas.

Lebedev, que ahora suma el título de la FIB, no tuvo ningún problema –ya comentamos que no vimos que recibiera ni siquiera un golpe sólido- y, encima, con su movilidad de piernas y brazos, hasta se dio el lujo de esquivar fácil a su rival y hasta dejarlo desairado. Y nada más, porque no da para más una pelea que no fue tal, en donde hubo un solo dominador y en la que todo se terminó más rápido de lo que muchos creíamos. Si Víctor Emilio Ramírez tenía un plan A, o B, no lo sabremos nunca.

Se podrá cuestionar que el nivel de oposición que tuvo en sus últimas peleas no fue el más exigente, cosa que comentamos en la nota previa, pero ahora, con el resultado a la vista, no hay mucho más que agregar.

Eso sí, quedó en claro que Lebedev, a los 36 años y con Freddy Roach en su esquina, si tenía un plan. Y lo cumplió al pie de la letra, casi sin transpirar.