Boxeo
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 5y

La duda de Joshua: ¿estirar la pelea o evitar el riesgo de una sorpresa?

Anthony Joshua (22-0 con 21 KOs) peleará por primera vez en Estados Unidos. Defenderá contra Andy Ruiz Jr. ( 32-1 con 21 KOs) sus tres títulos en la máxima división y lo hará en una pelea dominada totalmente por los intereses comerciales.

El británico no va contra un rival que en la teoría previa pueda poner en riesgo su victoria. Por lo contrario, va contra el rival que le garantiza la atención del segmento crucial de la platea: el fanático mexicano.

En su descargo, hay que recordar que pelear contra Ruiz no era ni la primera ni la segunda opción, elegirlo fue un recurso, un manotazo de ahogado ante la falta de rivales, luego que primero se cayó la pelea original contra Jarrell Miller y luego el cubano Luis Ortiz rechazó enfrentarlo.

Sin oponentes que llegaran al grado de “exigencia riesgosa”, lo de Ruiz indudablemente fue un tiro de efecto, un disparo de marketing, que pudiera darle cierta dimensión a la esperada presentación de Joshua en Estados Unidos. El californiano de ascendencia mexicana le garantiza, al menos, cierta expectativa a su debut por dos únicas razones: su origen azteca y la remota posibilidad de que se produzca una sorpresa descomunal. O sea, una victoria de Ruiz.

¿Es posible imaginar o esperar esa sorpresa? La posibilidad es lejana, pero existe, y curiosamente el propio Joshua podría ser el directo responsable por la misma.

La duda de Joshua: ¿Ganar temprano o estirar la pelea?

Por tamaño, por peso y seguramente por contundencia en la pegada, las diferencias entre el británico y su rival son desmesuradas. Al menos en la teoría previa. Como lo insinuó el ex campeón mundial David Haye, “a (Andy) Ruiz le quitas el exceso de grasa y sería un peso crucero”. Al menos en el tema volumen le asiste toda la razón. Verlos frente a frente en la conferencia del jueves, alcanzó para establecer los verdaderos parámetros que marcan las enormes ventajas del campeón sobre su rival. Joshua supera a Ruiz por 10 centímetros en altura y por 20 en alcance de brazos.

Si en este caso rige aquello de tamaño es documento, el británico debería despachar temprano a su oponente. Si a eso sumamos que Ruiz Jr. ha tomado esta pelea con muy pocas semanas para prepararla sus desventajas son claras y precisas. Sin embargo, esas mismas ventajas, ese favoritismo abrumador del británico necesariamente plantea incógnitas que nacen de las mismas razones que tuvieron para elegir a un rival de origen mexicano.

 

¿Le hará bien a la pelea, al espectáculo y a los planes de futuro de Joshua ganar temprano? Es posible que, por ese lado, exista alguna “recomendación de puro marketing”. Extender la agonía del rival, darle esperanzas de una victoria inesperada, jugar con la emotividad de la platea y cambiar el rótulo de venta de Joshua, de invencible a vulnerable. Todo eso o parte al menos, podría integrar el paquete de las dudas.

No es una utopía imaginar una estrategia de ese tipo. En el pasado reciente hubo casos similares. Miguel Ángel Cotto, en junio del 2014, cuando enfrentó a Sergio Martínez que ostentaba el titulo mediano del CMB es uno de esos ejemplos. El argentino subió en una pierna y el boricua evitó agigantar el bochorno “dejándolo vivir” por diez asaltos hasta que Pablo Sarmiento, entrenador de “Maravilla”, decidió parar la pelea. Muchas voces le cuestionaron en ese momento al boricua por ser tan condescendiente con su visión mercantil de la pelea.

Tiempo después ocurrió otro caso, que también puede encuadrar en la posible política que seguiría Joshua en su plan de pelea: Gennady Golovkin vs. Daniel Jacobs. Al cabo de ese combate y tras concretarse le millonaria pelea contra Saúl ‘Canelo’ Alvarez, Abel Sánchez, entrenador entonces de GGG, aseguró que su pupilo ‘aflojó’ el ritmo para lucir menor poder boxístico como herramienta de convencimiento para que el mexicano aceptara enfrentarlo.

Es posible que haya sido una estrategia y es posible que solo una arrogancia de un entrenador que siempre habló más de la cuenta, no obstante, el boxeo profesional – a ese nivel – nos ha enseñado en el último tiempo que es más lo que esconde que lo que realmente muestra.

Anthony Joshua, si gana temprano, corre el riesgo que luego se hable más de su abuso que de su ansiada pelea contra Deontay Wilder. Pero, si elige ser conservador y jugar al ‘gato y al ratón’ con Ruiz, corre el riesgo de darle al californiano una buena razón para intentar con otras ganas el batacazo. Y en ese caso, aumentarán las posibilidades de esa sorpresa. Y cuidado, incluso, ganar en las tarjetas para el británico podría sonar a bochorno.

Ante ese escenario, es obvio apuntar que la duda está justificada.

La ventaja de Andy Ruiz: No ser favorito

Andy Ruiz es la victima elegida, la carne de cañón o para decirlo en términos más respetuosos, el actor de reparto nominado a una actuación irrelevante en la comedia. El que sube a perder, porque fue seleccionado para ello. Es imposible imaginar en estos tiempos en que los campeones eligen contra quien pelear, que van a hacerlo contra alguien que los pueda vencer.

Joshua no es la excepción. La clave pasa por el tamaño de su convencimiento y si el mismo – en caso sea desmesurado – lo lleve a subestimar al californiano. Si a esa posibilidad deportiva sumamos la necesidad comercial de que esta pelea demore unos cuantos asaltos en finalizar, hay posibilidades de que Joshua pise territorio desconocido y se lleve un buen susto.

Andy Ruiz tiene pegada, lo ha demostrado. Es resistente al castigo, no elude el intercambio y en general es el más agresivo en sus peleas. Debe serlo sin duda, usualmente enfrenta a rivales que lo superan en altura y alcance, por ello su primera misión es romper la distancia. Cuando lo consigue, el tamaño de sus brazos le permite llegar por el mejor camino a la humanidad del rival e incluso con buena velocidad y potencia.

Si Joshua le cede la iniciativa, Ruiz podrá complicarle la noche, especialmente si elige castigarle la zona media. El británico tiene cuerpo de fisiculturista, pero pelea bajo sospecha de poseer un pésimo cardio. Se le ha visto jalar aire muy temprano y en peleas emblemáticas, como la que sostuvo contra Wladimir Klitschko, ten temprano como en el sexto asalto parecía totalmente agotado.

Es verdad que nadie debe engañarse sobre quién debería ganar la pelea y por KO en los primeros episodios. Pero, lo obvio en la teoría es una cosa y en la práctica otra muy diferente. Esa obligación del británico le puede jugar en contra, como también le puede jugar en contra la necesidad de convencer a una platea más escéptica como la estadounidense y para colmo, que abrumadoramente alentará la victoria del más débil. Si ese presunto más débil llega a los 12 asaltos, ya será una victoria, que sumada al apoyo de la platea, puede provocar alguna barbaridad en las tarjetas.

En conclusión, que Anthony Joshua trate de ganar temprano o su fiesta británica se puede convertir en una pesadilla mexicana. La elección es suya, Andy Ruiz ya ganó desde el momento en que esta ‘chamba’ le cayó del cielo, el resto será propina y en eso se incluye la utópica posibilidad de una victoria.

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