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Fury, Valdez y Dorticós ¿Dónde están, hacia dónde van?

Las carreras de Tyson Fury, Oscar Váldez y Yunier Dorticós tienen desafíos inmediatos. Getty Images & TopRank

Oscar Valdez es el más consolidado y legítimo monarca de la división pluma. Yunier Dorticós fue, dejó de serlo y ahora recuperó su condición de campeón crucero. Tyson Fury fue campeón unificado de los pesos pesados, no tiene cinturón universal actualmente, pero se autoproclama como legítimo campeón lineal.

Los tres ganaron en sus recientes peleas y los tres viven un momento de transición. Por circunstancias diferentes los tres pasaron por un reciente apagón en sus carreras y por una coincidencia extraña, cuando ya deberían estar establecidos en lo más alto del boxeo profesional, los tres van en busca del próximo escalón en sus carreras y ello repercute de manera dramática en su presente.

La razón de esta columna, precisamente, es explicar la razón por la cual su presente es solo un puente hacia otra dimensión, donde el objetivo radical de los tres será la conquista de un nuevo escenario.

¿Un nuevo Oscar Valdez en los superplumas?

Oscar Valdez venció, tal cual se esperaba, a un rival alternativo como Jason “Alacrancito” Sánchez en la séptima defensa de su título OMB de las 126 libras. Valdez de esa manera cumplió su segunda pelea en el 2019, la segunda luego de su regreso tras superar una fractura de mandíbula y la segunda presentación bajo la conducción de Eddy Reynoso.

Sánchez era un rival accesible desde lo boxístico. Sin embargo, el presente de Valdez hacía difícil y complicada a cualquier empresa fácil. La fractura de mandíbula sufrida en el 2018 ante Scott Quigg, es ese gran parte aguas que condiciona el hoy del monarca OMB. Valdez tuvo que cambiar radicalmente su estilo y regresar a sus orígenes, el boxeo especulador, de mayor defensa, de mayor actividad sobre piernas, de golpeo táctico, de volumen quirúrgico, de precisión, de rapidez y de mucho control de la distancia.

El cambio ha sido dramático y el experimento lo está empujando a tropezones. Falla en su golpeo, olvida los nuevos códigos, comete errores defensivos y ha cambiado contundencia por efectividad. O sea, al eliminar de su repertorio aquella manía casi suicida por fajarse en el tú por tú en el centro del cuadrilátero, ha perdido la contundencia que nacía del alto volumen y la explosividad. Ahora la tendencia es a lanzar menos y acertar más. Es por ello que le dio más trabajo noquear a su rival anterior, pese a ser tan discreto comoel italiano Carmine Tommasone y lo mismo ocurrió contra Sánchez, al que se debió conformar en vencerlo en las tarjetas.

Al cambiar de estilo, las 126 libras poco a poco se van convirtiendo en una división inhóspita para Oscar Valdez y seguramente eso explica la urgente necesidad de buscar una zona de confort acorde con su nuevo estilo: la división superpluma.

Tampoco debe imaginarla como una categoría fácil, por el contrario, allí hay una generación dura, con rivales de mayor peso y tamaño, lo que implica otros desafíos. Sin embargo, esa meta reconocida por el propio campeón, parece la adecuada para su nuevo boxeo.

En las 130 libras encontrará rivales que le pondrán presión y le facilitarán su estrategia: esperar, moverse, contragolpear y hacer la diferencia desde lo técnico-táctico. Los enigmas pasan por la reacción de su cuerpo al cambio de peso ¿Mejorará el poder de su pegada? ¿Mantendrá la velocidad? ¿Conseguirá adaptarse?

Para la próxima pelea de Oscar Valdez se manejan los nombres ingleses del ex monarca pluma Carl Frampton o el campeón de la FIB, Josh Warrington. Sin embargo, no sería de extrañar de que en cualquier momento el mexicano nos sorprenda con el anuncio de su renuncia al título y la subida a las 130 libras. La decisión parece ya tomada y es la correcta.

Yunier Dorticós se sumará al “tren de los pesados”

Yunier Dorticós venció en su última pelea a Andrew Tabiti, volvió a ser campeón universal de los cruceros (FIB) y consiguió el que, hasta el momento, puede ser considerado como primer candidato a KO del año. También logró el boleto a la final en la World Boxing Super Series que lo enfrenará a Mairis Briedis.

Fue una pelea de reivindicaciones y de regreso al primer nivel para el cubano, que en cierta forma está dando la cara por todo el boxeo de ese país. El año anterior, la derrota ante Murat Gassiev le negó la posibilidad de esa final, al mismo tiempo le hizo perder su faja universal y lo sacó angustiosamente del primer plano. Esta vez tendrá su justa revancha.

Sin embargo, ganar la serie mundial no es la meta final. En una charla con el periodista Jorge Ebro del Nuevo Herald de Miami, Dorticós reveló que luego subirá a la máxima división. Esa noticia no es poca cosa. El cubano seguiría los pasos de la ex figura estelar de la división, Oleksandr Usyk y de Murat Gassiev que ya trabaja en las montañas de Big Bear preparándose para su debut en los pesados.

Su éxito en los cruceros, necesariamente, será un revulsivo en la división superior donde hay falta de alternativas a las pocas figuras excluyentes. Esto abre un panorama sumamente atractivo para el 2020, temporada en la cual se produciría el debut del cubano.

Cómo le vaya por encima de las 200 libras acepta muchas especulaciones, pero nadie duda que será como mínimo una gran atracción verlo en ese peso, máxime si lo sumamos a las expectativas que despierta otro cubano exitoso como amateur y recién llegado a los pesos pesados: el invicto Frank Sánchez Faure

Tyson Fury a conquistar e imponer su estilo en USA

Tyson Fury debutó bajo la batuta de TopRank y por ESPN en Estados Unidos. Lo hizo a lo grande. Fue el protagonista de un espectáculo de luces en el MGM Grand de Las Vegas, donde lo menos importante fue su rival de turno. El invicto alemán Tom Schwarz le duró apenas dos asaltos.

El rival y el resultado son solo parte de la anécdota, el objetivo de Fury era otro. Precisamente el que consiguió llamar la atención sobre su personalidad pintoresca y desenfadada, como un elemento decorativo de un boxeador que técnicamente está muy lejos de resultar una puesta en escena. Fury puede ser excelente si se lo propone y ahora parece dispuesto a trabajar para demostrarlo.

Luego de todo el drama en que se transformó su vida luego de sorprender al mundo con aquella victoria sobre Wladimir Klitschko en 2015, lo de Fury es un auténtico renacimiento americano y su pelea en Las Vegas el punto de partida. El objetivo: conquistar este país y es evidente que ello podría ocurrir en la primera mitad del 2020, cuando vaya por la revancha contra Deontay Wilder.

Su mente y actitud fuera del ring parecen haber encontrado el balance adecuado. Fury está con el control de su vida y la vida familiar parece ser ese sostén que permite el equilibrio correcto. No por un acaso, también pretende imponer en USA lo que inventó en Inglaterra. Lo hizo en la conferencia previa cuando invitó a todos los presentes a que lo acompañaran cantando el clásico de Don McLean, "American Pie". O el sábado, cuando, sin quitarse los guantes, tomó el micrófono y cantó ‘I Don’t Wanna Miss a Thing’, otro clásico, pero de la banda Aerosmith y se lo dedicó a su esposa.

Si tomamos en cuenta que, desde la conferencia, pasando por la ceremonia del pesaje y su llegada acompañado por Apollo Creed, lo de Fury fue más un show que un espectáculo de boxeo, es muy fácil percibir hacia dónde va su carrera, como se construirá esa marca de éxito y las consecuencias promocionales que esa fusión de locura inglesa y estadounidense podría influenciar al negocio del boxeo en los próximos meses.

Todo dependerá de las excentricidades de Fury, pero también de su éxito dentro del ring. Por ello, vencer a Wilder debe ser el primer paso de su loca conquista del nuevo mundo. Al final, siempre la historia se repite: los ingleses fueron los primeros en llegar a este país. Con el tiempo, tal vez, este inglés de origen gitano le invente una nueva y más alegre cara al boxeo profesional.