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En defensa (más o menos) del "softbol cervecero"

Algunos le llaman “Regla Schiller”, pues fue el ex presidente de la Federación Internacional de Béisbol Harvey Schiller el primero en ponerla en práctica. Otros le dicen “Regla del Béisbol Internacional”.

Yo prefiero llamar “Regla del Softbol Cervecero” a ese método de colocar corredores en primera y segunda para iniciar el undécimo inning, que tanta controversia ha causado en el Clásico Mundial.

Porque así se aplica en los torneos amateurs de softbol, debido a que los partidos tienen un límite de tiempo y hay que agilizarlos lo más posible para buscarle un desenlace si llega empatado después de los siete innings reglamentarios.

Tres veces ha sido necesario usarla en este WBC: Japón vs Holanda, en la segunda ronda en el Tokyo Dome, República Dominicana ante Colombia en el Marlins Park de Miami, y anoche, en la primera semifinal, entre boricuas y holandeses en Dodger Stadium.

Definitivamente no me gusta y me cuesta trabajo encontrar simpatizantes con ese sistema.

Quienes viven el béisbol con toda la intensidad del mundo preferirían un final más limpio, sin ayudas adicionales que suenan absurdas para los defensores de la pureza de este deporte.

Pero…Siempre hay un pero, al menos, en el Clásico Mundial.

Con las limitaciones en el número de pitcheos para los lanzadores y dado en momento de la preparación en que estos se encuentran de cara a la temporada, es un problema si un juego se extiende demasiado.

Imaginen que un encuentro se va a 15, 16 o 18 episodios y algún equipo se queda sin serpentineros que poner porque ya todos agotaron su cifra de envíos permitida.

¿Sería positivo para un espectáculo como el que estamos disfrutando que venga a la lomita un jugador de posición porque no hay nadie más para lanzar?

Escojan ustedes del mal, el menor. Al menos para mí, sería imperdonable que se llegara a ese extremo ridículo.

Entonces no queda otro remedio que buscar alguna manera para forzar el desempate. Y esta es la salida más lógica.

¿Qué Puerto Rico ganó porque tuvo esa ventaja adicional en el undécimo capítulo? No, de eso nada. Ganó porque supo ejecutar las jugadas de acuerdo con las circunstancias del momento.

Holanda tuvo la misma oportunidad en el comienzo de ese inning y se fue con las manos vacías por no hacer las cosas que debía.

La regla es la misma para los dos equipos y lo que es parejo, no es ventaja.

La controversial regulación acarrea problemas también para los anotadores, pues por ejemplo, ¿por qué cargarle al gigante de siete pies y una pulgada Loek Van Mil la carrera decisiva que anotó Carlos Correa, cuando él no fue responsable de que ese hombre estuviera en circulación?

Es injusto e ilógico, pues en realidad, Van Mil sólo embasó por boleto intencional a Javier Baez para llenar las almohadas y tratar de buscar una doble matanza salvadora que nunca llegó.

Ojalá que al comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, envuelto en una cruzada por agilizar los partidos, no le dé ahora por imponer la regla en la temporada regular.

Hay otras maneras de acelerar el desarrollo de los encuentros sin necesidad de llegar al extremo de convertir el mejor béisbol del mundo en una liga de softbol cervecero.

Casualmente, así ganamos el pasado sábado en extrainnings los Industriales, el equipo donde juego en el torneo de softbol de veteranos de más de 45 años en el Bucky Dent Park de Hialeah.

Después celebramos la victoria con generosas cantidades de cerveza.