Horner ya no sigue en Red Bull. Una pieza clave más que ya no está. ¿Le conviene a Verstappen seguir en la escudería de la bebida energética?
Christian Horner ya es historia. La guerra interna, la tóxica relación donde se cruzaban Jos Verstappen y su ‘rival’ en el hospitality de Red Bull fue ganada por el padre del mejor piloto del mundo, pero ¿será que a Max Verstappen le conviene quedarse en el equipo de Milton Keynes o lo que queda de él?
Algunos asumen que el despido intempestivo de Horner, significa que Verstappen ya no escuchará ofertas y se mantendrá en Red Bull hasta el fin de su contrato que vence en 2028.
Pero el que el team principal que durante 20 años y medio dirigió a la escudería a ir de la nada a ganar 8 Campeonatos de pilotos y 6 de Constructores, 127 Grandes Premios y a pelear con los monstruos de la industria automotriz que poseían escuadras en la F1, haya salido por la puerta de atrás, sólo habla de las muchas malas decisiones que engarzó Horner en los últimos tres años y que ahora le cobraron la factura.
¿Por qué, tal vez no sea buena idea para Verstappen quedarse en Red Bull?
Red Bull podría no tener un auto ganador en 2026
Para empezar, los éxitos de Red Bull están ligados intrínsecamente a la presencia del diseñador, Adrian Newey. Ese, como lo dijo Horner en alguna ocasión, fue su movimiento más trascendente al frente del equipo al que arribó en 2005 con 31 años, para ser el team principal más joven de la historia.
Una fiesta en el garage, la música a todo volumen y la camaradería de un joven equipo auspiciado por una marca de extrañas bebidas energizantes, sedujo a Newey, quien en ese momento trabajaba con McLaren bajo el yugo del otrora poderoso Ron Dennis.
Newey quería un cambio de aires, libertad de creación y el estímulo de un estilo nuevo de hacer las cosas, esa frescura la aportaba el grupo encabezado por Horner.
Así que Newey se mudó a Red Bull y al cabo de 18 años diseñó los autos que Sebastian Vettel y Max Verstappen llevaron a un par de tetracampeonatos.
Newey se fue, en gran parte, por culpa de Horner, papá Verstappen y Helmut Marko, que al estilo de familia que vivía armónicamente mientras el patriarca presidía, se pelearon y se desconocieron por apoderarse lo que dejó Dietrich Mateschitz cuando murió.
Sin Newey, quien ahora pasa el tiempo en su restirador en la oficinas fastuosas de Aston Martin con la mira puesta en volver a dar clases de cambio de reglamento en 2026, Red Bull está en manos de Pierre Waché, quien en 2024 y 2025 ya dio muestras de no poder seguir un concepto exitoso con los RB.
Es poco probable que los ingenieros que quedaron tras la fuga de Newey y la previa salida del talentoso Rob Marshall, quien ahora tiene a McLaren en los cuernos de la Luna (o del toro, como se quiera ver), vayan a poder hacer un auto que compita con la competencia, encabezada por los autos papaya, Mercedes, Ferrari y, todo mundo espera mucho del auto verde que idea Newey.
Así que ese factor seguro pasa por la cabeza de Max.
Red Bull hará sus propios motores con apoyo de Ford
Desarrollar una unidad de potencia ganadora para los autos de Fórmula 1 es tan o más difícil que diseñar la aerodinámica de un monoplaza dominante.
No es algo que se logre de la noche a la mañana, por ello, el hecho de que Red Bull vaya a dejar de contar con lo motores Honda para, en su lugar, desarrollar sus propias unidades de potencia en asociación con Ford es un gran albur.
Honda ha probado ser un proveedor comprometido que, ante todo, quiere que su marca esté en el auto ganador o por lo menos que peleé adelante. Les costó su paso por McLaren, pero en Red Bull volvieron a ser fuertes.
Nada le garantiza Max Verstappen que los Red Bull Powertrains con el apoyo de Ford podrán competir con los que se espera sean los motores más confiables y potentes, Mercedes y Ferrari.
La última vez que Ford estuvo en la F1 fue en 2004 como Ford Cosworth y su último título mundial fue con Michael Schumacher en el Benneton de 1994.
Uno de los proyectos iniciados por, el hoy despedido, Christian Horner fue la creación de la planta de motores de Red Bull. A su estilo, Horner convenció a la gran mayoría de la planta laboral que tenía Honda para quedarse a trabajar con RBPT, así que esa puede ser una esperanza de que hay un conocimiento y desarrollo de la tecnología híbrida en F1 y que no llegarán en blanco.
Poder sin contrapesos, arma de doble filo no tener a Horner
De alguna manera, la derrota de Horner es el triunfo de Marko, Jos Verstappen, Raymond Vermeulen, Oliver Mintzlaff y Mark Mateschitz, ahora no hay una fuerza contraria ni un contrapeso, a menos que Laurent Mekies, nuevo team principal trate de cambiar totalmente la dinámica de un equipo que, se sabe, llegó a tener el ambiente más tóxico del paddock de la F1.
Los que se quedan se olvidan que fue Christian Horner quien armó el equipo de la nada, el que lo trabajó en un medio ambiente donde reinaban los Frank Williams, Ron Dennis, Flavio Briatore, Eddie Irvine, Jean Todt, Nick Fry, Peter Sauber y Paul Stoddard. Nadó entre tiburones y salió ileso.
El peso de Horner en la FIA, en Liberty Media y en las decisiones del deporte era muy alto, sin él, Red Bull pierde fuerza de influencia, ya sea porque lo temían o lo respetaban.
Hoy, Red Bull ha dejado de ser el mejor pitcrew de la F1, ya no está Jonathan Wheatley como director deportivo, además de figura central en las disputas de reglamento antes, durante y después de los Grandes Premios.
No demos por descontado que la salida de Christian Horner fue una movida para asegurar la continuidad de Verstappen en Red Bull. El auto todavía no anda, el segundo piloto es menos que un pasajero y el cambio de reglamento de 2026 puede desnudar al verdadero equipo de Woking.
Tal vez fue una manera desesperada de tratar de amarrar a Max, un movimiento para mostrarle al equipo que lo maneja, que la reestructuración es en serio, pero no sería una sorpresa que el neerlandés todavía piense en volar del nido.
