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Fórmula 1, Max encabeza la rebelión

La Fórmula 1 lo necesitaba, ya eran muchos ocho Grandes Premios en manos del ‘tirano’ Mercedes, por lo que la rebelión de Max Verstappen en el Gran Premio de Austria debería alegrar hasta al equipo alemán.

Además, el holandés, hijo de Jos Verstappen un piloto mediano de la F1 de los 90’s, no parece dispuesto a que los ferraristas proclamen a Charles Leclerc la próxima maravilla de la F1, ese prodigio al volante, dijo hoy Max con su actuación, llegó hace cuatro años al Gran Circo.

El francés de Ferrari estaba encaminado a la primera victoria de su vida en la categoría, ese bautizo de champaña que separa a los ganadores del resto de la parrilla, pero no contaba con que Verstappen encelaría desde la novena posición.

A una vuelta del final de la carrera una maniobra de Max sobre Charles de más empuje que talento, de más ansia que precaución, de más inconsciencia que cabeza, pero una maniobra necesaria con un toque entre los autos y totalmente en los límites de la pelea justa que le dio su sexto triunfo en la F1.

Verstappen tuvo un arranque en cámara lenta, terrible y somnoliento que lo tiró hasta el lugar 9 y de ahí subió con furia, uno a uno, se comió a Norris, Raikkonen, Vettel, Bottas para incitar la locura en las tribunas naranjas.

Carrerón de este chamaco de 21 años, nacido en Bélgica país de su madre una campeona de kartismo. Día de furia que regresó a Honda a ganar un GP por primera vez en 13 años y eso que Fernando Alonso aseguraba que el motor japonés era más digno de la GP2 que de la F1.

El que maneja el auto número 33 del equipo de casa en el Red Bull Ring ha sido el único que ha podido robarle triunfos a Mercedes en los últimos 12 GP’s. Max lo había hecho antes en México en 2018.

El rebase de Verstappen a Leclerc requirió más de tres horas de “análisis” de parte de los comisarios, que los llamaron a declarar y que finalmente deliberaron (raro en ellos) a favor del deporte sobre un reglamento rígido estático y anodino.

La decisión llenó de amargura a Ferrari. El rostro de Leclerc en el podio era la radiografía de una frustración. De nuevo no le alcanzó para subir el escalón con el número uno. Tal vez en esta ocasión a Charles le faltó malicia o le sobró inocencia, pero peleó con bravura con limpieza y sólo cedió cuando no le quedó más espacio ni pista.

Eso no significa que Mercedes está derrotado, por el contrario, esperemos su regreso en Silverstone en dos semanas. Este puyazo a su dominio sólo los hará trabajar más.

Ferrari se esfuerza, pero no consigue sacudirse la nube negra. Ahora es cuando la temporada debe tornarse un buffet de emociones y no sólo una dieta con base en flechas servidas por el gran Hamilton.