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Vettel encontró la redención con la lluvia y el regazo de Hockenheim

Se dice que en el lenguaje cinematográfico que la lluvia significa redención, renacimiento, pero también simboliza destrucción y limpia.

En la película del Gran Premio de Alemania del domingo 28 de julio vimos cómo el agua que vino de la lluvia significó todo eso para los equipos y pilotos.

Vimos cómo Sebastian Vettel al estilo de Andy Dufresne en la película de ‘Shawshank Redemption’ o ‘Sueño de fuga’ (1994, Frank Darbont) salió del túnel del desagüe en el que se encontraba. Sucio entre la oscuridad, condenado y el mismo salió de la tubería en una fuga que lo llevó del lugar 20 de la partida al segundo en podio.

Todo esto en su casa, en Alemania, en el circuito de Hockenheim, celosísimo sinodal que hizo girar, chocar o al menos llevarse un susto a cada piloto, pero que con él fue amable, siempre y cuando lo respetara.

La debacle que sufrió el germano de Ferrari el sábado no la habría podido escribir mejor el mismísimo Stephen King. El viernes el más veloz en las prácticas, el sábado en la FP3 sólido junto a su compañero Charles Leclerc para caer en un hoyo negro la calificación. Esto después de un terrible GP de Gran Bretaña, donde se vio vacío, sin alma, sin hambre y sin ritmo.

Fallas en el turbo y posición 20 de salida, mientras que a monegasco Leclerc le acontenció lo mismo, pero en la Q3 y alcanzó a ser P10.

Nada peor que hacer en ridículo frente a tu gente, pero el domingo con la lluvia llegó el ‘maná’ que fertilizó un gran día para Vettel.

Resiliente, paciente vio caer uno a uno a sus rivales en las fauces del ‘Hockenheimring’: Pérez, Ricciardo, Leclerc, Hulkenberg, Bottas, Gasly y otras víctimas de fallas de su auto. No fue un manejo espectacular, salvo en las vueltas postreras, más bien fue cauto y observador.

Se llegó a la parte final de la carrera y Vettel estaba en sexto lugar en posición de atacar y lo hizo: Albon, Sainz, Stroll y Kvyat fueron una muesca en la cacha del arma de Sebastian, sólo Verstappen se escapó, el único de los pilotos que largó en el Top 5 y se mantuvo para pelear la punta a pesar de que vivió un momento de pánico con un trompo de 360 grados, que felizmente controló dentro de la pista.

Así, un podio inverosímil con Max, Seb y Daniil Kvyat, este último un auténtico resucitado que volvió a la cumbre de los festejos y el baño de champaña por primera vez en más de 3 años y 3 meses.

Vettel no fue el único que puede decir que en Alemania volvió a llenar de sangre sus venas y a mostrar los dientes en una ventana feliz, qué decimos de Lance Stroll, cuarto lugar o el inaudito décimo puesto de Robert Kubica luego de la descalificación de los dos Alfa Romeos.

Algunos burlones y malintencionados dirán que alemán no fue el piloto del día, sino que el premio lo merecía el Safety Car (tuvo más tiempo en TV que 3/4 de la parrilla) pero ir del 20 al 2 tiene su chiste, y mucho.

La lluvia empareja las posibilidades en la pista, hace mortales a los dioses y desnuda a los que pierden el temple, ahí Vettel se fugó del ocaso y apunta para cerrar aliviado las 10 carreras que restan en el calendario.