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Las tres crónicas de futbol escritas por un tal Enzo Ferrari

Enzo quiso ser director de un diario local; Ferrari hizo un poco más que eso

El aspirante a periodista…

Antes de que Enzo se convirtiera en Ferrari, el italiano a los 16 años de edad tuvo un breve paso como aspirante a periodista. Su interés inició en los meses inmediatamente anteriores a la Gran Guerra, en su ciudad natal, Módena.

Ahí, Enzo hizo de mandadero para la redacción Provincia di Modena, un diario local. En su libro autobiográfico, Ferrari 80, el mismo Enzo recuerda que alguna vez tuvo la ambición de convertirse, algún día, en el director de aquel diario.

Sin embargo, no hay una sola nota firmada por él en este pequeño periódico. Pero sí pudo estampar su nombre en uno nacional: La Gazzetta dello Sport, un periódico fundado en 1896, dos años antes de que Enzo naciera el 18 de febrero al norte del joven Reino de Italia.

Enzo estampó su firma en tres crónicas de futbol, que para entonces era un deporte menor en la recién unificada península. De hecho, la Gazzetta tenía al futbol en una sección de miscelánea deportiva a la que llamaban ‘deportes atléticos’. El football, seguía siendo muy inglés e Italia aún no lo había hecho suyo; aún no era el deporte de mayor convocatoria o importancia. Al momento de escribir, el mismo Enzo lo hizo en terminología inglesa, propia de su tiempo.

“La certeza de la derrota y la falta de algunos elementos excelentes han inspirado a los dirigentes del Modena una nueva alineación, extraña e incomprensible; bastará con decir que el buen Roberts ahora jugaba de centro forwards y que para sustituirlo como centro defensivo se llamó nada menos que al excapitán de los boys, Molinari”. Esto lo rescata Luca dal Monte en su libro Enzo Ferrari, La vida de un grande, y el párrafo corresponde a la crónica del partido entre el local Modena, que perdió 7-1 contra el Internazionale –el texto fue publicado el 16 de noviembre y, por cierto, Enzo era aficionado del Inter, de acuerdo al mismo dal Monte.

En otra crónica, correspondiente a la fecha de publicación del 2 de noviembre y que cuenta la victoria del A.C. Milan contra el Audax, de nuevo observamos la terminología inglesa en la redacción del joven italiano: “El partido ha sido de los más descoloridos. La victoria la obtuvieron sin duda los mejores, pero creemos que éstos no la habrían obtenido tan fácilmente de no haber sido por el auto gol marcado por Vaccari, y sin un grado de concesión del árbitro Brivio, mientras que Costa, de la Associazione Calcio, estaba en muy clara posición de offside”; y en la del 23 de noviembre que relata la victoria de la Juventus 4-2 sobre el Audax: “Por más que hoy la victoria le haya tocado a los más fuertes realmente, debemos reconocer que sin la adversidad del azar los Audax habrían tenido mejor actuación. Fue, en efecto, un desafortunado corner que el árbitro estuvo obligado a conceder el que reportó el primer gol a la Juventus”.

Los conceptos que se toman directamente del inglés dan testimonio de que en el Reino de Italia de principios del siglo XX el futbol no estaba afianzado en el lenguaje y no era necesariamente para cronistas experimentados, aunque hay que admitir que Enzo redactó pulcramente sus textos y con bastante elocuencia futbolística –no obstante, no hay que desestimar la labor de algún editor en ellos.

Fueron tres fines de semana en los que Enzo trabajó como corresponsal en partidos de futbol para un diario de relevancia nacional. Luego su nombre desapareció, hasta…

El piloto

La Gazzetta dello Sport siguió los firmes pasos de un joven que aspiraba a piloto de carreras. El 20 de junio de 1923, el diario dedicó una foto de portada a ese joven que había triunfado en la carrera Circuito del Savio. Fue su primera victoria como piloto de carreras titular de la Alfa Romeo.

Un año después en la misma Circuito del Savio, a bordo del Alfa Romeo RL V6 rojo con el número 26, Enzo Ferrari ganó por segundo año consecutivo la competencia. A diferencia del año pasado, venció a pilotos más experimentados, como Tazio Nuvolari.

Enzo Ferrari se hacía un nombre en el automovilismo y para entonces, 1924, también había cosechado un importante interés en la dirección deportiva de un equipo de carreras, lo que verdaderamente se convertiría en su pasión. Enzo quiso ser director de un periódico local; Ferrari creó Scuderia Ferrari.

Una cosa más; un detalle: en esa segunda Circuito del Savio, Enzo Ferrari recibió el premio de manos de la condesa Paolina Biancoli Baracca, esposa del conde Enrico Baraca a quien conoció un año antes. Los Baracca durante ese 1923-1924 construyeron una buena relación con el amable y dispuesto joven italiano. Gracias a esa relación, los Baracca regalaron a Enzo Ferrari algo muy singular: el escudo de su hijo Francesco Baracca, as de los aires que murió en la Gran Guerra. Le regalaron una foto de su hijo y su avión en blanco y negro.

Años más tarde Enzo Ferrari encomendaría al pintor Ettore Graziani recrear dicha foto a color. En ella, en el fuselaje del avión de Francesco Baracca se puede ver un ‘Cavallino Rampante’. El resto es historia…