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Milagro en las 500 Millas de Indianápolis tras un tremendo accidente

Los milagros existen y en las 500 Millas de Indianápolis se dio uno enorme. Y no porque Kyle Kirkwood haya salido ileso del impresionante accidente que protagonizó al embestir a Felix Rosenqvist, porque la seguridad de los autos de IndyCar ya se pusieron a prueba en muchas oportunidades. Es cierto que la imagen del piloto del equipo Andretti asustó al verlo de cabeza, derrapando y sacando chispas. Sin embargo, no sufrió ningún inconveniente y, después del protocolo que llevaron a cabo los auxiliares, el floridano se bajó sin problemas de su auto. El sueco, el otro protagonista involucrado, ya andaba caminando por ahí, sin mayores inconvenientes, más allá de la bronca de haber perdido solito la chance de pelear por ganar una de las carreras de la Triple Corona. El pánico se apoderó de todos por un neumático del equipo de Kirkwood que se desprendió del chasis y voló por arriba del alambrado.

Ahí sí hubo temor. Porque del otro lado del alambrado había miles de personas en la tribuna y si el neumático caía ahí hubiese provocado una tragedia. ¿Dónde estaba la cubierta? Las miradas de todos apuntaron a la tribuna y la gente estaba tranquila, es más, tratando de ver dónde había quedado la cubierta.

La primera imagen, tranquilizó: no había heridos. Pero, ¿y el neumático? Pasó por un hueco entre las tribunas y ¡terminó en el estacionamiento! Fue, sin dudas, un milagro increíble. Salvo, claro, para el dueño de ese auto blanco que recibió esa bomba en su capó. Pero eso se arreglará.