Marcus Gronholm, campeón en 2000 y que este año lleva acumuladas tres victorias (Suecia, Chipre y Finlandia), lidera el Mundial de pilotos con 57 puntos, 23 más que el segundo clasificado, su compañero de equipo el inglés Richard Burns, y 22 por delante del escocés Colin McRae (Ford).

El español Carlos Sainz (Ford) ya está matemáticamente descartado. Con tres carreras por delante el madrileño tiene una insalvable desventaja de 31 puntos con respecto a Marcus Gronholm.

El piloto escandinavo de Peugeot, ganador de esta prueba hace dos años, necesita siete de los 30 puntos posibles en los tres rallys que quedan (Nueva Zelanda, Australia y Gran Bretaña), aunque una victoria este fin de semana, independientemente de los que hagan sus dos rivales, le bastaría para dejar sentenciado el Mundial con dos carreras por delante.

Richard Burns, actual campeón del mundo y ganador del rally de Nueva Zelanda en 2001, lleva una temporada en la que no ha sumado un solo triunfo, mientras que Colin McRae, que el año que viene pasará al equipo Citroen, tratará de sumar en Nueva Zelanda su tercer triunfo de la temporada (ganó en Grecia y Kenia).

Carlos Sainz se quedó matemáticamente sin opciones al abandonar por avería mecánica durante la primera etapa de la última prueba disputada, San Remo, por lo que el madrileño disputará las últimas tres carreras sin presión y no descarta imponerse en las carreteras neozelandesas, en las que ha ganado cuatro veces (1990, 1991, 1992 y 1998).

Para Sainz "las carreteras de Nueva Zelanda son las mejores desde el punto de vista del piloto". "Las carreteras son rápidas, llanas y no tenemos que preocuparnos por nada externo que pueda dañar al vehículo", agrega el español. "El Focus es un buen coche en tierra, de modo que confío en un buen resultado", agregó Sainz.

En el apartado de marcas, a Peugeot le bastan cuatro puntos más para sumar su tercer título mundial consecutivo, algo muy al alcance de su mano. Ford tiene todavía opciones matemáticas, aunque está a 45 puntos de la marca que ha dominado de forma abrumadora el certamen.

Una vez disputadas las dos últimas pruebas de la temporada sobre asfalto, el Rally de Alemania y el de San Remo (Italia), el Mundial regresa a la tierra, superficie sobre la que se disputarán las tres últimas carreras.

El Rally de Nueva Zelanda se disputa entre el viernes y el domingo sobre 1.793,23 kilómetros totales, 414,04 de ellos correspondientes a 26 tramos cronometrados.