Esta vez el "Papel" Bugliotti confirmó en la práctica, lo que de él se esperaba. Con un auto a pleno, el cordobés hizo un trabajo correcto, desde ganar su serie clasificatoria a llevarse una final en la que tuvo que luchar un poco, un poco nada más. Porque a decir verdad, a Bugliotti no le costó mucho trabajo deshacerse de los otros candidatos a la victoria, a saber: Miguel Angel Etchegaray y Alejandro Occhionero, y llegar al primer lugar de la fila india. Tanto Etchegaray como Occhionero (corrió la final con 60 kilos de lastre por cambiar el motor tras la serie) arrancaron por delante de Bugliotti, pero el cordobés sólo necesitó de 6 vueltas, para superar a ambos y cortarse en soledad.

A partir de este momento, la competencia perdió interés en lo que respecta a la lucha por el triunfo, porque en la nublada tarde bahiense nadie estaba en condiciones de pelearle de igual a igual al "Papel". Entonces habrá que centrarse en la competencia que corrieron aquellos que piensan en el título, y allí hubo un gran perdedor: Guillermo Ortelli. De los cuatro hombres a los que las matemáticas le dan chance de pelear por el campeonato, Ortelli eran quien mejor había terminado en las series, y en la final no sólo venía realizando un buen trabajo (esta cuarto), sino que parecía que Diego Aventín, Omar Martínez y Marcos Di Palma estaban dispuestos a correr para él.

Sin embargo, y contra lo que suele ser su costumbre, Ortelli cometió un error que le costó muy caro. Intentó superar a Etchegaray (el mercedino ocupaba la tercera posición) por la zona interna de la pista, pero llegó muy exigido a la zona del frenaje, no pudo controlar su auto y se fue directo a un lago que se había formado cerca de la pista. Ortelli no necesitaba superar a Etchegaray cuando todavía quedaba mucha carrera por correr, y menos en un lugar que no le dejaba mucho margen para la equivocación, y así le fue. El mismo camino de Ortelli, es decir el del abandono, había sido seguido por Diego Aventín, el segundo en el torneo, cuando dejó la carrera por la rotura del motor de su Ford Falcon.

Sin embargo hasta ahí, el piloto de Morón poco y nada pudo hacer por lograr una buena ubicación. Tanto abandono tenía que ser aprovecha por un viejo tiburón de agua dulce, que siempre sabe sacar buen provecho de ese tipo de regalos: Omar Martínez.

El "Gurí" largó la carrera desde la última posición porque tuvo un choque en su serie y debió jugar su presencia en la final en el repechaje. Y a la hora de la verdad, el entrerriano sacó a relucir todo su bagaje conductivo y, por supuesto, también aprovechó los regalos que le hicieran llegar Ortelli y Aventín. "¿Pelear el campeonato? Si los dos principales rivales tienen el resto del campeonato la mala suerte que tienen ahora, me pueden entregar el título", aseguró Martínez.