ESPN

El Dominio de Kamaru Usman

Campeón, inmigrante y pesadilla nigeriana. La estrella de UFC Kamaru Usman se ha merecido cada uno de estos títulos.

El verano pasado, tras haber vencido a Jorge Masvidal en su primera pelea del UFC 251 y volar de regreso a su hogar en Denver, Colorado, Kamaru Usman creyó que podía morir. Una mañana, pocos días después de volver, se despertó en su cama sintiéndose débil y enfermo. Pasó todo el día intentando desestimarlo. Perdió el apetito y apenas comió durante tres días.

"Hombre, acabo de ganar todo este dinero y no podré ser capaz de gastarlo", se decía, sólo medio en broma.

Cuatro días después, Usman estaba tan deshidratado que llegó a orinar sangre. Perdió sus sentidos del olfato y gusto. Al quinto día, tras haber intuido que podría padecer COVID-19, decidió conducir hasta la sala de urgencias. Luego de ser ingresado, dio positivo por COVID y se le prescribieron antibióticos. Vivió ingiriendo batidos de frutas y vegetales dejados en su puerta, y le dijo a su madre y otros familiares que se mantuvieran lejos de su apartamento por protección. Ocho días después de aquella primera mañana con síntomas, había perdido 17 libras.

Seguía pensando en esta historia al despedimos, después de almorzar en un modesto local de comida saludable del centro de Denver hace un par de semanas. Más que los detalles de su enfermedad, que durante más de seis semanas le mantuvo alejado del gimnasio. Incluso más que el hecho de que casi nadie fuera de su círculo más íntimo conoce esta historia que él cuenta de forma casual, entre bocados de hamburguesa de pavo y ensalada, tengo la sensación de que la franqueza, encanto y buen humor de Usman son, en realidad, lo que le hace más enigmático y de imagen borrosa.

"Kamaru es introvertido, en un cien por ciento. Cuesta romper esa coraza de piedra que tiene. Y esa es la razón por la cual siempre estoy tan interesado en conocer más de él", afirma Trevor Wittman, entrenador de Usman. "Él se caracteriza por no hablar sobre estas cosas sumamente importantes. Si son importantes para él, yo creo que las lleva consigo".

video
Kamaru Usman es la encarnación del sueño americano

El viaje de Kamaru Usman hacia la cima comenzó en Nigeria y te mostramos cuál fue su motivación para convertirse en el primer campeón de UFC nacido en África.

Indudablemente, Usman, de 33 años de edad, es el campeón más dominante de la UFC. A pesar de ello, mientras se apresta a pelear la revancha con Masvidal en el UFC 261, programado para el 24 de abril, Usman se encuentra mucho menos presente en la imaginación del público que su rival; a quien superó, más no desmanteló, el pasado verano.

Si le preguntan a Usman sobre cualquier detalle de su vida, éste responderá de forma reflexiva: la forma cómo su familia emigró de Nigeria cuando tenía ocho años; su éxito como luchador escolar y universitario; su tutoría por parte del ex peleador del peso semipesado de la UFC Rashad Evans; el encarcelamiento de su padre por fraude a la sanidad; la cercanía y resiliencia de su familia; su histórica racha de dominio. Hasta el apodo que le pusieron en secundaria: "Marty".

Sin embargo, todos los hechos anteriores, que nos aportan la cronología, pero no el por qué, la teleología; se acumulan sin compaginarse hasta formar una imagen inteligible de este campeón cuya concentración de pensamiento en una sola idea es fuente y suma de una profunda complejidad.


KAMARU USMAN RECUERDA vivamente la primera vez que se encontró con su padre, teniendo uso de razón. "Todos en el pueblo nos rodeaban. Hay un auto. No puedo recordar del todo que clase de auto era, pero hay gente frente y alrededor del auto... Papa Kash [Kashetu, hermano mayor de Kamaru] llega, todos gritan... en mi mente, me abro paso entre la multitud, todos son altos y yo soy pequeño... Lo primero que veo, veo sus zapatos, y me doy cuenta de que viste piel de serpiente, botas vaqueras de piel de serpiente. Y nunca olvidaré eso. Colores grises, blancos, negruzco, pitón, colores de piel de serpiente".

"... Por lo que he podido comprender, no creo que se parezca a mí, pero todos dicen: 'claro que ustedes se parecen. Te ves igual que él.' Pero soy un niño. No lo sé. Sin embargo, me dicen, oh, ese es mi padre... no recuerdo si lo abracé. No recuerdo si corrí hasta él. No sé que más ocurrió, pero recuerdo, boom, que esa fue la primera vez que lo vi".

Usman calcula que tenía aproximadamente cuatro años cuando su padre, Muhammed Usman, volvió por primera vez a su región de Auchi, ciudad de la región suroriental de Nigeria. Muhammed, oficial del ejército nigeriano, partió de su país en 1989, cuando Kamaru tenía unos dos años, para obtener un grado avanzado. Aparte de las visitas ocasionales de Muhammed a casa, la familia no volvió a reunirse hasta que Kamaru, su madre y dos hermanos se reunieron con Muhammed en el área metropolitana de Dallas en 1995. La familia agregó su último hijo aproximadamente dos años después, cuando nació Ashlynn, hermana de Kamaru.

El asombro de ese primer recuerdo nunca le ha abandonado del todo. "Mi padre es la clase de padre al que nos esforzábamos por impresionar", afirma.

Kamaru tiene otros regresos a casa que permanecen vivos en su mente: los tres hijos varones cursan estudios en Arlington, Texas. Cada noche de lunes a viernes, limpian la casa después de cenar, como preparativo del regreso de su padre, luego de cumplir su jornada de trabajo. El padre de Kamaru entraba, miraba a su alrededor y preguntaba: "¿Qué es eso? Recógelo, recoge lo que hay en el suelo", recuerda Usman. "Pensaba: 'Acabamos de aspirar toda la casa y entras, y lo primero que ves es quizás un pequeño pedazo de algo que hay en el piso'. Mi padre era así de duro, al punto que, sinceramente, no recuerdo que mi padre me haya dicho que me quería, quizás hasta cuando estuve en la universidad".

Mientras su esposo se encontraba en Estados Unidos, Portia, madre de Kamaru, laboraba como maestra y propietaria de una tienda. Luego de que la familia se mudara a Estados Unidos, ella cursó estudios de cosmetología y enfermería, trabajando en varios empleos a la vez para ayudar a mantener la familia a flote.

"Si alguien así es capaz de siempre encontrar una forma, ¿qué excusa tenemos?", indica Muhammed Usman, hermano menor de Kamaru e incipiente practicante de las artes marciales mixtas por derecho propio. "Todo lo que hacemos es por ellos, por su energía, por su legado, para que ellos sean capaces de dar un paso atrás, diciendo: 'Nuestros chicos lo lograron. Nuestros niños lo lograron por nosotros, cuando llegamos a Estados Unidos'".

Esto es más espinoso que la frase Inmigrantes, hacemos el trabajo -- la frase arrebatada al musical Hamilton, como falsa pretensión de legitimidad y aceptación asumida por toda clase de supuestos de origen blanco y capitalista con respecto al valor aportado por los inmigrantes de raza no blanca a este país. Lo descrito por Muhammed es una deuda compleja. ¿Qué le debes a la gente que te aporta tu sentido de auto respeto, en un lugar donde entiendes que tu ser, nombre y lengua materna, color de piel, hasta el olor de tu comida, no parece pertenecer? ¿Qué te rescata de la desquiciante sensación de desubicación? Les debes más que todo. Nunca podrás honrar esa deuda lo suficiente.

"[Kamaru] siente que: 'No importa lo que sea, tengo que demostrar algo extra'. Lo sabemos. Siendo de un país distinto, siendo estadounidense de raza Negra, asume demasiadas responsabilidades", afirma Jorge Santiago, entrenador de Jiu-Jitsu brasileño y amigo íntimo de Kamaru. "Defiende a su familia. Defiende a su hija y sus padres. Por todo, por la forma como le criaron".

"Me preguntan todo el tiempo", dice Kamaru, "¿Quiénes son tus héroes? ¿Quiénes son tus ídolos? Realmente no tengo ídolos o algo similar. Pero tengo a mis padres en alta estima, muy alta".

En 2010, la Corte Estadounidense del Distrito Norte de Texas sentenció al padre de Kamaru a 15 años de prisión, como consecuencia de la denominada "Operación Easy Rider", golpe dado por el FBI a empresas de ambulancias en todo el estado de Texas. Los fiscales federales acusaron a las compañías propiedad de Muhammed de facturación fraudulenta a los seguros sociales de Medicare y Medicaid, al igual que a aseguradoras privadas. Muhammed insiste en que sus empleados participaron en prácticas de facturación antiéticas sin su conocimiento. Esa es la razón por la cual Muhammed nunca ha visto a su hijo participar de un combate de artes marciales mixtas. Fue liberado de una prisión de Texas en febrero pasado. Se le permitirá salir del estado por primera vez para asistir al UFC 261.

Cuando Muhammed fue sentenciado, Kashetu llamó a sus hermanos menores para decirles que tenían que evitar hacer cualquier cosa que avergonzara a su padre, ahora más que nunca. Luego de que Muhammed rompiera en llanto durante una visita familiar al inicio de su condena, Kamaru le llamó y dijo que no permitiera que sus familiares le vieran llorar. Muhammed no puede contar la historia de esa llamada sin que sus ojos se llenaran de lágrimas.

La deuda te ennoblece, te ancla en medio de las vicisitudes y el vacío de la vida moderna... y duele. Aquellos que crecieron marcados por la deuda y no logran saldarla, son aplastados por ella, caen en una espiral de desprecio propio, o logran alcanzar una gracia tierna. Aprenden a estar en casa, en medio de la debilidad y la fractura. Quienes tienen éxito son capaces de soportar el peso imposible de la deuda, y logran una severidad aterradora. Se convierten en acero doblado varias veces, afilado y frío al tacto.

"Mi padre siempre trabajaba", afirma Kamaru sobre su época de luchador de secundaria. "Y tenía chicos talentosos en mi equipo. Sus padres asistían a las prácticas. E íbamos a un torneo y sus padres no estaban allí, los chicos se enfadaban, o se ponían tristes, deprimidos. Competían y perdían. Simplemente se rendían, no intentaban. Nunca tuve eso. Intentaba vencerlos a todos, todo el tiempo; independientemente de que mi padre estuviera presente o no".


Los padres de Usman, Muhammed y Portia, querían que sus hijos se esforzaran por alcanzar carreras profesionales. Pero Usman, el campeón vigente de peso wélter, tuvo otros planes. Blake Jackson para ESPN

HE VISTO ENTRENAR a Usman durante más de una hora, antes de darme cuenta de que éste apenas ha dicho una palabra desde que me diera la bienvenida al gimnasio. En cuanto deja el suelo de madera para pisar la alfombra de goma del gimnasio ONX, propiedad de Wittman y ubicado a pocos minutos al oeste de Denver, tan pronto como la música de Olamide, Wizkid y Burna Boy retumban en las bocinas, se hace introvertido, inescrutable. Observen como se mueve, faltando diez segundos para terminar sus recesos de un minuto, doblado por la cintura y con los brazos colgados frente a él, de la misma forma que lo hace entre los asaltos de un combate de verdad. Vean cómo se mueve, asalto tras asalto tras asalto, contra Santiago o su colega peleador de la UFC Justin Gaethje, también pupilo de Wittman. No necesita de la insistencia o del aliento de sus entrenadores. Observen su cabeza envuelta en venas, los ojos replegándose en sí mismos, la espeluznante calma, la gran fuerza centrípeta en su core, el motor de responsabilidad y auto posesión que cuida y alimenta en todo momento.

"Siempre me he preguntado como ha sido para los entrenadores cuando me ven", expresa Kamaru. "Cómo se sienten, si piensan cosas como: 'Oh, este chico es algo distante' o 'hoy no puedo hacer que sonría' ... y Trevor está empezando a experimentarlo".

Usman cuenta una historia de cómo llegó al gimnasio, un día después de una mala sesión de sparring.

"Oh, ¿no pusiste música?", preguntó Wittman.

"Hoy no merezco escuchar música", fue la respuesta de Usman.

Wittman comenzó a reír. "¿Qué? ¿Por qué?"

"La forma cómo hice sparring ayer. No merezco escuchar música hoy".

"Podía ver que él probablemente pensaba: '¿Qué dice?'", cuenta Usman. "Pero es que, simplemente, esa es la forma cómo funciona mi mente".

Dondequiera que mire, Usman percibe retos a su seriedad, normas que mantener o incumplir, castigos por imponerse. Y desde el momento en el que es capaz de rememorar los contornos de su mente, recuerda ser así.

De niño "hubo ciertos momentos en los que pensaba como si estuviera dentro de mi mente, soy el único aquí. Nadie me acompaña. Soy el único que pasa por esto. Veo al mundo de la forma cómo veo al mundo. Nadie ve al mundo como yo lo hago. Nadie experimenta las cosas como yo las experimento".

“A nadie le preocupan las generaciones futuras que vendrán, lo que dejan o el legado que dejan. Y, yo lo estoy.”

- Kamaru Usman

Las tareas simples le obsesionan. Cuando su madre les pedía a los niños que cargaran los víveres, "yo tenía que hacer un solo viaje", dice Usman. "Era algo en mi mente. Pensaba en la forma como lo asumiría, haré un solo viaje. No importa si tengo que ponerlas alrededor de mi cuello y sobre mis espaldas, atármelas. Solo haré un viaje. Mis hermanos, sabes, tomaban unas bolsas y volvían, tomaban otras bolsas y regresaban. No. Lo haré una sola vez".

"Dentro de mi mente, voy a un sitio donde sé que no hay nadie mas, o nadie más lo hace. No hay nadie más conmigo, y eso me sirve en mi carrera deportiva".

Lo destacable de todo lo anterior no es su obsesión, o la capacidad para concentrarse de forma tan precisa. Múltiples atletas al nivel de Usman cuentan con la misma habilidad. Cuando los jugadores de baloncesto intentan cientos de cestas a diario en la temporada baja, demuestran ambas cualidades de forma casual. Lo que me llama la atención es lo solitario que suena. Usman es un recipiente perfecto para la deuda, que te aísla incluso mientras te une a los demás. Te convierte en un ser responsable.

"Sin duda, él es difícil de conocer", afirma Evans. Usman describe a Evans como un hermano mayor, y el hombre de edad más avanzada ha observado de cerca a su protegido. "Llegar a un país donde ha tenido que hacer ajustes... En muchas ocasiones, era el hombre raro. Y muchas veces, tenía que encontrar consuelo en sí mismo".

Durante una estadía en el Centro de Entrenamiento Olímpico de Colorado Springs después de cursar estudios universitarios, cuando Usman intentaba formar parte del equipo de lucha libre que acudiría a los Juegos Olímpicos de 2012, fue invitado a hacer sparring con Evans, con la intención de mantener los instintos del último en forma. Su primera sesión juntos se convirtió en toda una competencia.

"Entrenábamos juntos, y el entrenamiento pasó a ser un combate de lucha libre en vivo", recuerda Evans.

Ambos se hicieron amigos cercanos. Evans fue el primero en alentar a Usman a que intentara hacer carrera en las Artes Marciales Mixtas. Luego de hacer la transición y dejar la lucha libre, Usman se mudó con Evans en su residencia del Sur de la Florida. Evans se siente maravillado con el cambio que ha visto en Usman luego de casi 11 años de amistad. "Cuando le conocí, era Marty", dice Evans. "Porque él no sabía manejar esa presión que conllevaba ser quién era".


Según Usman, la revancha ante Jorge Masvidal, tras vencerlo en UFC 251 el año pasado, ofrece la oportunidad de destrozarlo "del todo" a su rival. Blake Jackson para ESPN

DAVID MUDGETT sigue siendo entrenador de lucha libre de la Secundaria Bowie en Arlington, Texas. Ha trabajado allí durante 27 años. Fue él quien puso el apodo de "Marty" a Kamaru al inicio de su primera práctica. El entrenador Mudgett apodó a todos los miembros del equipo, como una forma de unir al grupo. Cuando pasaba lista, se detuvo antes de leer en voz alta el nombre Kamarudeen Usman.

"Sabía que no sería capaz de pronunciarlo. Era demasiado para mí. Entonces, me quedo viéndolo en la lista. Él espera por mi respuesta. Lo miro. Y las letras M-A-R y D-E saltaron a mi vista. Por eso, comienzo a pensar. Porque ya teníamos a un 'Cam', por Cameron. Pienso y pienso, y dije: Mardee, M-A-R-D-E-E. Y uno de los luchadores dice: 'Entrenador, ni siquiera se parece a un Marty'. Y me hizo reír tanto porque, demonios, no se parece a un Marty".

El verano posterior a su año de novato, Allan Rodger, entrenador del club de lucha libre de Usman, le apodó de otra forma: U.S. Man ("Hombre estadounidense"). Se suponía que el Usman adolescente debía asumirlo todo con calma, y así fue. Se suponía que eran muestras de afecto, y así era: la gente de raza blanca y esas pequeñas amputaciones aparentemente exigidas como precio de admisión a su corriente preponderante. El nombre siguió a Usman hasta la Universidad de Nebraska en Kearny, donde se alzó con el Campeonato Nacional de la División II NCAA en 2010 y eventualmente, llegó a las manos de sus adversarios de la UFC, como fue el caso de Colby Covington.

Usman se unió al equipo de lucha grecorromana de la preparatoria Bowie, ubicada en Arlington, Texas, en su segundo año. Terminó su carrera con marca de 53-3 y logró medalla de bronce en el torneo estatal. Cortesía: Familia Usman

"Me encanta porque, eh, nadie recuerda al chico mediocre", afirma Usman. "Si Marty apesta, y Marty no es muy bueno, ¿adivina qué? A nadie le importa. Nadie recuerda a Marty. Pero, cuando Marty comienza a aplicársela a sus rivales y empieza a destrozarlos a todos ..."

Al igual que cualquier historia sobre asimilación cultural, el relato de Marty Usman es demasiado complejo para ser analizado por cualquiera, excepto la persona en capacidad de decidir en qué términos deja de ser un forastero, un niño con nombre raro y acento extraño. Kashetu cataloga todo el asunto como "vago e irrespetuoso" en retrospectiva; y al igual que todos y cada uno de los miembros de la familia Usman con quienes conversé, también insiste en que no tenían intenciones ofensivas, y que lo asumieron de esa forma. Tanto Rodger como Mudgett y su esposa siguen siendo amigos cercanos de los Usman. Colgado en la pequeña oficina de Mudgett, bajo un estante de trofeos, encontramos enmarcado un afiche del primer evento de Usman en la UFC, autografiado y dedicado con una nota que reza: "Gracias a Dios por traerte a mi vida. Gracias por introducirme a este deporte".

No obstante, el significado del nombre, y la diferencia de éste con el nombre con el que Muhammed y Portia lo bautizaron al nacer, se hace evidente cuando el apodo de "Marty" es utilizado con un tono particular por ciertas clases de personas. Previo a una conferencia de prensa promocional del evento UFC 235 en marzo de 2019, Usman se encuentra tras bastidores con Dana White y otros combatientes, cuando el peleador Ben Askren le dice a White: "¿Podemos Marty y yo sentarnos uno al lado del otro?" La reacción de Usman es tan repentina que ya ha cubierto los pocos pasos de distancia que le separaban de Askren, antes de que cualquiera fuera capaz de constatar el cambio de temperatura que se produjo en el pasillo. White sigue sonriendo, a un par de metros de distancia de ambos; mientras Usman dice, a pocos centímetros del rostro de Askren: "Marty. ¿Acaso me conoces?"

White y dos guardias de seguridad se atraviesan entre ellos.

"Tranquilo", dice Usman mientras es apartado por los guardias. "No me conoces".

"Lo que le permitió llamarlo Marty era simplemente [la intención de] querer llevarse bien con él, un deseo de no causar demasiado alboroto, el deseo de no destacar demasiado", Evans afirma en la actualidad. "Sin embargo, a medida que se convirtió en lo que es hoy en día, [Kamaru] entendió por qué nunca encajó del todo. Porque no se suponía que debía hacerlo. No se suponía que debía hacerlo, porque es un ser especial. Ya no necesitas ser Marty nunca más, porque no necesitas encajar. Está bien ser distinto. Está bien ser excepcional. Y eso es lo que vi crecer en Kamarudeen. Le vi crecer hasta asumir su propio nombre".


USMAN, COMO PERSONA QUE vive su vida como si fuera una prueba de seriedad, no puede evitar convertirse en prueba de seriedad de los demás. Eso es lo que convierte a Masvidal en rival perfecto para él. Masvidal es ampliamente popular entre el público; conocido por su inhibición, su historial como peleador callejero, aparte de sus dramáticos nocauts propinados a Askren y Darren Till. Es "auténtico", abreviatura que, en este caso, sirve para resumir una reputación marcada por las imprudencias cometidas fuera del Octágono.

Luego de noquear a Till en el UFC 147 de 2019, Masvidal participó de un altercado tras bastidores con su colega Leon Edwards, agrediéndolo con tres súbitos golpes en la cara, descritos de forma memorable por él como "un pollo de tres piezas con gaseosa".

Esa clase de comportamiento es hereje para Usman, quien se ha involucrado en altercados verbales fuera de la jaula, tanto con Covington como con el propio Masvidal. "Eso es una agresión. Yo hago eso, y mi hija tendrá que verlo por el resto de su vida. Y, ¿acaso ese es el ejemplo que quiero dar? Me importa dar un ejemplo. Para él, es como si dijera: 'Eh, realmente no me importa, voy a lo mío, me voy a divertir, haré esto'", afirma Usman. "A nadie le preocupan las generaciones futuras que vendrán, lo que dejan o el legado que dejan. Y, yo lo estoy".

Usman iba a toparse con Gilbert Burns dentro del Octágono para la función UFC 251. Sin embargo, Burns dio positivo por COVID-19. En su lugar peleó Masvidal, aquí contra Usman, el triunfador del encuentro. Jeff Bottari/Zuffa LLC via Getty Images

Este es otro aspecto de la deuda: lo debido al pasado se convierte en lo debido al futuro. Usman no exime ninguna parte de su ser del autoexamen despiadado, la medición y pesaje constantes, en los que busca despojarse de todos los excesos. Usman es un superego viviente, una boca que aprieta los dientes.

"Simplemente, Kamaru no puede soportar toda esa bravuconería con la que anda Masvidal, y que él solo trata de levantar la pierna para orinar sobre la gente", afirma Evans. "Piensa: 'Conozco el corazón de este hombre. Le he visto pelear. Le vi pelear mientras crecía dentro de este deporte, y he visto lo que su corazón contiene. Ahora, de repente, ¿quieres actuar como si fueras un tipo así?' Eso es lo que Kamaru siente por él. Y por ello, quiere romperle".

Presten especial atención al verbo "romper": se utiliza con frecuencia dentro del entorno de Usman, y el propio Usman la menciona reiteradamente. Si él cuenta con un principio de placer, es este. El momento de éxtasis del asceta, el instante en el que busca la respiración.

"Una vez haya roto su voluntad, ese es mi sello de aprobación", expresa Usman. "Cuando estamos allí, es algo íntimo, sumamente íntimo, es algo entre ese otro oponente y yo. Y, ellos saben lo que he hecho, y yo sé lo que he hecho. Entonces, una vez tenga esa sensación... creo que podrías decir que es 'mi subidón'. Una vez tenga mi subidón, estoy bien".

"Es la verdadera victoria del combate. Obtener el dinero es una cosa, que te alcen la mano es otra", afirma Evans. "Y es una cosa tan sutil; sin embargo, representa una sensación tan grandiosa, porque sientes que no sólo conquistaste [al rival], sino que te has conquistado a ti mismo".

Usman no perdió un solo asalto contra Masvidal en su enfrentamiento del verano pasado, a pesar de haber ingresado al combate con la nariz fracturada. A pesar de ello, se sintió decepcionado. Mientras ambos hombres se abrazaban después de la pelea, Masvidal dijo: "Obtendré un par de victorias, nos volveremos a enfrentar y arrollaré con facilidad". No se sintió humillado.

"No lo destrocé del todo, al punto de que se sintiera acabado, y eso no me agradó", afirma Usman.

Cuando Usman combate, pregunta a sus rivales y a la audiencia, a quienes aún debe atraer de la forma como lo hacen peleadores de la talla de Masvidal: ¿Han llegado tan lejos como yo? ¿Qué es importante para ti? ¿Cuán importante es? ¿Qué valoras? ¿Qué tan serio eres?


Portia vio por primera vez a su hijo pelear en persona en UFC 235, victoria de Usman sobre Tyron Woodley. Su padre Muhammed lo verá pelear por primera vez en UFC 261. JerSean Golatt for ESPN

"CREO QUE KAMARU trata de ser la mejor versión de sí mismo", me dice Wittman. Se refiere a una versión "definitiva", en los dos contextos del término. ¿Dónde ubicas el ser de otra persona? Luego de pasar varios días conversando con confidentes y familiares, de verle desenvolverse en el mundo, o relajarse en su hogar, o entrenar. Sentía que le miraba con demasiada fijación, demasiado cerca. Volví al principio del proceso y miré una buena cantidad de sus combates.

Llegué a la noche en la que ganó el titulo contra Tyron Woodley en el UFC 235. Portia se encuentra en la arena esa noche. Se siente tan nerviosa que debe ir al baño en cinco ocasiones, entre el final de la pelea anterior y el inicio del reto de su hijo en pos del título. Se cubre la cabeza y rostro con un pañuelo al comenzar el combate, para alzarlo sólo por cuestión de pocos segundos cuando el público comienza a ovacionar.

En el primer minuto del cuarto asalto, Usman y Woodley se encuentran aferrados a la jaula, para comenzar un breve intercambio de derechazos a la caja torácica. El intercambio es breve porque Woodley lanza cuatro derechazos, pero Usman sigue adelante. Metódicamente, no muy rápido ni muy lentamente, pulveriza a Woodley. Cuando Usman se detiene, ha lanzado 19 derechazos consecutivos a las costillas de Woodley. Inmediatamente después de la pelea, Woodley describe su experiencia de esa noche en par de ocasiones como "un mal sueño".

"¡Ese es mi hijo!", grita Portia mientras le abraza dentro del Octágono. Ahora Usman porta el cinturón en su muñeca. Usman toma a su hija Samirah, apenas un poco mayor que él cuando tuvo ese primer recuerdo de su padre. Usman toma el micrófono de la mano de Joe Rogan. "Vengo de un inicio humilde, muy lejos en Auchi, Nigeria. Nunca soñé que un día contaría con una tribuna como ésta. Y cuando esta niña llegó al mundo, encendió un fuego dentro de mi".

Usman mira hacia su hija. Tiene sus dedos metidos en su boca. "Papi lo logró. Cuando to crezcas, quiero que recuerdes este día para siempre", dice, y casi se puede ver que la deuda pasa a otra persona.

Veo la secuencia de 4:25 a 4:12 de la cuarta ronda de manera repetida hasta que me recuerda de la sesión de sparring de Usman hace unos días.


En un rincón de la amplia pista de entrenamiento del Easton Training Center, se encuentran dos hombres tumbados, con las piernas íntimamente enroscadas, discutiendo acaloradamente cuál es la forma más eficaz de romper las extremidades del otro. Hoy es un día de sparring ligero para Usman, con cinco asaltos para enfrentarse a oponentes alternos, espinilleras y contacto total.

"A nadie se le pagará hoy", dice uno de los entrenadores del gimnasio, mientras congrega a cerca de cuatro docenas de peleadores y entrenadores alrededor del Octágono. "A menos que derriben a Gaethje. $500 si logran derribar a Gaethje".

"¿Tiene que verlo?", bromea un peleador.

El grupo se disuelve para hacer parejas por todo el gimnasio. Usman sube los cortos escalones que dan acceso a la jaula. El primer asalto es cómodo, trabaja en algunas cosas. El segundo asalto cobra intensidad, mientras Gaethje se acerca a él. Santiago rodea la jaula, mientras Wittman comienza a grabarles para un estudio futuro. Durante el tercer asalto Gaethje, jadeando, se sitúa a mi lado junto a la jaula y comienza a gritar instrucciones a Usman.

"¡Córtalo ahí, no le sigas!... ¡Sal de la maldita jaula! ... ¡Posición!"

“Kamaru es introvertido, en un cien por ciento. Cuesta romper esa coraza de piedra que tiene. Y esa es la razón por la cual siempre estoy tan interesado en conocer más de él.”

- Trevor Wittman, entrenador de Usman

Usman desciende al piso de entrenamiento para los dos asaltos finales. El rival del primer round vuelve para el cuarto, y al final del asalto, se hunde de rodillas. Gaethje vuelve a incorporarse al grupo para el asalto final, aunque solo para combatir durante la mitad del tiempo.

"¡Dos minutos y medio de golpes y derribos hasta el final!", dice Wittman. Santiago arrastra un largo maniquí de cuero negro a los pies de Usman.

Usman se arrodilla en posición, para comenzar a propinar golpes y codazos a la cabeza del maniquí. Cada golpe es acompañado por un fuerte gruñido. Gaethje toma las piernas del maniquí e intenta girarlo, obligando a Usman a revolverse con sus rodillas para permanecer directamente encima. Entonces, Santiago comienza a agarrar a Usman, empujando y tirando para quitarle de encima.

Ahora, Usman tiene la boca abierta y los gruñidos se convierten en gritos.

"¡Un minuto!", grita Wittman.

Usman se para sobre el maniquí, luego con rodillas y cintura dobladas empieza a golpearle la cabeza.

Santiago y Gaethje presencian la escena.

Usman grita y golpea, grita y golpea.

El resto de los presentes en el gimnasio también contemplan lo que sucede. "¡30 segundos!" Usman se desahoga. Brotes de sudor comienzan a marcar la cabeza del maniquí. Los gritos de Usman suben de tono. Sigue gritando y golpeando, aliviando sus fuerzas, tal y como lo hace en esos 19 golpes seguidos propinados a Woodley. Ahí está su esencia, creo yo.

No puedo explicarlo mejor, nada de lo que escriba puede superar a cómo se explica a sí mismo en este momento. No puede revelarse mejor. Esta es su biografía, la tenacidad es su medio y su fin; esta necesidad de comprimir su ser hasta convertirlo en un diamante, para llegar al fondo de su ser y seguir adelante. Allí están la verdad, la deuda, el hijo, el padre, el luchador, el hombre a solas. Allí está el niño emigrante; el combatiente que se pasea por dos horas tras bastidores después de su primera derrota como profesional, haciéndose juramentos terribles a sí mismo para luego cumplirlos; el "mal sueño" con el que se topó Woodley; Marty y Kamarudeen. Allí está, allí está, allí está.

Dotun AkintoyeAkintoye es redactor de ESPN.

Producción local por Summer Productions; peinador por Nyla Nasser; estilista por Southern Gents; traje color oliva por Express; pulsera y anillo por ChainsPro; bufanda por Ikire Jones; camiseta polo clásica por J. Crew; esmoquin por Southern Gents; corbatín por Well Groomed Man; calzado por Aldo Shoes; traje color azul por Express; playera rayada por Amazon Fashion; reloj por Skagen Denmar.

Más historias