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Una corredora solidaria ya juntó más de mil libros para donar

Mariela Gallini sigue recibiendo donaciones. Instagram @cadenadelibrosen40

La pandemia, el encierro obligado y el tiempo disponible para actividades distintas a las de la "normalidad" han sido, para muchas personas, motivación para hacer cambios y pensar nuevas iniciativas.

Para Mariela Gallini, atleta y corredora de trail, el desafío en épocas de coronavirus fue cómo ayudar. Y como a su pasión por correr le suma la de la lectura, se le ocurrió armar una cadena solidaria para juntar libros y donarlos a distintas fundaciones de la Argentina, entre ellas Fundación Ruta 40 y Fundación Leer.

"Estamos juntando los libros en San Isidro y en Palermo. Si estos puntos no son cercanos al donante o no tiene movilidad, podemos acordar el retiro de los libros. Solo tienen que escribir por mensaje privado al perfil de Instagram @cadenadelibrosen40 o enviarnos un mail a Cadenadelibrosen40@gmail.com" Mariela Gallini

"Pero son tantos los libros que recibí que decidí también distribuirlos yo misma", cuenta Mariela, que todavía está sorprendida por la repercusión conseguida.

"Es increíble. cuando me felicitan, a veces no me siento digna de eso. Porque no creo estar haciendo nada que otros no desean. Somos muchos los que pensamos igual, que queremos ayudar y que buscamos nuestra felicidad a través de la felicidad de otros", continúa. "La diferencia está en que algunos podemos tomar la iniciativa, no quedarnos en la intención, sin miedo a fallar, sin miedo a juntar dos libros nada más".

En ese sentido, "Cadena de libros en 40", como se llama la iniciativa, no tiene a qué temerle: lo que empezó como una movida entre amigos fue creciendo sin pausa y, a esta altura, ya lleva más de mil libros recibidos.

- ¿En serio ya son tantos libros?
- Sí, ya tengo más de mil libros. En estos días estamos haciendo el inventario. Empecé guardando los libros en el quincho de la casa de mis padres . Hoy tengo libros en mi departamento, en el auto de mis amigos, y en las casas de los donantes aún esperando a ser retirados.

-Supongo que no pensaste que iba a ser así...
- La verdad, ¡esto ha superado totalmente mis expectativas! La reacción de la gente fue y es maravillosa. Siento que estaban esperando a que alguien dé el primer paso. Porque no solo se suman donando, sino que ayudan a ir a buscar, alientan, felicitan, me llegan mensajes llenos de amor. Y yo jamás pensé que iba a juntar esta cantidad inmensa de libros. Pero si hubiese juntado 20 libros, iba a ser feliz igual. La clave era hacer algo al respecto.

- ¿Te acordás cómo empezó todo?
- La cuarentena me dio un espacio para tener esa intimidad que siempre soñé con mis libros. La realidad hace que no tengamos tiempo para leer, así que creo que alguna vez soñé con que el tiempo se detiene y yo puedo leer y leer sin perderme de nada y sin quedar en offside con las obligaciones asumidas en el día a día.

- Y la pandemia tuvo un poco de eso, de tiempo detenido.
- Sí, y por suerte mis libreros amigos no dejaron de trabajar en la cuarentena. Así que me pude proveer de muchos libros, leí muchísimo.

- Con lo cual una cosa terminó llevando a la otra...
- Claro, ahí fue cuando pensé en la distancia obligatoria que impone la cuarentena a los chicos al acceso de los libros. Si los padres no tienen el hábito de la lectura, entonces se ven privados del contacto con los libros, de la riqueza de la fantasía y aprendizaje de un lenguaje distinto. Por otra parte, si los padres tienen el hábito de la lectura, tampoco indica que esos libros sean los adecuados para los pequeños. Con tantas restricciones pensé: ¿cuánto tiempo pasará hasta que vuelvan a abrir las bibliotecas, que son lugares cerrados con conglomeración de gente y por lo general con poca ventilación?

- Si la gente no puede ir a las bibliotecas...
- ¿Por qué no salen los libros a la calle? Pensé en el bibliobús, que existe en otros países. Pero es un proyecto a mayor escala, tenía que hacer algo más cercano. Trabajar sobre mi metro cuadrado.

Eran mediados de julio y Mariela decidió entonces pasar a la acción, comenzando por sus grupos de amigos y de entrenamiento, familiares, vecinos. Y para lanzar la idea y ver qué reacción causaba, dio origen al perfil de Instagram @cadenadelibrosen40.

- ¿Por qué el nombre, "Cadena de libros en 40"?
- Porque todos somos parte de esta acción, cada uno ayudando al otro. Donde el libro no deja de vivir, yendo de unas manos a otras. Dejando de juntar polvo en un estante. También le damos vida a miles de historias oxidadas en el olvido. Y le damos vida a la imaginación de aquel que las lea. Donar libros cambia la vida del que da y del que recibe el libro. ¿Y por qué 40? Por la cuarentena y porque mi deseo es llevar los libros a través de la Ruta 40, llegando a muchísimos pueblos con muchas carencias.

- Además de contactarte para hacer donaciones, ¿qué te pregunta la gente?
- Mucha gente me consulta si acepto enciclopedias. Me dicen: ¡son viejísimas! Yo los invito a pensar distinto, desde la falta de Wi-Fi, Google, un dispositivo para conectarse. Las definiciones de los términos no cambiaron con las décadas. Solo que en las ciudades, multiplicamos y simplificamos el acceso a esa información, apartando de nuestra rutina una búsqueda en el diccionario porque escribimos la palabra en el buscador y... ¡listo! Pero no muy lejos de nuestras casas, hay quienes tienen otra realidad. Y la única ruta que aún tienen para conocer la verdad que se esconde detrás de las palabras, es a través de los libros de papel.

Mariela ya había participado de una movida solidaria relacionada con el running, cuando acompañó durante parte del trayecto al atleta Rodolfo Rossi, quien hace unos años unió Ushuaia con La Quiaca recorriendo justamente la Ruta 40, de punta a punta. Ese desafío incluía la colaboración con establecimientos educativos de toda la Argentina.

Como atleta, Mariela tiene un extenso recorrido. Comenzó representando a Los Ñandúes y hoy compite para El Bosque. Ha competido en pista de atletismo, en carreras de calle y en trail, con tres medallas de bronce en Campeonatos Nacionales de Montaña de Argentina.

Pero como todo deportista, no importa su nivel, la pandemia provocó cambios obligados en su rutina de entrenamiento. También sobre eso nos cuenta cómo son sus días.

- ¿Cómo son tus entrenamientos en estos tiempos? ¿Tenés algún objetivo en particular?
- Entreno todos los días. En la semana por Palermo, cerca de mi departamento. Y los fines de semana en San Isidro, porque voy a visitar a mis padres. Entreno aproximadamente 16 kilómetros, más circuito de fuerza, y hora y media de caminata o bicicleta por día. Quiero ir aumentando el volumen y la calidad para volver a hacer Ultramaratón.

- ¿Y cómo fue que llegaste al running?
- Soy bastante solitaria, siempre me gustó correr. Entrenaba todos los días y un día, en la empresa donde trabajaba, me anotaron en una carrera interempresarial y salí segunda. Desde allí empecé a entrenar con un grupo, luego con otro y llegué a federarme. Pasé por ultramaratones, maratones, pista, montaña. Incluso obtuve durante tres años consecutivos medalla de bronce en el campeonato nacional de montaña.

- A esa altura ya era una pasión...
- Amo correr. Es una parte fundamental de mi vida. Es mi momento: donde planifico, donde repaso lo que vivo, donde discuto conmigo misma, tomo mis decisiones, sueño con los ojos abiertos. Mi día no es igual si no corro. Es mi conexión conmigo misma.

- ¿Y la otra pasión, la de la lectura?
- A la lectura me han llevado mi papá y, en mayor medida, mi hermana mayor, que me lleva 10 años. Siempre fue un referente para mi. A sus 20 años, es decir, a mis 10, se puso de novia con mi actual cuñado. Ambos disfrutan de la lectura variada. Yo siempre fui muy curiosa. Así que agarraba todos los libros que ellos dejaban en casa y me ponía a leer. Luego en la escuela, tuve mucha lengua y literatura. Una de mis profesoras del secundario, Elina Mussante, me hizo amar el análisis de los textos.

- ¿Podés recordarnos cómo y dónde colaborar?
- ¡Por supuesto! Estamos juntando los libros en San Isidro y en Palermo. Si estos puntos no son cercanos al donante o no tiene movilidad, podemos acordar el retiro de los libros. Solo tienen que escribir por mensaje privado al perfil de Instagram @cadenadelibrosen40 o enviarnos un mail a Cadenadelibrosen40@gmail.com. Aclaro que por el momento no estamos entregando, a la espera de que se liberen algunas restricciones. Mientras, estamos armando un protocolo para donar asegurando que no hay peligro de transmisión del virus. Por lo cual, también recibimos gratamente sugerencias de lugares donde consideren que necesitan libros.