Para muchos runners las competencias son la mayor motivación para entrenar. Sin embargo, también pueden ser un arma de doble filo ya que en ciertos casos la última semana previa al evento es el momento de las dudas y el miedo escénico, con bastante descanso y muchas cosas a realizar pensando en el objetivo.
Es importante remarcar que, aunque el entrenamiento de esos días no aporta mejoras físicas con miras a la competencia, es fundamental en varios sentidos. Especialmente en la parte psicológica y en mantener las piernas activas. Por lo tanto, es ideal poder entrenar en el horario en el que se correrá la carrera ya que esto ayuda a acostumbrar a tu cuerpo y mente a estar activo temprano en la mañana, en especial si acostumbras a entrenar por la tarde o noche.
Por otro lado, dependiendo del nivel de cada runner en general en esa semana no se debería correr más de 4 o 5 días. Estos entrenamientos serán trabajos livianos, con un trote suave y de corta duración, e idealmente sobre el final incluir 4 o 5 aceleraciones de unos 30 segundos en donde correrás progresivamente, terminando a un ritmo un poco más rápido de lo que se pretende competir. Además, no olvides realizar movilidad articular y ejercicios de elongación. Sumado a esto es fundamental hidratarse de forma correcta todos los días con agua y bebida isotónica, realizar una carga de hidratos de carbono las 72 horas previas y dormir todo lo posible. Recuerda que el descanso es clave ya que en este momento nuestro organismo realiza tareas de reparación de las fibras dañadas, y por ello las horas extras de sueño serán fundamentales para tu rendimiento.
Finalmente, relaja tu mente y evita obsesionarte con tu carrera. Está claro que esperaste mucho tiempo este momento y que te preparaste para ello, pero la ansiedad no debe jugarte una mala pasada. Distraerse mirando alguna película o leyendo un libro puede ayudarte en caso de sufrir de ese estrés previo al día de la competencia.
¿Cómo entrenas en la previa de una carrera?