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Pandemia causa decepción, confusión e ira entre jugadores colegiales

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¿Cómo impacta la situación del futbol americano colegial? (3:34)

Algunas conferencias han decidido no jugar en otoño su temporada 2020. (3:34)

La temporada de fútbol americano de la NCAA arrastra a los jugadores colegiales al caos gracias a la pandemia de coronavirus

Los días se van haciendo indistinguibles, con unos asimilándose al que sigue, imposibilitando recordar mucho de lo que sea. Los detalles importantes, esos permanecen. El centro de Ohio State, Josh Myers, recuerda el mensaje que recibieron los jugadores el pasado martes. El head coach Ryan Day convocó a una reunión. No fue una reunión virtual, vale la pena aclarar. Una reunión real, dentro de las instalaciones de fútbol americano.

Cuando Myers y sus compañeros ingresaron, vieron sillas de plástico separadas entre sí por más de seis pies. Los jugadores no tenían ilusiones respecto a lo que estaban por escuchar, incluso si Myers se había aferrado a alguna esperanza de que, quizás, los presidentes y cancilleres y administradores de la Big Ten, lanzarían un 'Ave María' de último segundo.

El director atlético Gene Smith habló en primera instancia.

"Lo siento", dijo Smith.

Myers se sentó, entristecido. Ni un jugador pronunció palabra. Smith prosiguió, diciendo que había peleado para que ellos tuvieran una temporada de otoño, que intentó todo lo que pudo, que simplemente no lo logró. Smith luego se fue a reunirse con el resto de los atletas de deportes otoñales. Day fue el siguiente en hablar. Se disculpó, también. Dijo a sus jugadores cuán orgulloso estaba por ellos, que haría todo lo posible por prepararlos para una temporada primaveral.

"Es realmente difícil cuando estás dentro de las paredes de las instalaciones y ves lo que ocurre todos los días, y cuánto trabajo se invierte", dijo ahora. "Siento que es la mayor derrota que he sufrido. Se sintió como perder un partido, pero fue una temporada de partidos".

Unas pocas horas más tarde, a miles de millas del campus de Ohio State, el linebacker de Oregon State, Hamilcar Rashed Jr., se sentó a solas en su habitación. Desde enero, entrenó múltiples veces al día, a menudo en solitario, apuntando a edificar sobre una temporada de destape en su año junior que lo cimentaría como no solamente uno de los mejores linebackers en el fútbol americano colegial, sino también impulsaría sus esperanzas para el draft de la NFL.

La Pac-12 no tendría deportes de otoño, tampoco.

"Estaba con el corazón roto", admitió Rashed. "No sabemos qué hacer. Estaríamos en el grueso del campamento de otoño ahora, y estoy sentado alrededor de la casa o tratando de salir a entrenar por la mañana y es todo. Es difícil. En esta época del año pasado, realmente trabajaba fuerte para tener la temporada que deseaba".

A lo largo de los últimos 10 días, jugadores de la Big Ten, Pac-12, Mountain West y MAC han tenido que lidiar con la realidad de una temporada de otoño perdida y las inevitables secuelas. Para seniors y juniors elegibles al draft, especialmente, el dolor, decepción, confusión, ira e incertidumbre son particularmente intensos.

¿Se volverán a poner un uniforme de fútbol americano colegial?

"Esto no cambiará quiénes somos"

Desde que el mundo deportivo efectivamente cerró en marzo, coaches y administradores a lo largo del país pidieron a jugadores colegiales de fútbol americano hacer lo mismo, por meses y meses: seguir entrenando donde sea que se encuentren, asistan a clases en línea, porten máscara, mantengan distanciamiento social, lávense las manos, y eviten grandes conglomeraciones. Hicieron sus reuniones en línea. Se comunicaron entre sí mediante grupos de mensaje, en lugar que unos a otros sobre un campo de prácticas. Algunos despertaron antes del amanecer para entrenar en parques y campos cerrados, rezando para no ser echados. Otros hicieron lo posible con lo que hallaron alrededor de la casa, empleando mochilas llenas de libros como pesas. Esos sacrificios, se les dijo, los llevarían a una temporada de fútbol americano.

"Pasaste meses sin ver a nadie, sin socializar, siempre portando la máscara, desinfectando", expresó el back defensivo de Michigan, Hunter Reynolds. "Ustedes vieron cuántos jugadores aman el deporte porque hubo tal esfuerzo para preparar nuestros cuerpos a tope y estar listos para cuando llegar la temporada, incluso si no estábamos en las instalaciones como habíamos estado a lo largo de todas nuestras carreras colegiales".

Cuando regresaron al campus en el verano, los ánimos se elevaron. Se elevaron todavía más en la Big Ten y Pac-12, cuando las conferencias anunciaron calendarios revisados exclusivamente intraconferencia. "Todos estaban como, 'Sentimos optimismo por una temporada. Podríamos tener una'", señaló el back defensivo de Minnesota, Benjamin St-Juste. "Estamos bastante contentos. La energía era bastante alta".

Pero eso no duró mucho. Especialmente después de que la MAC se convirtió en la primera conferencia del FBS en posponer los deportes otoñales. La especulación dictaba que la Big Ten y Pac-12 seguirían esos pasos.

"Fue como, 'Esto no puede ser real'", dijo el linebacker de Western Michigan, Treshaun Hayward. "Es simplemente... no podemos ser la primera conferencia en cancelar".

El head coach Tim Lester compartió a los jugadores la información para unirse a la llamada de Zoom con el comisionado de la MAC, Jon Steinbrecher, para que pudieran escuchar los motivos detrás de la decisión. El centro de Western Michigan, Mike Caliendo, describió al equipo como "tirados en un basurero", al escuchar por primera vez la noticia, pero sintió claridad después de escuchar a Steinbrecher. "Me senté y dije, 'Bueno, eso tiene sentido'. Es más grande que el fútbol americano".

Al poco tiempo, Caliendo envió mensaje de texto a los jugadores de último año, preguntando si alguien quería reunirse para un almuerzo. Unos ocho de ellos se juntaron para comer pizza estilo Detroit, donde pusieron todas las cartas sobre la mesa. ¿Deberían aguantar para el caso de que haya temporada de primavera? ¿Qué tal si no hay temporada, punto? ¿Esperan el año completo hasta el próximo otoño?

"Empezamos a hablar de cuáles eran nuestras opciones", relató Caliendo. "Un montón de cosas surgieron, desde encontrar otro lugar para jugar hasta comenzar a prepararnos para la NFL y todo eso, pero el consenso para cuando terminó el almuerzo fue que nos quedaríamos. Íbamos a soportar esto juntos, y íbamos a pelear juntos porque necesitábamos unos de otros. Esto no nos cambiará. Esto no cambiará quiénes somos".

En Northern Illinois, el liniero ofensivo Brayden Patton puso en perspectiva su decepción por una temporada de senior demorada. Conoce a varios compañeros que han perdido a familiares ante el coronavirus, convirtiendo al tema de la seguridad en una realidad mucho más presente.

"Es difícil para mí decir que estaríamos seguros jugando", declaró Patton. "No sabemos nada de ello, y si te contagias, muchas personas la han pasado mal por ello. Así que yo diría que lo que más me preocupa es no infectarme del virus y tratar de hacer todo lo posible por estar seguro y no contagiarlo a mis amigos o a mi familia o a mis compañeros".

Ponderando todas las opciones

Rashed va recorriendo su álbum de fotos, retrocediendo a agosto del 2019. Observa las imágenes. Oregon State llevaba tres semanas de campamento. Ahora no hay fútbol americano, y sabe que necesita tomar una decisión. Patton, Hayward y Caliendo dijeron que desean jugar fútbol americano en la primavera, si lo hay.

La decisión no es tan definitiva para Rashed. Sabe cuánto cambió un año la vida de Joe Burrow, de posiblemente ser no seleccionado al primer recluta global. Pero también tendrá 23 años de edad el próximo año, mayor que la mayoría de novatos en la NFL. Siente que ha dejado suficiente en video. El analista de ESPN, Mel Kiper Jr., lo lista como el cuarto mejor linebacker externo para el draft del 2021. Pero también, deseaba aprovechar su temporada de senior para demostrar que lo que logró en el 2019, cuando impuso marcas de la escuela en capturas (14) y tacleadas para pérdida (22.5), no fue de suerte.

Rashed dijo sentir que tiene tiempo para tomar una decisión, pero también se siente presionado. El estire y afloje, dar vueltas en círculo respecto a lo que debe hacer, proyectando todos los escenarios, lo hace constantemente. A inicios de la semana, fue a Applebee con su compañero de equipo, Andrzej Hughes-Murray, quien se perdió la temporada pasada por una lesión en el pie. Ellos ansiaron jugar juntos por todo el año. Murray miró a Rashed y dijo, "La parte que realmente duele es que podría no volver a jugar contigo de nuevo".

"Toda la gente con la que llegué aquí, es como 'Vaya, no sé si me podré equipar de nuevo contigo, tener un campamento de otoño otra vez contigo'", dijo Rashed. "Todas esas cosas, la gente echa de menos, las reuniones de equipo y la camaradería, cosas pequeñas así, estar en el campamento, riendo con los demás, incluso cuando estás cansado. Esas pequeñas cosas van sumando".

Myers tiene una decisión por delante, también. Podría haber saltado el año pasado al draft de la NFL, pero decidió regresar para tratar de ganar un campeonato nacional. Su compañero de equipo, Justin Fields, ha iniciado una colecta de firmas en línea para pedir jugar en el otoño, y Myers la firmó gustosamente. Pero, por ahora, no hay indicaciones de que la Big Ten cambiará de parecer. Kiper califica a Myers como el tercer mejor centro disponible para el draft del 2021, y como Fields, es uno de muchos jugadores de Ohio State que esperan ser seleccionados y declinan regresar a la escuela.

"Se supone que sería un año increíble para nosotros", lamentó Myers. "Se supone que sería un campeonato nacional para nosotros. Se supone que sería el año en que todo lo que soñamos se hacía realidad.

"Es probablemente el equipo más talentoso del que he sido parte. Todos teníamos la mirada fija en el campeonato nacional y, por supuesto, una posible revancha en contra de Clemson. El último par de días, puse a un lado mi teléfono y ni siquiera lo miré. Necesitaba tiempo para dar un paso atrás y aclarar mis ideas y no enojarme demasiado. Existe la posibilidad de que nuestro equipo no luzca igual. Pienso que es demasiado prematuro decir con certeza cómo lucirá nuestro equipo en el invierno/verano, sea cuando sea que juguemos. Simplemente hay muchas cosas que necesitan suceder entre ahora y entonces".

Persiste una frustración sobre lo que los jugadores perciben como un rol desapegado por parte de la NCAA a la hora de tomar decisiones, especialmente al tiempo que la Big 12, SEC y ACC siguen adelante en su intento de jugar la temporada.

"Cada conferencia tiene a sus médicos diferentes y cada conferencia posee su propia agenda, y en una situación así donde algunos médicos dicen una cosa y otros dicen una cosa diferente, necesita haber un organismo rector, que es la NCAA, que se meta y realmente asuma liderazgo y empiece a hacer valer las cosas", dijo Reynolds.

"Definitivamente, se siente que ellos asumieron que, si no tomaban las decisiones, entonces parte de la responsabilidad y la culpa y la presión se aminoraría. Pero cuando eres un líder, cuando eres un head coach, si el juego depende de ti, si el juego va mal, depende de ti. Así que hacerse cargo de eso, ya sea tomar la decisión correcta o equivocada, es algo que la NCAA necesita hacer en una situación como esta".

Ninguna decisión es la decisión perfecta

Reynolds y St-Juste lideraron la propuesta de la Big Ten United como cofundadores de College Athlete Unity. Continuaron señalando que los administradores tuvieron meses para crear un plan para jugar en el otoño, específicamente en relación con los protocolos de las pruebas, y no consiguieron establecer normas uniformes para prácticas y entrenamientos de pretemporada.

Por ejemplo, Myers dijo que los jugadores de Ohio State han sido sometidos a prueba dos veces a la semana. Reynolds dijo que se ha sometido a prueba al menos en seis ocasiones en Michigan. Pero Reynolds también dijo que ha hablado con otros jugadores de escuelas de Big Ten que solamente han sido sometidos a una o dos pruebas.

"Me hizo sentir orgullo de que fijamos una postura respecto a algo, juntos, como estudiantes-atletas, y pedimos un plan porque vimos que no había plan", dijo St-Juste. "No hubo un plan correcto. No fue seguro".

Los jugadores desearon verse involucrados en las discusiones en torno a una temporada de primavera. Se mantiene inseguros acerca de lo que sucederá, por la incertidumbre respecto al virus y futuros protocolos de pruebas.

Por ello, siguen en busca de comunicación abierta con aquellos que toman decisiones.

"Sin importar cuál sea el plan, ellos no son los que están allá afuera experimentando", resaltó St-Juste. "Nosotros somos los que estamos allá experimentando el plan, y si hay consecuencias, somos nosotros los que enfrentaremos esas consecuencias porque somos los atletas que seguiremos el plan que ellos armen".

Pero, antes de seguir adelante con cualquier plan, ellos desean mayor claridad y transparencia con respecto al por qué la Big Ten decidió que simplemente no era seguro tener una temporada en otoño. Esas interrogantes persistentes solamente han intensificado las emociones, de padres y jugadores por igual, al tiempo que la mitad del mundo del fútbol americano colegial sigue adelante sin ellos.

Hace algunos fines de semana, Myers conducía alrededor de Columbus haciendo mandados. Pasó por un parque de béisbol, repleto de pequeños niños jugando. El estacionamiento estaba lleno.

Es imagen sigue regresando a él, difícil de olvidar ahora. Si tan solo pudiera ponerse un uniforme y saltar al campo con sus compañeros para un pequeño juego con el ovoide.