FILADELFIA -- Finalmente, los Philadelphia Eagles regresan al Super Bowl.

Donovan McNabb ignoró el peso de tres derrotas consecutivas en

juegos por el Campeonato de la Conferencia Nacional, y los Eagles

le calentaron el corazón a una ciudad congelada, al vencer el

domingo 27-10 a Michael Vick y a los Falcons de Atlanta.

Philadelphia avanzó a su primer Super Bowl en 24 años _ el único

resultado aceptable para los Eagles y sus rabiosos fanáticos, luego

de quedar a sólo un triunfo en tres ocasiones.

El seis de febrero en Jacksonville se medirán por el cetro

supremo de la NFL al vencedor del encuentro entre los Patriots de

Nueva Inglaterra y los Steelers de Pittsburgh, que se realizaba más

tarde.

La cuarta fue la vencida para los Eagles, pese a que no contaron

con los servicios de su receptor principal, el wide receiver

Terrell Owens a quien una lesión lo dejó reducido al papel de

espectador en la banca.

Sin embargo, nada se iba a interponer en la ruta de este equipo,

que llegó a la campaña con una mentalidad de todo o nada _ y

cumplió con esas enormes expectativas.

McNabb lanzó un par de pases de touchdown a Chad Lewis, incluido

el del puntillazo final a 3:21 minutos de final del partido. Ese

pase tornó los últimos minutos en una delirante celebración, con

los 67.717 fanáticos, la mayoría de los cuales gritaron de pie todo

el tiempo, saludaban a un equipo que finalmente consiguió su sueño.

"¡Super Bowl! ¡Super Bowl!'' corearon cuando se detuvieron las

acciones para la pausa de los dos minutos.

En contraste, Vick fue derribado cuatro veces por la temible

defensiva de Philadelphia, que entre otras cosas consiguió una

intercepción crucial para preparar el terreno para el segundo gol

de campo de David Akers.

El significado del día fue evidente en el terreno, donde los

Eagles celebraron y bailaron luego de cada jugada importante, y en

las gradas, donde abundaron los abrazos y la cerveza.