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Habrá multa con todo y suspensión, pero Beckham debió ser expulsado

Odell Beckham Jr., tiene que prepararse para las elevadas multas y probablemente más por su juego sucio y actividades extracurriculares este domingo en MetLife Stadium. Pero quizás la conclusión más sorprendente es que el árbitro Terry McAulay le permitió al receptor de los New York Giants terminar el partido ante los Carolina Panthers.

La pregunta de la semana en la NFL: ¿cómo rayos es que no expulsaron a Beckham mucho antes de que atrapara el touchdown del empate en el cuarto periodo? (En un comunicado el domingo por la noche, la NFL expuso que las descalificaciones quedan a juicio del oficial y las acciones de los "jugadores involucrado" serán revisadas en el debido protocolo).

Beckham fue castigado tres veces por conducta antideportiva durante una batalla que duró todo el juego con el esquinero de los Panthers, Josh Norman. La cuadrilla de McAulay le pudo haber adjudicado algunas más a Beckham, especialmente en el contexto del aparentemente olvidado punto a reforzar esta campaña contra las peleas.

Parece haber pocas dudas que Beckham recibirá una notificación de multa por parte de la NFL esta semana. Puede esperar un golpe de al menos 11,576 dólares, la multa mínima por una primera infracción de conducta antideportiva. (Una reiteración les cuesta al menos 23,152 dólares, si es que la revisión de la liga ratifica el castigo original).

Si la liga valora las acciones de Beckham como peleas, las multas se elevan a 28,940 dólares por una primera infracción y a 57,881 por una segunda. Además, la liga tiene el derecho de multar a Beckham por jugadas que no atrajeron pañuelos. La suspensión es posible, pero la NFL suele emplearlas en estas situaciones cuando el jugador ha demostrado un patrón de conducta consistente pese a castigos y/o multas previas en el año.

El mejor argumento para una suspensión es compensar el tiempo que Beckham debió perderse el domingo. Francamente, McAulay y su cuadrilla se equivocaron al permitir que Beckham terminara el juego. Lo más escandaloso fue una jugada del tercer cuarto en que Beckham manoteó el caso de Norman en una ruta, luego regresó por él y le apuntó el caso al costado de la barra.

En un video mostrado a todos los jugadores este verano, la NFL enfatizó que "la conducta flagrante resultará en expulsión". El libro de reglas de la NFL define "flagrante" como algo "extremadamente debatible, conspicuo, innecesario, evitable o sin provocar". Apegados a esa definición, es difícil entender por qué McAulay no consideró como flagrante la jugada del tercer cuarto y por ende meritoria de expulsión. Suspender a Beckham sería el reconocimiento de que debieron hacerlo.

Ahora bien, no seamos muy duros con McAulay. Es claro que la NFL ha fracasado en toda la liga para dar seguimiento a sus puntos de énfasis de la pretemporada.

De hecho, sólo hubo dos expulsiones en las primeras 14 semanas de la campaña, muy por debajo del ritmo de 13 expulsiones en el 2014. La NFL no clasifica las causas de la conducta antideportiva, entonces no sabemos si los castigos por pelear han aumentado o disminuido, pero en general, hubo 69 castigos por conducta antideportiva señalados en las primeras 14 semanas de la temporada. Durante el mismo periodo el año pasado, hubo 60.

Ambas expulsiones de esta campaña fueron en partidos a cargo del árbitro Gene Steratore, quien echó al apoyador de los Seattle Seahawks, K.J. Wright, en la Semana 2 por azotar a un oponente contra el suelo, y al profundo de los Denver Broncos, T.J. Ward, por lanzar un puñetazo a un rival en la Semana 10.

La NFL podría argumentar que la baja de expulsiones sugieren que la sola amenaza de ello ha bajado las peleas. No tengo los números para respaldar o denostar esa teoría, pero la realidad es que el domingo, la liga tuvo a un jugador estelar cometiendo penalidades flagrantes --la cantidad exacta que la liga expresó que erradicaría del juego este año-- y sus oficiales no usaron la herramienta más apropiada que tienen para combatirlo.