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Conclusiones del triunfo de Chiefs sobre Texans en Ronda Divisional

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Fan de Chiefs se perdió el épico regreso por irse anticipadamente (0:31)

Un aficionado se grabó mientras se iba del estadio luego del catastrófico primer cuarto ante Houston. (0:31)

Los Kansas City Chiefs montaron uno de los regresos más espectaculares en la historia de la postemporada, para superar a los Houston Texans en la Ronda Divisional.

Aunque todavía se quedó lejos de las remontadas récord en términos de puntos anotados, lo sucedido esta tarde en Arrowhead Stadium impacta por lo rápido que sucedió todo: Houston se puso muy rápido arriba, por 24-0, y los Chiefs respondieron todavía más rápido, hasta darle la vuelta al partido con siete series consecutivas de touchdown.

Aquí presentamos las conclusiones que nos dejó el partido.

1. El vaivén del momento. No siempre es sencillo identificar cambios de momento de un equipo a otro en un partido. En ocasiones, pasa apenas perceptiblemente de un lado a otro, y por poco tiempo. Esto no fue el caso en Arrowhead.

Al inicio del partido, todo era Texans. Los Chiefs estaban borrados, derrotados. No podían quedarse con los pases, que se les caían de las manos. No podían bloquear en una patada de despeje, ni siquiera pedir una recepción libre. Si somos sinceros, ese equipo, en ese momento, parecía haberse dado por vencido.

Después, una duda del head coach de los Texans, Bill O'Brien, les abrió la puerta. En cuarta y 1, tocando la puerta para un potencial cuarto touchdown, pidió tiempo fuera para enviar a su unidad de gol de campo, y poner el marcador en 24-0. La decisión en sí de sumar 3 puntos no me parece de lo peor, pero sí la duda. No hubo convicción para jugársela en cuarta oportunidad, ni tampoco para patear. Eso invitó a pensar, a mi juicio, que O'Brien se había quedado con las ganas de demostrar que podía acabar con los Chiefs de un plumazo. Que se la jugaría en la siguiente oportunidad en que sintiera que podía cerrar el partido.

Lo hizo, en una situación de cuarta y 4, en territorio propio, echando los últimos leños necesarios para encender la hoguera de la remontada de Kansas City. Justin Reid, quien corrió el ovoide en ese engaño, pasó tres veces frente al centro antes de recibir el ovoide, suficiente para poner en alerta a los Chiefs. Es sencillo hablar a toro pasado, pero de haber convertido en esa oportunidad, no estaba garantizado que anotarían. Faltaba todavía la mitad del campo para recorrer. O'Brien desperdició la mejor oportunidad para ser agresivo, y con ello le dio la iniciativa a Kansas City.

2. El momento menos adecuado. La defensiva de los Texans entregó su desempeño más miserable de la campaña ante el oponente que, posiblemente, anote con mayor facilidad en la NFL. Incluso al inicio del partido, cuando todo favorecía a Houston, Kansas City despejaba por errores propios, no por jugadas de la defensiva de los Texans.

Los equipos especiales de Houston sí hicieron jugadas, pero es imposible esperar algo más de una unidad en un partido que una patada de despeje bloqueada y devuelta para touchdown, y un balón suelto recuperado en un despeje propio.

La defensiva, por su lado, fue arrollada materialmente. No hubo presión suficiente contra Patrick Mahomes, pero sobre todo, no hubo manera de frenar a Travis Kelce, a mi juicio, el mejor jugador de los Chiefs en el partido. Tyreek Hill se recuperó de su balón suelto con jugadas grandes, y Damien Williams se encargó de poner los toques decorativos a la que terminó en paliza. La defensiva de los Texans no respondió cuando se necesitaba, y no me sorprendería que el empleo de Romeo Crennel al frente de la unidad esté en peligro luego de lo de hoy, aunque claramente no es el único responsable.

3. Tarea pendiente en KC. Los Chiefs anotaron tantos touchdowns que se emitió un anuncio a través de las pantallas del estadio de que se habían agotado los fuegos artificiales para celebrar. Desde luego, eso sirvió como burla contra los Texans, pero también nos da una idea de la potencia ofensiva del equipo. Perdida en las sombras de la fiesta ofensiva, está el desempeño de una defensiva que, por momentos, sufrió para frenar a los Texans.

Los 31 puntos recibidos no son imputables a la defensiva. Está esa devolución del despeje bloqueado por ahí, pero de todos modos no quieres recibir 24 puntos en un partido. Deshaun Watson hizo ver mal a algunos jugadores por momentos gracias a su elusividad, y DeAndre Hopkins tuvo recepciones importantes, como se esperaba. Tennessee presenta un reto totalmente diferente, pero una vez más, la presión está sobre la unidad que dirige para Steve Spagnuolo para demostrar que no son el talón de Aquiles de este equipo, como sucedió el año pasado.