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Kevin Seifert | ESPN.com 4y

Cinco grandes preocupaciones por el coronavirus para la temporada 2020 de NFL: Guía principal para atenderlas

La NFL ha insistido desde marzo que jugaría completa su temporada 2020, pese a la pandemia por el coronavirus que congeló los deportes alrededor del mundo.

Para que eso suceda, la liga debe navegar un intrincado laberinto de cambios de políticas, intervenciones médicas, concesiones de negocio y cambios de filosofía, algunos de los cuales eran inconcebibles hace unos meses y que han creado nuevas dudas recientemente, al tiempo que los contagios han aumentado en partes de Estados Unidos.

Han trascendido detalles de un plan, recientemente un memo de 13 páginas en conjunto con la NFLPA en el que se delineaban las condiciones necesarias para permitir a los jugadores volver a las instalaciones del equipo. Como sucede con otros deportes, divide a los empleados del equipo en equipos para dar acceso a las instalaciones y entre ellos.

Los dueños de la NFL se reunirán el jueves vía teleconferencia para discutir el estatus de los planes para el campamento de entrenamiento y más adelante. Las especificaciones podrían evolucionar con el tiempo, pero el panorama general permanecerá constante.

Con la ayuda de un especialista en ética y un epidemiólogo, identificamos cinco principios de guía que la NFL debería seguir mientras se prepara para la temporada 2020.

Establecer el riesgo aceptable

La discusión pública de jugar en medio de una pandemia se ha enfocado más en el proceso que en la ética e ignora un rango de mortandad que se ha estimado en 1.4 por ciento. Por su naturaleza, el futbol americano quizá sea el deporte más complicado en el cual implementar políticas de mitigación, al menos durante los juegos. Dicho sin rodeos, aquellos que participan en actividades en el campo, donde los cubrebocas no ocurren con regularidad y el distanciamiento físico no es posible, asumirán un nuevo nivel de riesgo en sus vidas.

Don Heider, director ejecutivo de Markkula Center para Éticas Aplicadas en la Universidad de Santa Clara, dijo que los dueños de la NFL deberían tener una conversación incómoda, pero necesaria, sobre ese riesgo. El regreso del futbol americano, sin duda, impulsaría el bien común, pero, ¿a qué costo?

“Deberían pensar por adelantado sobre cuáles serán los límites aceptables”, dijo Heider. “¿Vale la pena el riesgo que ofrece el reanudar el futbol americano? ¿Cuántas vidas se está dispuesto a sacrificar para tener juegos los domingos? Es una pregunta difícil de la que deberían saber la respuesta antes de comenzar)la temporada). La gente que toma esas decisiones tiene grandes inversiones de dinero. Lo sabemos, pero se convierte en una pregunta muy difícil, porque la seguridad parece ser casi insuperable (negar todo el riesgo)”.

De hecho, la NFL ya ha concedido que habrá infecciones. El reto, de acuerdo a Allen Sills, director médico de la liga, “es identificarlas lo más rápido posible y prevenir el contagio a cualquier otro participante”. Ese enfoque no sólo minimizaría el contagio a compañeros de equipo sino a miembros de la familia y personas cercanas.

El concepto básico del futbol americano naturalmente lleva a los jugadores a tomar grandes riesgos a corto y largo plazo en su salud. Ese riesgo es diferente aquí y se extiende a caches, directivos, proveedores médicos y otros empleados esenciales, pero ya comenzamos a ver los parámetros de la discusión. El ejemplo más visible es el del grupo de jugadores de los Tampa Bay Buccaneers, incluido el quarterback Tom Brady, que participaron en un entrenamiento grupal esta semana, pese a la reciente advertencia de la NFLPA para no organizarlos.

Por su lado, John Harbaugh, coach de los Baltimore Ravens, dijo en días recientes que, personalmente, no es una persona “que huya atemorizado de un virus o cosas así”, aunque señaló que respetará los protocolos.

“No voy a huir para resguardarme y no creo que la NFL lo haga tampoco”, agregó Harbaugh.

Jack Del Rio, coordinador defensivo de los Washington Redskins, quien jugó 11 años en la NFL, publicó un mensaje en redes sociales sobre el temor a jugar con el riesgo de contagio.

“La mayoría de jugadores comprende el riesgo de jugar futbol americano. La prioridad no es intentar estar perfectamente sanos. Si así fuera, quizá nunca debería manejar tu auto”, dijo Del Rio.

Sin embargo, la NFL también tiene dos otras responsabilidades éticas, de acuerdo a Zachary Binney, epidemiólogo en el Oxford College de Emory University. Primero, el régimen de pruebas de la liga no debería dejar a otras partes del país con poco suministro, pero, en un sentido más amplio, el regreso de la NFL no puede amenazar la salud pública por ser una fuente de contagio. En la decision de a cuántos aficionados se les permitirá ingresar a los juegos, si eso sucede, es un factor clave decidir hasta qué punto los participantes en el campo estarán separados de la sociedad. Al momento, la NFL no ha finalizado ningún plan para el potencial ingreso de aficionados a los estadios.

“Ningún deporte debe ser la fuente de un contagio mayor o contribuir a él”, señaló Binney. “Esa es otra razón por la que es importante tener protocolos estrictos, porque si losjugadores se enferman y luego van a casa y sus familias enferman y sus niños salen y contagian a otros niños en la escuela y así se contagia a otras familias, entonces, se convierte es un gran aspecto negativo de salud. Es algo de lo que serían responsables”.

Determinar dónde está la intersección entre el futbol americano y el distanciamiento social

El futbol americano se juega por grupos grandes de hombres que gritan con frecuencia y profundas respiraciones aeróbicas, todas formas comúnmente aceptadas como vías de contagio de coronavirus. El objetivo del distanciamiento social es mantener alejada a la gente del rango de propagación individual. Servir a esas naturalezas dispares es una cuestión central del futbol americano durante una pandemia.

Sean McVay, coach de Los Angeles Rams, está entre quienes se preguntan si eso es posible.

“Vamos a distanciarnos socialmente, pero jugamos futbol americano”, dijo McVay durante una teleconferencia a inicios de junio. “Es realmente difícil para mí entender todo esto. No lo entiendo. En verdad no”.

En un memo enviado el 7 de junio, la NFL y la NFLPA pidieron a los equipos reacomodar sus vestidores, retirar mobiliario y desarrollar protocolos para asegurar qe los jugadores y coaches permanezcan a 6 pies (1.5 metros) de distancia uno de otro donde sea posible. Dieron instrucciones para crear tráfico en un sentido en las instalaciones del equipo, para citas obligatorias individuales con los preparadores físicos, trabajos limitados de levantamiento de pesas a 15 o menos jugadores, pidieron que se hicieran juntas virtuales cuando fuera posible y se limitaran las juntas presenciales a 20 personas.

Esas prácticas probablemente obligarán a los equipos a construir vestidores temporales, modificar su programación completa semanal y cambiar las convenciones básicas de la vida en la NFL.

Luego, claro, está el concepto del distanciamiento que se desvanecerá por tres horas en el campo, como lo hizo notar McVay. La NFL y la NFLPA trabajan con las manufactureras para desarrollar cubiertas que ayuden a limitar la propagación durante los juegos, pero tales esfuerzos son considerados una herramienta suplementaria. La intervención más valiosa, dijo Binney, es seguir protocolos estrictos de distanciamiento entre juegos.

“Lo importante para la NFL es que debe hacer una gran inversión para asegurarse de que hay una posibilidad baja de que quien sea que salte al campo sea infectado”, señaló Binney. “Eso es lo importante de lo que intentas hacer durante la semana. Se debe hacer”.

Comprender el impacto de una ‘segunda ola de contagio’ y/o la temporada de gripe

Mucho del mensaje a largo plazo de las autoridades de salud se ha enfocado en la posibilidad de una elevada propagación del virus al tiempo que el clima se hace más frío al final del otoño y al inicio del invierno. El momento podría coincidir con la temporada normal de gripe, confluencia que podría aumentar el uso de los hospitales y de empleados de lsa salud más allá de sus límites actuales de trabajo.

¿Podría continuar una temporada de futbol americano durante esos eventos? El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, tiene sus dudas.

“Si hay una segunda ola, lo cual es, ciertamente, una posibilidad y que podría complicarse por la predecible temporada de gripe, el futbol americano quizá no pueda jugarse este año”, dijo Fauci a CNN a inicios de junio.

Allen Sills, director médico de la NFL, dijo en un comunicado que Fauci había identificado los temas más importantes que la liga y el sindicato aún trata. Pese a ello, el momento proyectado para esta complicación cae antes del final de la temporada regular de la NFL.

“En el contexto del calendario de la NFL, definitivamente es más probable que puedas iniciar la temporada que terminarla”, señaló Binney.

Eso pondría a la NFL en la misma posición que los deportes de primavera y verano que tuvieron que suspender actividades a media temporada o retrasar el inicio de su temporada, pero la NFL, con base en el fortuito momento de su temporada, podría beneficiarse por haber tenido meses de preparación.

Binney ha expresado su deseo de que la NFL siga un enfoque de “burbuja de mercado local”, el cual, en gran medida, secuestraría a los jugadores y coaches en un hotel local durante toda su temporada, mientras están sujetos a múltiples pruebas para detectar el virus a la semana.

Esa estrategia quizá parezca extrema al momento, reconoció Binney, pero podría ser necesaria para mantener la temporada activa en noviembre y diciembre.

Manejar los inevitables espacios que habrá en el roster

Los equipos de la NFL intentan todo el año prevenir, mitigar y rehabilitar lesiones de los jugadores. Esos esfuerzos tomarán una nueva dimensión en la era de la pandemia y hay neceaidad de una intervención al nivel de la liga para manejar infecciones y posibles cuarentenas.

En un nivel básico, la NFL debe asegurarse de que cada equipo tenga una cantidad suficiente de jugadores sanos, en las posiciones correctas, para disputar partidos de forma creíble durante 17 semanas. Ciertamente, eso casi significa una expansión de las escuadras de prácticas del límite actual de 12. Podría también llevar a una clasificación separada para los jugadores en el roster que quedaron fuera de acción por el coronavirus, ya sea que dieron positivo en las pruebas, muestran síntomas o están en cuarentena. De otra forma, los jugadores afectados por el virus necesitarían estar en el roster de 53 jugadores o ser puestos en la losta de reservas lesionados, de las cuales los equipos sólo pueden activar a tres elementos por temporada.

Una idea más radical es emular la regla del “Team 9” presentada durante la temporada 2020 de la XFL. La idea era que un grupo de 40 jugadores entrenaran juntos en una locación central durante la temporada, lo que le daba a los ocho equipos de la XFL un grupo de jugadores de remplazo sanos y presumiblemente en buen estado físico.

Durante la temporada de cinco semanas de la XFL, 23 miembros fueron tomados del Team 9 al roster de jugadores activos. Claro, esos jugadores podrían infectarse a sí mismos, pero la NFL tendría más control en sus interacciones sociales al usar este concepto del que tendría sobre jugadores que los equipos contrataran como agentes libres.

Los coaches también consideran medidas preventivas como la cuarentena para un quarterback sano.

Bruce Arians, coach de los Buccaneers, dijo en el Green Light Podcast con Chris Long que quizá mantenga a su tercer quarterback lejos del resto del equipo para asegurar la disponibilidad de un pasador sano que conoce la ofensiva y puede ser titular sin previo aviso.

Eliminar el incentivo para esconder la enfermedad o jugar con síntomas

En los deportes, regularmente escuchamos sobre la diferencia entre estar “lastimado” (con dolor) o “lesionado” (pérdida de alguna función). La verdad sobre el futbol americano es que los jugadores tienen incentivos para ocultar ambos conceptos. La exigente naturaleza del deporte asegura que casi todos tendrán alguna dolencia en algún grado durante la temporada, pero los contratos, que no son garantizados, los dejan vulnerables a perder sus trabajos si no pueden jugar.

Es razonable asumir que la mayoría de los jugadores reportarán los síntomas (por el coronavirus) y seguirán los protocolos para minimizar el contagio, pero la imperdonable naturaleza de la estructura de la NFL que dice, “juega y te pago”, deja abierta la posibilidad de que alguien no lo haga.

A menos de que la liga exija pruebas diarias para detectar el coronavirus, lo cual no parece probable, sólo se necesitaría una mala decisión para iniciar un evento de contagio.

Esa es sólo una de varias preocupaciones que la NFL y la NFLPA deben atender antes del inicio de los campamento de entrenamiento. La NBA, por ejemplo, ha hecho excepciones para jugadores que están en riesgo alto por condiciones preexistentes de salud y quienes recibirán su salario, incluso si no participan en la reanudación de la temporada. Mientras, a los jugadores que decidan no hacerlo por otras razones, se les retirará el 1/92 de su salario por cada juego al que no asistan, hasta alcanzar el tope de 14 partidos, pero su sueldo no se les retirará totalmente.

“Desde un punto de vista ético, el sistema no es un campo de juego equilibrado”, lamentó Heider. “Podrías ver a jugadores jóvenes particularmente vulnerables y que quizá no sean considerados indispensables, porque no es que ya tengan $20 millones en el banco. Será fascinante ver cómo lidian con eso en el futbol americano”.

“El público ya a elevado la aceptación del riesgo para los jugadores de futbol americano, pero su algo realmente malo sucede, ¿a dónde irá la opinión pública?”, concluyó Heider.

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