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Subsisten las interrogantes en la defensiva de Seattle de cara a su campamento

Carroll deberá ajustar su defensiva y vivir sin Jadeveon Clowney; además, debería dejar más el juego en las manos de Wilson

Los Seattle Seahawks abrirán su campamento de entrenamiento el 28 de julio en Virgina Mason Athletic Center en Renton, Washington. Aquí una mirada más de cerca a algunas de las historias a seguir.

¿Será suficiente la presión al mariscal, sin Jadeveon Clowney?

La defensiva de los Seahawks batalló a lo largo del 2019, especialmente presionando al mariscal de campo. Eso fue con Clowney, quien apenas y tuvo tres capturas, pero produjo la quinta mejor marca de duelos ganados al presionar al mariscal –frecuentemente enfrentó equipo doble. Mucho tendrá que salir bien para los Seahawks para montar una defensiva de presión del calibre para el campeonato sin él: los agentes libres Benson Mayowa y Bruce Irvin deberán igualar su rendimiento de 2019, que Jarran Reed regrese a su mejor versión, que Rasheem Green y L.J. Collier den un gran salto de calidad y los novatos Darrel Taylor y Alton Robinson sean mejores de lo que dicen sus posiciones del draft. Las reducidas repeticiones en los reducidos entrenamientos no les harán ningún favor para desarrollar a jóvenes como Green, Collier, Taylor y Robinson.

En teoría, una mejoría en la secundaria ayudará a la presión –y eso incluye la reciente adquisición de Jamal Adams en canje con los New York Jets—pero ahí hay otra interrogante con respect a la disponibilidad de Quinton Dunbar, debido a su caso de supuesto robo a mano armada. Mientras, Clowney tendrá que aceptar una significativa reducción de dinero del que ya de por si había desechado de Seattle si quiere regresar. Sin él, Seahawks tiene un puñado de jugadores complementarios para presionar al mariscal, pero obviamente no son una amenaza primaria.

¿Dejará Seahawks brillar a Russell Wilson?

“Dejen brillar a Russ” ha sido un cantico de los aficionados de Seahawks que creen que el equipo no está utilizando completamente a uno de los mejores quarterbacks. El deseo de Pete Carroll de una ofensiva balanceada es la razón por la cual Seattle está en la posición 24 en porcentaje de jugadas de pase por diseño en las últimas cinco temporadas y °32 a lo largo de la carrera de Wilson. Carroll no va a reinventar su idea ofensiva a los 68 años de edad, pero hay realísticas formas en las que puede poner más en Wilson sin pedirle que lance el balón 40 veces por juego.

Dos ideas: 1) Darle más libertad para que lleve su ritmo, algo que ama Wilson y que funciona para Seattle en situaciones urgentes y 2) No quitarle el balón a Wilson en momentos decisivos. Con Phillip Dorsett II uniéndose a Tyler Lockett, DK Metcalf y David Moore, los Seahawks tienen un grupo de veloces receptores que se pueden complementar con lo que sería la mejor fortaleza del mariscal –lanzar profundo. Se fijaron en Antonio Brown y Josh Gordon, dos receptores que Wilson quería que el equipo firmara.

¿Qué grupo está bajo el mayo escrutinio?

La línea ofensiva, en la que Seattle proyecta tener al menos tres y posiblemente cuatro nuevos titulares. Eso debería de ser suficiente reto en circunstancias normales dado lo importante que es la continuidad en esa línea –más que en cualquier otra parte. Ese reto es mayor con todas las repeticiones perdidas debido a la pandemia.

Los nuevos titulares serán B.J. Finney al centro, Damien Lewis o Chance Warmack como guardia derecho y Brendon Shell como tackle derecho. Phil Haynes sería el cuarto si puede derrotar a Mike Iupati para la posición de guardia izquierdo, y en cuyo caso el tackle izquierdo Duane Brown sería el único titular respecto al año pasado. Sin trabajo dentro del campo durante la temporada baja y sin pretemporada–más todos los cambios en el campamento- significa que la línea ofensiva de Settle tiene su trabajo muy recortado.

¿Confiarán en Bobby Wagner y compañía, tanto como lo hicieron en 2019?

Jugaron una enorme cantidad de base defensiva, que, en el esquema de Carroll, 4-3, significa mantener los tres apoyadores en el campo en situaciones en las que usualmente se pide un quinto jugador profundo. Elegir al apoyador Jordyn Brooks en la primera ronda parece una indicación de que los planes de Carroll continúan sustentados por una fuerte base en 2020, peor no hay certeza.

La principal razón para toda la base del año pasado, fue que los Seahawks confiaron más en su tercer apoyador (Mychal Kendricks) que en cualquiera de sus opciones como quinto profundo (Jamar Taylor y Ugo Amadi). Kendricks y Taylor se fueron y Amadi tiene un año en su haber, así como Marquise Blair. Amadi y Blair competirán por la labor de ‘nickelback’. Carroll quiere verlos y a otros en el campo antes de tomar una decisión sobre qué tanto jugará con una base en contra de un quinto hombre profundo.

¿Terminarán con la podrida tendencia de verano?

La podrida suerte que han tenido con su mejor selección de draft que se ha lastimado en los últimos cuatro años. Collier (2019) se perdió la mayor parte del campamento de verano y el inicio de la temporada debido a una lesión de tobillo, un gran retroceso en lo que parecía ser una temporada para novato del año. Rashaad Penny (2018) fuera por dos semanas con un dedo roto. Malik McDowell (2017) nunca jugó después de la lesión en su cabeza en un accidente en una moto ATV. Germain Ifedi (2016) se perdió los tres primeros partidos por lesión de tobillo. Todas esas lesiones ocurrieron en el verano o justo antes del inicio.

Asumiendo que Brooks llegue sin un rasguño, los Seahawks esperan que juegue un significante rol a pesar de que sea mucho para un linebacker. Podrían pasar a K.J. Wright al lado fuerte, donde Irving fue proyectado como titular en las primeras jugadas. Wright pude que no esté listo para ser titular ya que se recupera de una cirugía de hombro. Cualquier posibilidad abre la puerta para que Brooks inicie en el lado débil, donde Seattle considera que le va ir mejor.