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La otra tormenta en Houston

La afición de los Texans ha reaccionado con reclamos y al mismo tiempo con el preocupante entendimiento de que las malas decisiones se han hecho costumbre

Como todos saben, el estado de Texas fue seriamente golpeado por una ola de frío polar afectando a millones de usuarios que se quedaron sin electricidad, agua y dónde conseguir víveres. Y mientras en los últimos días revisaba noticias acerca de cómo Houston, una de las ciudades más impactadas por este fenómeno natural, encontraba la forma de reorganizarse y recuperarse, recordaba como J.J. Watt hace apenas unos años se convirtió en una leyenda por sus esfuerzos caritativos al recaudar más de 37 millones de dólares tras el paso del Huracán Harvey, además de recientemente haber apoyado a pequeñas empresas que sufrían los estragos de la pandemia covid-19.

Su influencia se podía ver no solo fuera, sino dentro del terreno de juego durante diez temporadas, tres veces fue elegido el mejor jugador defensivo de la liga, cinco veces All Pro, y no es común ver a un jugador de tal posición convertirse en la cara de la franquicia. Y es que, mientras en estas dos últimas semanas se veían imágenes de un Houston bajo la nieve, también se anunciaba que se había enfriado la relación entre el ala defensiva y los Texans, al punto de dejarle en libertad y permitir que fuera el propio jugador quien anunciara el cierre de su ciclo en el equipo.

La afición de los Houston Texans ha reaccionado con reclamos y al mismo tiempo con el preocupante entendimiento de que las malas decisiones ya se han hecho costumbre, porque todo arranca desde muy atrás en la línea del tiempo, desde el cambio de Jadeveon Clowney, la primera selección global de 2014, a los Seattle Seahawks, despojarse de dos picks de primera ronda del draft de 2020 y de 2021 con Miami, y todavía otra de segunda ronda para 2021 en intercambios sumamente cuestionables, y por supuesto, uno de sus peores pecados de los últimos años, deshacerse de DeAndre Hopkins, uno de los mejores receptores que había en la liga, todos estos puntos como remanentes de una pésima gestión llamada Bill O’Brien, a quien durante seis años le dieron el poder de hacer y deshacer sin rendir cuentas, fungiendo de entrenador en jefe y siendo a la vez, su propio jefe como gerente general del equipo, una locura.

Con ese cúmulo de fallos, más un comienzo de cuatro derrotas, le dieron las gracias a O’Brien, pero el mal ya estaba hecho y fue más profundo de lo que se imaginaba.

Houston llenó el hueco de gerente general con Nick Caserio y éste a su vez se decidió por David Culley como su nuevo Head Coach, proveniente de Baltimore Ravens a cambio de más rondas de Draft que aunque sean compensatorias de tercera ronda, seguía hipotecando con ello la posibilidad de una reconstrucción, considerando todas las demás que ya han intercambiado en el pasado, pero sobre todo, generando el disgusto de su gran pasador Deshaun Watson, uno de los mejores quarterbacks de la actualidad y en plena juventud, que ha solicitado su salida del equipo, y con justa razón, no se le ve ni pies ni cabeza al proyecto, y de quedarse estaría sepultando años fructíferos, además de saber que hay una buena cantidad de equipos necesitados de mariscales de campo.

Por donde se le vea, Houston es un polvorín, sumado al tema del tope salarial y la cantidad de agentes libres, no se ve ni cerca un mejor panorama, por eso Justin James Watt merecía salir, dinero ya hizo el suficiente durante una década en la NFL, ahora busca el equipo que sea una opción potencial de Super Bowl, y a donde vaya llevará ese impacto mediático y liderazgo que siempre le han caracterizado y que trascendió más allá de Houston, conquistando toda la liga.

El interés por sus servicios ha despertado en prácticamente la mitad de las franquicias, pero los destinos emocionales le podrían llevar a Pittsburgh Steelers donde juegan sus dos hermanos, o a Green Bay Packers que sería otra forma de volver a casa siendo originario de Wisconsin.

Justo el día que J.J. Watt se despedía de los Texans, se leía en un rotativo de la BBC, que en Houston, el estado que más energía produce de EE.UU., millones de personas se quedaron sin electricidad… se entiende que también se le estaba yendo la luz al equipo.