Se definió de vago al grado tal de que se fue de su casa por no querer estudiar. Lo echaron de la pensión de Newell's por guardar la moto dentro de la habitación. Mirando sus videos como jugador, nació el entrenador. Recorrió toda la Argentina en un viejo Fiat 147 para buscar jugadores.
Así fue el inicio de la historia del Loco Marcelo Bielsa como entrenador.
El Bielsa futbolista tocó el cielo con las manos en 1976 cuando se produjo el anhelado debut en Primera División, nada más ni nada menos que contra River.
Con el paso del tiempo, y a pesar de integrar una Selección Preolímpica, su carrera se fue apagando. El quiebre en su cabeza se produjo mirando los videos de sus actuaciones.
"Yo, como todo mal jugador, quería explicarme por qué jugaba mal y revisaba los partidos con una minuciosidad exagerada y ahí fui forjando al entrenador", reveló Bielsa en una nota con El Gráfico en 1992.
Eran tiempos donde el Loco brindaba notas individuales, miraba al periodista a los ojos, y hasta se permitía sonreír.
Fue el momento en el que Marcelo Bielsa se metió a estudiar Educación Física y se recibió de profesor. Pero en su interior más profundo tenía la llama del entrenador encendida en su alma. Y fiel a su estilo, no paró hasta convertirse en director técnico.
Sus primeras experiencias al frente de un grupo fueron en la Universidad de Buenos Aires, a lo Bielsa. ¿Qué hizo? Armó un plantel, pero no sin antes observar a más de 3.000 jugadores. Su obsesión lo llevaba a analizar vídeos de fútbol europeo que le llegaban por correo.
Así nació el Bielsa entrenador
Cuenta la leyenda que un sábado el Loco andaba caminando por Rosario y se cruzó en plena peatonal Córdoba con Eduardo Bermúdez, quien acababa de desvincularse de las inferiores de Newell’s para tomar la primera de Central Córdoba.
"Marcelo, ¿no se anima a reemplazarme?", le preguntó Bermúdez. El desafío esperado arribaba por fin. Jorge Bernardo Griffa le dio el visto bueno y Bielsa volvía a su amor futbolero. Comenzó a trabajar bajo el ala de Griffa, un técnico al que Bielsa consideraba como: "Un hombre con una formación diferente que me llenó de mensajes e inquietudes. Fui creciendo en el análisis".
En el equipo rosarino inició una revolución jamás vista. ¿Qué hizo? Para captar talentos no tuvo mejor idea que dividir la Argentina en 70 pedacitos y se subió a su viejo Fiat 147 blanco para recorrer el país de una punta a otra. Fueron 25 mil kilómetros en cinco de etapas de 5.000. Una verdadera locura.
En 1990, la directiva de Newell's decidió rescindir contrato con el entrenador del primer equipo, José Yudica. En la búsqueda del sucesor, muchos dirigentes se preguntaron por el Loco de las formativas. Bielsa respiraba Newell's. Era un hombre de la casa. Y por si fuera poco, tenía la bendición de un prócer como Griffa. Y en julio de ese año asumió su primer reto grande, apelando a sus convicciones, como dijo en aquella nota con El Gráfico: "Yo creo más en la rigidez que en la flexibilidad, le soy sincero, yo creo más porque siento de ese modo y porque lo único que hay que aconsejarle a un conductor es que actúe de acuerdo a lo que siente, si abandona la convicción, seguro que fracasa".
El Loco agregó: "Pero que crea más en la rigidez que en la flexibilidad no quiere decir que la flexibilidad no sea aconsejable, porque hay ejemplos exitosos de flexibilidad. Jorge Valdano, una persona por la que siento una profunda admiración, es un individuo antagónico a mi forma de pensar, es un individuo flexible y no rígido, y es exitoso. Lo que pasa que yo jamás podría copiar cosas que él propone porque siento distinto. Creo que entre el siento y el entiendo hay un puente. Que yo entienda, no me habilita para ejecutar lo que reconozco válido en otro porque para hacer eso tengo que sentirlo, no solamente entenderlo".
Fue el inicio de la historia de un entrenador tan locuaz como polémico pero que dejó su huella en todos los lugares por los qué pasó.
