Hay despedidas que no duelen, sino que emocionan. Y la de Ubaldo Fillol fue una de esas. El sábado 22 de diciembre de 1990, a los 40 años, el "Pato" jugó su último partido oficial como futbolista profesional. Fue en el Estadio Monumental, frente a River Plate, el club donde vivió una de las etapas más brillantes de su carrera.
Aquella tarde de verano, con la camiseta de Vélez Sarsfield, se despidió como una leyenda: con una victoria, una atajada memorable y una ovación inolvidable.
Una despedida con gloria
El partido correspondía a la última fecha del Torneo Apertura 1990. Vélez se impuso 2-1 en Núñez, pero más allá del resultado, todas las miradas estaban puestas en el hombre bajo los tres palos.
Fillol fue figura durante los 90 minutos, y coronó su actuación atajandole un penal a Rubén “Polilla” Da Silva, delantero uruguayo de River. Fue una atajada simbólica y estadística: con esa intervención, llegó a los 26 penales atajados en su carrera, igualando el récord histórico de Hugo Orlando Gatti.
Un retiro en casa
Aunque vestía los colores de Vélez, su despedida fue en el estadio donde alcanzó la cima del fútbol argentino y donde vivió tardes inolvidables con la camiseta de River. El Monumental, testigo de su consagración en el Mundial 1978 y de años de gloria en la Banda, se rindió a sus pies.
Cuando terminó el partido, el público local se puso de pie y lo aplaudió como a un hijo. La ovación fue unánime: había dejado de ser rival, era simplemente Ubaldo Fillol, el arquero de todos.
Palabra de leyenda
Años después, el propio Fillol recordaría ese día como uno de los más emotivos de su carrera. “Fue cerrar un círculo perfecto. Me retiré en la cancha donde viví las alegrías más grandes, frente a la gente que siempre me respetó. No podía pedir más”, expresó con emoción.
El Pato, siempre humilde, siempre maestro, se despidió sin estridencias, pero con el reconocimiento de todo el fútbol argentino.
Un legado que sigue volando
Desde su debut en Quilmes en 1969 hasta ese último partido en 1990, Ubaldo Fillol construyó una carrera ejemplar. Campeón del mundo, ídolo de River, referente en Racing y figura en la Selección Argentina. Su retiro no fue el final de una historia, sino el inicio de su legado. Desde entonces, siguió vinculado al fútbol como entrenador de arqueros, formador y referente.
Aquel 22 de diciembre no fue una simple fecha de calendario. Fue el día en que el Pato desplegó sus alas por última vez en una cancha, pero quedó volando para siempre en la memoria del fútbol argentino.
