River Plate por ahora puede aferrar a sus filas a Lucas Alario, su delantero estrella, ante la ausencia de una contraoferta del poderoso Bayer Leverkusen, que si llega a poner los 24 millones de euros que exige la cláusula de rescisión del contrato del futbolista no tendrá forma de detener la partida del jugador.
"Si llega deberá decidir él. Económicamente es imposible retenerlo. Si se va nos deja sin margen de respuesta para poder reemplazarlo como pasó con Driussi", admitió el secretario técnico de River, Enzo Francéscoli, ante la eventualidad de que el club alemán se allane a pagar los 18 millones de euros limpios de impuestos y cargas que elevarían a 24 millones el desembolso total.
Alario aseguró que le "interesa mucho" la propuesta de irse a jugar a la Bundesliga, se ilusionó con jugar en esas canchas impecables propias de la rigurosidad germana.
Francéscoli, participante de la reunión que mantuvo con Alario, su padre y su representante, aseguró que el futbolista "entendió que para nosotros es intransferible".
Esa leyenda "intransferible" quedó esmerilada desde el momento en que la FIFA cambió los estándares particulares de las contrataciones en la Argentina y universalizó las formas. Ya no hay jugador intransferible porque todo contrato obliga a imponer una cláusula con el monto de la rescisión y quien la cubra se llevará al futbolista, quien es el único que puede rechazar la operación.
"Le dije que en River es irreemplazable", confió Francéscoli a modo de seducir al jugador para su continuidad.
Asimismo, por ahora River tiene la potestad por sobre el futbolista. "Todavía está todo aho y no se puede hacer nada, no hay ninguna otra posición oficial del Leverkusen", celebró Francéscoli.
Es que a un par de días del debut en la Superliga, River ya no tendría tiempo para salir en busca de un reemplazante de uno de los mejores delanteros del fútbol argentino. Sin embargo, Francéscoli admitió que "nunca va a ser improbable" que el club interesado efectúe una nueva propuesta, aunque, insistió "no hay que alarmarse".
Francéscoli puso blanco sobre negro en torno al monto de la rescisión, que globalmente alcanza los 24 millones de euros al sostener que en el contrato impone quien se haga cargo de la cláusula de salida debe afrontar los impuestos que derive de la operación.