<
>

Así pasó en el fútbol argentino un 2020 marcado por la pandemia

Una de las nuevas imágenes que generó la pandemia en el fútbol. Fotobaires.com

El 2020 será recordado sin dudas por ser el año de la pandemia. Un año especial, donde el mundo se puso patas para arriba. Y el fútbol argentino no fue una excepción.

Lejos parece ya en el tiempo ese 7 de marzo, cuando Boca le ganaba por 1-0 a Gimnasia en La Bombonera y se consagraba campeón de la Superliga, con Miguel Ángel Russo en el banco dirigiendo al equipo y Juan Román Riquelme en el palco, como vicepresidente a cargo del fútbol.

River no podía en Tucumán frente a Atlético, tras empatar 1 a 1 y buscar la victoria hasta el final. Pero el año estaba comenzando, arrancaba la CONMEBOL Libertadores y todos los sueños parecían posibles.

En La Boca, en Tucumán, en todas las canchas, había público. Gente que se abrazaba, que gritaba los goles, que festejaba o que sufría. Faltaba una semana para que todo empezara a cambiar. El virus se había expandido por todo el mundo y en algunos países de Europa la pelota comenzaba a pararse.

En la Argentina dio inicio la Copa Superliga. Todos los equipos se presentaron a jugar, aunque con dudas. River fue el único club que decidió no salir a la cancha: tenía que disputar de local un encuentro ante Atlético Tucumán, pero ante el riesgo por los contagios no lo hizo. Tras esa fecha empezaría la extensa cuarentena y la pandemia que tuvo y tiene en jaque al mundo.

La suspensión del fútbol argentino llegó. Y con ella, la incertidumbre. Los planteles dejaron de entrenarse de manera normal y comenzaron a hacerlo a la distancia, cada uno desde su casa, sin ningún contacto físico. Situación que duró un largo tiempo: recién a comienzos de agosto comenzaron los entrenamientos presenciales, con las famosas burbujas y los protocolos.

Sin una organización clara, pero con distintas voces, las quejas por la falta de certidumbre sobre el regreso de la actividad comenzaron a hacerse sentir. Sobre todo porque se veía que en otros países, cercanos y no tan cercanos, el fútbol volvía a jugarse. “Hay una incertidumbre total de la casa madre de nuestro fútbol”, decía Marcelo Gallardo a mediados de junio, cuando poco se sabía sobre el regreso.

Las instituciones sufrían por la falta de dinero, sobre todo las más chicas, y en los clubes del ascenso el ingreso de dinero por la cuota social bajó hasta en un 90 por ciento. Muchas instituciones comenzaron a realizar tareas solidarias: donación de ropa, albergue para socios y no socios y ollas populares. La crisis económica que ya tenía el país se potenció por la pandemia. Y llegó al fútbol.

Jugadores experimentados ponían en duda su continuidad. Pepe Sand, de 40 años, era uno de los que dudaba. Pero siguió. La Gata Fernández, otro que no sabía qué hacer, se retiró. Con el regreso, dejaron la actividad dos grandes, como Javier Mascherano y Fernando Gago.

Después de ocho meses el fútbol volvió. En el día del cumpleaños de Maradona, con el partido entre Patronato y Gimnasia. La Copa Liga Profesional, ahora rebautizada Diego Armando Maradona, sirvió para que la pelota volviera a rodar en la Argentina.