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Vélez 5-1 Boca: Diego, Chilavert y Castrilli, protagonistas de un partido inolvidable

AP

De un lado, Maradona, Caniggia, Verón, el Kily González, con Carlos Salvador Bilardo en el banco. ¿La Selección? No, el Boca Juniors del Narigón armado por Mauricio Macri que se había renovado para ser campeón.

Del otro, Vélez Sarsfield , el Vélez de Carlos Bianchi, nada menos. Un equipo que hizo historia, que venía de ganar la Libertadores, la Intercontinental y que dominaba la escena del fútbol argentino con un andar sólido y con la marca registrada del Virrey.

Claro, no le faltaban jugadores de renombre a El Fortín. Por caso, José Luis Chilavert estaba en el arco… Bah, en los dos arcos, porque en ese partido histórico marcó dos goles, uno de penal y otro tras un exquisito tiro libre. Chila terminó el torneo con cuatro tantos convertidos, uno de ellos marcado al Mono Burgos ante River: sí, cómo olvidarlo, ese golazo inolvidable desde la mitad de cancha…

Como condimento extra dirigía Javier Castrilli. El mismísimo Sheriff, acostumbrado a no temblar a la hora de sacar tarjetas, amarillas y rojas, y a no tenerles miedo a los equipos grandes. Con Maradona en el tramo final de su carrera de un lado, rebelde y sin pelos en la lengua, y Castrilli del otro, todo podía pasar. Y pasó.

Boca perdió 5 a 1. Al término del primer tiempo se quedó con dos hombres menos. Néstor Fabbri y Maradona vieron la roja. Y Carlos Mac Allister también fue expulsado sobre el cierre del partido.

Vélez salió a la cancha con: José Luis Chilavert; Flavio Zandoná, Héctor Banegas, Mauricio Pellegrino, Raúl Cardozo; Marcelo Herrera, Marcelo Gómez, Christian Bassedas, Patricio Camps; Fernando Pandolfi y José Oscar Flores.

Boca formó de la siguiente manera: Carlos Navarro Montoya; Fernando Gamboa, Néstor Fabbri, Carlos Mac Allister; José Basualdo, Fabián Carrizo, Cristian González, Juan Sebastián Verón, Diego Maradona; Claudio Caniggia y Darío Scotto.

El final fue muy distinto al principio. Boca se había puesto en ventaja con gol de Caniggia, tras conectar de cabeza un disparo que rebotó en el travesaño. Pero enseguida, Patricio Camps tomó también de cabeza un rebote en el travesaño del arco de enfrente y marcó el empate.

Un empate cuestionado en una tarde de polémicas: dio la sensación que el Mono Navarro Montoya había rechazado la pelota antes de que ingresara al arco.

Dentro de un partido parejo y marcado por la tensión, todo comenzó a definirse sobre el final del primer tiempo. Primero, Chilavert ejecutó a la perfección un tiro libre que dejó parado a Navarro Montoya. Luego, Castrilli sancionó un polémico penal por un supuesto empujón de Mac Callister: otra vez Chilavert se convirtió en goleador para el 3 a 1.

En ese momento Boca era un descontrol adentro y afuera de la cancha. Néstor Fabbri vio la roja por protestar, y el partido fue demorado porque los hinchas de Boca (sí, en esa época había público visitante en las canchas) se habían colgado del alambrado y lo estaban rompiendo en protesta por el accionar del juez.

Para colmo de males, Maradona también se iría expulsado por Castrilli. Quedó para el recuerdo esa imagen de Diego protestando ante un inmutable árbitro, que lo miraba con su característica cara de piedra y no contestaba ninguna de las preguntas y acusaciones de Pelusa.

“Maestro, explíqueme por qué, por favor, ¿está muerto? No, no está muerto, hablemos, hablemos como seres humanos, como hombres…”

“Dejalo, dejalo, no te va a responder”, le dijo en el medio de los reclamos el Mono Navarro Montoya al 10. Esa frase generó un enojo aún mayor de Maradona, que terminó por explotar y a los gritos exclamaba: “Si no me va a contestar es un botón, es un botón, es un hijo de puta…”

Ya en el segundo tiempo todo fue de Vélez. Con dos hombres menos y el encuentro desvirtuado, el conjunto xeneize sufrió contra un rival que no tuvo piedad y que anotó dos goles más: uno en contra de Fernando Gamboa, y otro del Turu Flores.

Cerca del final del partido Bianchi decidió jugar para la tribuna velezana: el Virrey de Liniers sacó a Chilavert para que se ganara la merecida ovación de su público. En lugar del arquero paraguayo ingresó una joven promesa de la cantera: Sandro Guzmán, quien luego tendría un poco feliz paso por Boca. Así, Vélez terminó el partido con 11 futbolistas surgidos del club.

Fue una jornada inolvidable para los de Liniers, que en esa fecha se quedarían con la punta y luego serían campeones del Clausura y bicampeones de la Argentina. Para ese Boca lleno de figuras fue el comienzo del fin de otra ilusión, en una época donde le costaba y mucho ganar títulos.

Tendría que esperar un par de años el conjunto de la Ribera para recuperar la confianza. Esperar, entre otras cosas, que el Virrey se fuera de Vélez, y tras un paso frustrado por la Roma, concretara su llegada a Boca para iniciar una era gloriosa.