En entrevista con ESPN, Diego Lugano se refirió a su primera etapa en el San Pablo, que fue de 2003 a 2006. Lugano llegó a San Pablo en abril de 2003 desde Nacional, luego de haber estado cedido en Plaza Colonia. “Nunca lo vi jugar, pero le pedí ayuda a amigos y empresarios. Tenemos que confiar en las personas. Es muy fácil traer un Gamarra, lo difícil es hacer crecer a un jugador. Lugano es una promesa y estamos confiados. Dijimos que traeríamos a un jugador con nivel de selección y cumplimos lo prometido”, dijo por entonces el presidente del club, Marcelo Portugal Gouvea, que apostó por renovar el plantel. La presión impuesta le llegó a Lugano, que contó que sus comienzos en el tricolor paulista fueron muy duros. Según dijo, la situación del club era similar a la de hoy en día. “Desde fines de los 80 y comienzos de los 90 hasta el 1995 o 1996, ganó todo: Libertadores, Mundial, Brasileirao, todo, diez años seguidos y quedó cinco, seis o siete años sin ganar. Eso acá pesa y más cuando ganan los rivales de enfrente. Ahí el equipo, la gente, el entorno, la historia exige contrataciones de peso, como ahora trajimos a Dani Alves o Juanfran. Pero si aparece un Lugano como en aquel entonces apareció, que no lo conocía nadie y que, obviamente, no era la solución, generó todo tipo de críticas y controversias, inclusive con el entrenador que no me quería en el momento. La hinchada también me agarró bronca sin yo casi no tener nada que ver, me responsabilizaban o veían en mí un poco la mala gestión que, supuestamente, la institución tenía en aquellos momentos. La pasamos feo”, explicó el actual gerente de Relaciones Internacionales del club. La receta para cerrar bocas fue “mucha insistencia y deseos de triunfar de verdad”. Lugano contó que tuvo ofertas para salir de San Pablo hacia Argentina y Colombia, pero decidió quedarse y enfrentar el desafío de establecerse allí. A los meses, se había hecho un lugar y había provocado cambios profundos. “No solo empecé a jugar, sino que cambiamos el sistema táctico histórico del equipo, y así San Pablo quedó jugando 10 años con un sistema táctico que yo prácticamente impuse, donde de no ganar un clásico por tres o cuatro años, estuvimos cuatro o cinco años sin perder un clásico con Palmeiras, Corinthians, Flamengo. Yo me fui de acá invicto en clásicos en cuatro años, además del Brasileirao, Libertadores, el Paulista. Un cambio muy grande que el mito lo relaciona a mí, que obviamente no fue por mí, fue también por muchos jugadores que llegaron. Yo tuve mi parte de influencia, pero no toda la que me reconocen, que es demasiada”, contó. El exdefensa también contó que buscaba demostrar su valía de toda forma, y que se vieran sus ganas de salir adelante. “Iba tres horas antes y me iba tres horas después, todos los días. Antes de los partidos y después. Si era un sábado, me quedaba hasta las cuatro de la mañana. Para que vean que no vine a pasear, que no vine a ganar un sueldo, que venía a triunfar. Y alguien te ve, si vos estás un sábado a las tres de la mañana, ¿qué estás haciendo? Mentira que estás entrenando, estás demostrándole a estos que no viniste a pasear, que querés triunfar de verdad”, relató, y dijo que eso ayudó a generar un ambiente más profesional y competitivo en el equipo. Dueños de América Lugano contó que jugó tres veces la Copa Libertadores en esa etapa en el tricolor y que llegó en tres ocasiones a las semifinales, obteniendo el título en 2005. “De las tres Libertadores llegamos las tres a la semifinal, tuve la suerte de ganar una. Perdí dos finales. ¿Qué quiero decir con esto? Que generamos un clima y tuve la suerte de jugar en un equipo que está siempre definiendo cosas importantes. Eso es lo que te hace sentir buen jugador: estar siempre llegando y definiendo demuestra que vos hacés las cosas bien. Después ganar o perder es consecuencia”, explicó. El exdefensa también recordó con molestia la semifinal de 2016 que vivió en su regreso al club, cuando cayeron con Nacional de Medellín. “Creo que fuimos masacrados por el juez en los dos partidos”, dijo Lugano, y se refirió a la expulsión que sufrió su compañero Maicon. “Si ves la jugada, es totalmente impresentable una expulsión así en una final de Libertadores faltando 15 minutos que compromete todo. Un invento del juez. Después, en Medellín también hubo otro invento parecido. No quiere decir que el equipo de Nacional no sea igual o mejor al nuestro, pero en aquel momento nos sentimos bastante perjudicados, pero, son cosas de la vida. A veces te benefician y, a veces, la suerte te juega en contra”, dijo Lugano.
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