El Porto marca una visita especial para el Barcelona, principalmente por el recuerdo del debut de Messi en un amistoso en 2003.
OPORTO -- FC Porto en el camino de Xavi Hernández. Su partido número 100 como entrenador del Barcelona coincidirá con su estreno en Do Dragao, un estadio que no existía cuando el 7 de marzo de 2000, siendo aún muy joven, Louis van Gaal le concedió un minuto en la victoria (0-2) en Das Antas y sustituyendo a Luis Figo. Ya era estrella cuando en 2011 (2-0) le ganó la Supercopa de Europa. Y ahora... otra prueba mayúscula.
De Das Antas a Do Dragao, el cambio del vestusto campo al moderno que sirvió para acoger la Eurocopa de 2004, tiene en Lionel Messi a un protagonista indiscutible. Fue en este estadio cuando el 16 de noviembre de 2003 vistió el argentino por primera vez la camiseta del primer equipo azulgrana, en un amistoso para conmemorar la inauguración del estadio.
Aquella noche jugó 15 minutos, los últimos, sustituyendo a Fernando Navarro, catapultado al plano por Rijkaard y comenzando, aún en voz baja, una historia que acabaría siendo descomunal. Porto, por una cosa y por otra, siempre enlazado al Barcelona...
Y es que en la historia europea del Barça, el Porto no es un rival siempre amable como puedan parecer los últimos duelos entre ambos. En la historia aparece su primer duelo en la antigua Copa de la UEFA, en la primera eliminatoria de la temporada 1972-73 y que se llevó el equipo portugués, ganando por 0-1 en el Camp Nou y repitiendo 3-1 en el viejo estadio de Das Antas.
Mantiene en la memoria los octavos de final de la antigua Copa de Europa en el curso 1985-86. Venció por 2-0 el Barça en el Camp Nou... Y superó la eliminatoria gracias al valor doble de los goles en campo contrario, derrotado en una infernal y lluviosa noche en Das Antas por 3-1, con un hat trick de un brasileño llamado Juary, cuya carrera en Europa fue más bien discreta pero a punto estuvo de convertirse en héroe aquella jornada.
Ahora se reencuentran doce años después de su último enfrentamiento. En aquella ocasión (agosto de 2011) se jugaron la Supercopa de Europa en Mónaco y sendos goles de Messi y Cesc Fábregas dieron el triunfo al equipo que dirigía Pep Guardiola. Fue la cuarta victoria consecutiva del Barça sobre los dragoes, añadiéndose al doble duelo de Champions en 2000 (4-2 en el Camp Nou y 0-2 en Das Antas) y del 3-0 con que ventiló el Dream Team su clasificación para la final de 1994.
Son precedentes que deben hacer sentir optimista a un Barcelona que vuelve al cabo de dos años a Portugal sin haber digerido aún el 3-0 con que lo goleó el Benfica, un mes antes de que otra derrota en Vallecas provocara el despido de Ronald Koeman y la llegada de Xavi Hernández, cuyo estreno en el torneo no pudo ser más desolador: 0-0 en el Camp Nou frente al Benfica para quedar al borde de una eliminación que se consumó en el infierno de Munich (3-0) dos semanas después.
Esto, claro, debe servir de aviso ante el choque de este miércoles en que Barça y Porto enfrentarán su primer cara a cara en el que, se supone, se deberá decidir el orden de ambos como clasificados para los octavos de final por encima de Shakhtar Donetsk y Amberes. Y que obligará al conjunto azulgrana a dar un paso adelante en una competición especialmente esquiva en los últimos tiempos. Desde que la Juventus lo goleó (0-3) en la última jornada de la fase de grupos de la temporada 2020-21 la Champions se ha convertido en un suplicio. Aquella derrota provocó que el Barça pasara a octavos de final como segundo de grupo y allí el Paris Saint-Germain de Kylian Mbappé (1-4 en el Camp Nou) lo destrozó sin miramientos.
Con la humillación ante la Juve (doblete de Cristiano Ronaldo) como presentación, el Barça enlazó antes de estrenarse este curso con un cómodo 5-0 frente al Amberes 15 partidos de Champions de los que solamente fue capaz de ganar cuatro, siendo despedido dos veces consecutivas en la fase de grupos y dejando una imagen muy alejada de lo esperado.
Aún se mantiene en la retina aquel 0-3 con que se despidió el pasado curso frente al Bayern Munich, la derrota más dura en palabras del propio Xavi Hernández, cuando regresa a Portugal con el reto de mostrar que, esta vez sí, el Barça está en Europa para hacerse notar y ser mucho más que un gigante invisible.