Barcelona tuvo su primera gran prueba de la temporada y no la superó: cayó en casa ante PSG (1-2) con un gol en el minuto 90 por la UEFA Champions League. Más allá del resultado, lo que quedó fue la sensación de haber sido superado como pocas veces desde la llegada de Hansi Flick.
La deuda de cerrar los partidos
El Barça se ha ganado la etiqueta de equipo de remontadas bajo la tutela de Flick. En los tramos finales suele aumentar la intensidad de la presión alta y revertir marcadores. Sin embargo, también ha mostrado la otra cara: recibir goles decisivos en los minutos finales.
Ya son seis las ocasiones en las que cedió puntos en la recta final. La más dolorosa fue la semifinal de la Champions pasada contra Inter en Milán, con los goles de Acerbi (93’) y Frattesi (99’) que lo dejaron sin la soñada final contra PSG.
En LaLiga también sufrió: Sorloth lo castigó dos veces en el descuento con Atlético, Assane Diao lo empató para Betis en el 94’, y Celta le remontó un 2-0 en el 84’ y 86’. La última estocada fue la de Gonçalo Ramos en Montjuïc para el 1-2 de PSG.
El desafío físico ante los gigantes
El equipo de Flick demostró en la 2024-25 que puede ganarles a grandes clubes como Real Madrid, Atlético o incluso Bayern Múnich en Champions. Pero contra Inter de Milán y ahora contra PSG quedaron expuestas sus limitaciones físicas.
La presión intensa, sello de Flick, muchas veces se vuelve en su contra: el Barça terminó desgastado, sufriendo con la misma fórmula que suele imponer. Además, las lesiones han golpeado fuerte (Gavi, Raphinha, Fermín, Joan García), y aunque regresaron Balde y Lamine Yamal, la plantilla sigue corta para afrontar la exigencia europea.
“En la segunda parte se podía ver que algunos jugadores estaban muy cansados”, admitió Flick tras la derrota ante PSG. Futbolistas como Pedri o De Jong, con poca rotación, llegan al límite. Para competir en igualdad física con los gigantes, el Barça necesita más fondo de armario.
La Pedri-dependencia
Barcelona juega al ritmo de Pedri. Flick lo sabe, y por eso rara vez lo rota. Sin Gavi como alternativa fiable por su lesión, el técnico se queda sin un relevo real para el canario. Marc Bernal y Casadó encajan más en el rol de pivote, y Olmo y Fermín de momento no han sido probados como interiores, más allá que ninguno ofrece la conducción y pausa de Pedri. El riesgo es claro: su fatiga puede terminar pasando factura en el tramo decisivo.
Una defensa aún por ajustar
Si en ataque y mediocampo Flick parece tener claras sus piezas, en defensa persisten las dudas. Eric García se ha convertido en comodín en todas las posiciones de la zaga. Cubarsí sufre al jugar a perfil cambiado, y Araujo y Christensen alternan titularidades.
La línea adelantada expone a los laterales, con un Balde recién recuperado y un Gerard Martín cumplidor, pero sin desborde. El problema no es solo de los defensores: la presión defensiva del bloque se ha resentido. Sin Raphinha en cancha, Lamine, Lewandowski y Rashford aportan poco en la recuperación. Dani Olmo no tiene la misma intensidad que Fermín en la mediapunta, y la ausencia de Gavi —“el corazón del equipo”— deja un vacío enorme en la transición defensiva.
Menos ego, más solidaridad
“El ego mata el éxito”, dijo Flick tras el empate 1-1 en Vallecas ante Rayo Vallecano. Su mensaje apunta a lo colectivo: solidaridad en los relevos defensivos y en ataque. Frente a rivales de menor nivel, el Barça impone talento; pero para vencer a los grandes necesita máxima entrega en cada esfuerzo Si Flick logra ajustar estos aspectos, Barcelona tendrá armas para pelear por la sexta Orejona porque por supuesto tienen un gran plantel y a Lamine Yamal.
