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La defensa del Barça estará a prueba en Dortmund

DORTMUND -- “Prefiero ganar por 5-4 que por 1-0”. La frase, legendaria, de Johan Cruyff parece hecha a propósito para el Barça actual, que sin ganar por ese 5-4 sí ha convertido su defensa en un drama, encajando siete goles en los primeros cuatro partidos oficiales de la temporada para confirmar los malos presagios que se desencadenaron en la parte final de la pasada campaña, cuando recibió diez en los últimos cinco compromisos del curso.

Que el Barcelona se ha convertido en un equipo tan prometedor en ataque como débil en defensa lo explica un dato elocuente: Ha encajado siete goles en cuatro jornadas de Liga, lo que no ocurría desde la temporada 2000-2001, cuando le marcaron los mismos. Aunque la situación entonces era peor, puesto que solo había anotado seis dianas mientras ahora suma 12.

Nunca más desde entonces había encajado más de cinco goles (tres veces) en las primeras cuatro fechas. El caso es digno de preocupación…

“En los tres últimos partidos nos han marcado dos goles; para las veces que nos llegan los rivales están acertando bastante” resumió, en modo de autocrítica, Ernesto Valverde a la conclusión del choque frente al Valencia, consciente, se diría, de la mejora urgente que precisará su equipo el martes en el Signal Iduna Park, donde el Borussia Dortmund ha marcado nueve goles en los dos primeros encuentros disputados esta temporada (cinco al Augsburgo y cuatro al Bayer Leverkusen).

El problema, evidente, se entiende al contemplar los últimos seis partidos que ha jugado el Barcelona lejos del Camp Nou, incluyendo la final de Copa en Sevilla, que le han supuesto encajar nada menos que 13 goles, con la humillación de Liverpool al frente en su despedida de la última Champions. Y con la presentación de la actual a la vuelta de la esquina.

La lesión de Samuel Umtiti, a quien no se espera hasta finales de octubre, no cuenta para argumentar esta preocupante sangría. El central francés, despeñado desde el Mundial de Rusia, que solo disputó 15 partidos oficiales el pasado curso y ni se había estrenado en el actual, se ha convertido en un relleno de la plantilla a la sombra de la pareja Piqué-Lenglet, tan inconsistente en defensa posicional como desarbolada a la carrera y dramática a la hora de taponar unos espacios que tampoco se cierran en las bandas, donde a Jordi Alba le cuesta un mundo regresar de sus incursiones por la izquierda tanto como a Nelson Semedo por la derecha.

Fijado en gobernar el juego, juntando a Busquets con De Jong para darle rapidez y sentido a su fútbol ofensivo, el Barça sufre como no ocurría desde hacía muchos años en defensa, llegando a recordar, en cierto sentido, al Dream Team de Johan Cruyff, un equipo tan volcado en la construcción y el ataque como desesperado en defensa, circunstancia que en más de una ocasión han recordado jugadores célebres de aquella época como Zubizarreta, Koeman, Ferrer, Sergi o Eusebio (mediocampista reconvertido a lateral como en el presente protagoniza Sergi Roberto).

A Cruyff ya le parecía bien encajar cuatro goles siempre que su equipo marcase cinco… Pero a veces lo que ocurría es que no llegaba a esa producción y un Zaragoza le marcaba seis, cinco un Racing o un Espanyol o cuatro un Cádiz para desespero de un barcelonismo que había olvidado la imagen de ver a su portero. Y es que hacía 19 años, que se dice pronto, que el Barça no sufría tal sangría defensiva.