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Barça expone su invicto en casa ante un Inter renovado

BARCELONA -- El Barcelona, que arrastra sobre sus hombros el recuerdo de Liverpool que sucedió al desastre de Roma como una pesadilla de difícil despertar, disfruta en Europa, sin embargo, de un récord exuberante: acumula 32 partidos sin perder en casa en la Champions.

Desde que el primero de mayo de 2013 le derrotase el Bayern de Múnich por 1-3 suma 29 victorias y tres empates en el Camp Nou, la mejor racha en la historia de la competición.

Y la pondrá en juego este miércoles frente a un rival tan desatado en sus resultados, seis victorias y un empate este curso, como rocoso en su rendimiento: solo tres goles encajados en sus siete partidos oficiales. Las cuatro visitas anteriores del Inter al Camp Nou las saldó con derrota y, de hecho, solamente en dos ocasiones de 24 enfrentamientos con rivales italianos perdió el Barça: 0-2 frente al Milan en 2000 y 1-2 contra la Juventus en 2003.

Sobre el papel, a la vista de los antecedentes, el favoritismo del Barcelona se entiende incuestionable aunque la nueva versión del Inter, mezclada con las dudas que existen con la alineación que pueda presentar Ernesto Valverde, revelan un duelo de máxima tensión y dificultad. Y que, dependiendo del resultado, puede ser clave en el desarrollo del grupo.

Inseguro atrás (diez goles encajados en ocho partidos), el equipo azulgrana muestra, sin embargo, un rendimiento estupendo en casa, donde no solo ha ganado los tres partidos de este curso, sino que lo hizo en los diez últimos jugados la pasada temporada, en la que solamente perdió uno (frente al Betis por 3-4) para convertir el Camp Nou en una auténtica fortaleza… Que depende ahora de su acierto cara a puerta ante la mediocridad defensiva que pasará una auténtica prueba de fuego ante Lukaku y compañía.

RIVAL MAYÚSCULO

Antonio Conte ha reforzado el Inter a través de un 3-5-2 en el que la capacidad física y presión en el centro del campo son sus mejores armas. Rebajar al rival es más importante que imponer su propio juego para un equipo que rechaza ser protagonista con el balón más allá de lo necesario y cuya competitividad tiene no pocas similitudes con el Atlético del Cholo Simeone.

Entregado a la pizarra, el Inter se mueve como un auténtico equipo de ajedrez en el que los movimientos de todos sus jugadores tienen una razón de ser, tan capaces de apagar la brillantez rival como de sorprender con jugadas de estrategia que le han dado un resultado mayúsculo en este comienzo de temporada.

Y, además, es incansable. Lo demostró, sin ir más lejos, en el único tropiezo de este curso, cuando se vio sorprendido en San Siro por el Slavia de Praga pero no bajó los brazos hasta el final, arrancando un empate en el último suspiro por medio de Barella.

Barella, precisamente, y Sensi le ofrecen el plus técnico en un centro del campo en el que la personalidad de Brozovic se mezcla con el recorrido en las bandas de Asamoah o D’Ambrossio, incansables colaboradores en faceta defensiva para Skriniar, De Vrij y Godín, como puntales ofensivos que trabajan para la explosividad de Lukaku, a quien puede acompañar Lautaro o Alexis Sánchez, más móvil, que conoce bien el Camp Nou y que tras un difícil periodo de adaptación se destacó en el último partido del equipo en la Serie A.

Todo por delante de un portero tan alejado del foco mediático como soberbio en el terreno de juego. Handanovic no destaca por la moda del juego de pies, pero hace gala de una agilidad extraordinaria y es casi inalcanzable en los balones centrados por alto, saliendo con una fortaleza soberbia.

Pendiente de Leo Messi, atento a la recuperación de Dembélé y estudiando como solventar todas esas dificultades que se le acumulan, el Barça defenderá este miércoles una racha impresionante en el Camp Nou. Ante un rival crecido y mayúsculo que en poco se parece al Inter que no levanta un título desde el triplete de 2010. Y que llega amenazante a Barcelona.