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A dos años de la noche que Cristiano decidió volar

Cristiano Ronaldo juega a ser Dios... Y hay noches como la del 3 de abril del 2018 en Turín dejan claro que es imposible negarle dicha condición.

La faceta del portugués, entonces en el Real Madrid, como un depredador del área quedó de manifiesto en los primeros 45 minutos ante la Juventus: apenas entró en contacto con el balón, pero desde el minuto 3 empezó a marcar la diferencia con un toque sutil que venció al legendario Gianluigi Buffon.

Dice Jorge Valdano que a CR7 se le nota el gimnasio, pero también el egoísmo Narciso que cuando juega en función del equipo, no hay queja que valga.

Cuando no anota está triste y pocas veces celebra los goles de sus compañeros, pero cuando él es la figura, no hay nada como su sonrisa para representar de forma genuina la felicidad...

Todo en el '7' de aquel Madrid remite a una actuación perfecta en esa noche, se sabe observado por el mundo y hasta el pase más intrascendente lleva un adorno que lo aleja de lo rutinario.

Partido a partido parece misión titánica que Ronaldo se supere a sí mismo, pero siempre ocurre lo impensado... Centro de Carvajal y Ronaldo decidió volar para dibujar su silueta en la inmortalidad y marcar uno de los goles más bellos de su carrera.

Chilena a lo Hugo Sánchez, nada menos que ante Gianluigi Buffon. La afición local no tuvo otra opción que levantarse de sus asientos y aplaudir. Fueron testigos de historia pura, de otro 'Señor Gol'.

Dicen que superados los 30 ya no es la 'bestia' que desborda y deja en el camino a rivales como si se se tratara de conos, pero ni falta que hace, pues sigue siendo quien dicta el destino de los compromisos decisivos.

Cristiano Ronaldo juega a ser Dios... Y se volvió tan común que lo consiga, que amarlo u odiarlo ya parece una elección complicada.