Fútbol Americano
Jordi Blanco, corresponsal en Barcelona 4y

NEl PSG se agarra al milagro esperando el futbol

Los milagros siguen existiendo en el futbol. Y la crueldad es un signo indiscutible y repetido a lo largo de la historia. Se lo pueden explicar al PSG, que llorando la derrota acabó celebrando una victoria tan milagrosa como impensable, y, más aún, al Atalanta, el invitado sorpresa en Lisboa que se presentó tan atrevido y descarado en el partido como derrumbado al final, cuando faltándole el aire, hundido físicamente y achicando como podía para defender la diana de Pasalic encajó dos goles que le condenaron al olvido.

El futbol no entiende de justicia y menos aún de lógica. No fue lógico que Neymar fallase un cara a cara con el portero apenas comenzar el partido y menos aún que a todo el repertorio que mostró durante la primera parte no acompañase el gol, que se le volvió a negar en la parte final de ese primer acto.

No fue justo que al Atalanta, un equipo entregado a su filosofía, al toque, el atrevimiento y la fe, se le acabase la gasolina a la hora de partido. No fue justo que el Papu Gómez tuviera que marcharse lesionado cuando su liderazgo había sido incuestionable y, de alguna manera, no fue justo que remando como remó con todo hasta la orilla acabase ahogándose cuando ya la tocaba con los dedos.

Hay que preguntarse cuál es el plan del PSG en Lisboa. Falta por ver si este partido fue una excepción por la ausencia de personajes clave como Verrati, Di María y, por encima de todo, Mbappé o si a Tuchel le vale, simplemente, con hacer aspavientos en la banda a la espera de que la inspiración de Neymar solvente la papeleta o reponga piezas confiando en que un golpe de genialidad le lleve al éxito.

Se entiende, se espera que en las semifinales, una ronda que solamente disputó en 1995 el campeón francés, la visión futbolística que muestre sea mucho más coral que la vista este miércoles milagroso... Porque los milagros existen, sí, pero apostar por ellos sin una personalidda firme de juego es como jugar a la ruleta. Y en la ruleta no se gana siempre.

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