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Sal de la sombra, Hansi Flick

ESPN

Lo suyo no es ser el centro de atención. Y en tiempos donde parece que la gente está dispuesta a lo que sea con tal de entrar en la conversación, eso se aprecia más. Dos partidos lo separan no solo de la gloria de ganar la Champions, está a un par de encuentros de amarrar el triplete…con todo y eso se habla más de la brillantez táctica de Tuchel y del ascenso meteórico del joven Naggelsmann… no pasa nada.

En 2014 fue parte del cuerpo técnico de la Alemania de Löw. Joachim no dejaba de recibir halagos (y críticas por su dudosa cultura higiénica), pero era Hansi Flick quien había armado el plan de entrenamientos, fue Flick el que le recomendó trabajar más en la pelota parada a su “jefe”… el título llegó. Otros hubieran buscado despavoridamente el reconocimiento, Hans Dieter no lo hizo. Pero había gente en el vestidor que estaba consciente de la importancia de ese asistente que no hacía mucho ruido.

La vida sigue, Hansi Flick se volvió Director Deportivo de la Federación Alemana (otro puesto con pocos reflectores) y eventualmente llegó el llamado para regresar al Bayern donde fue campeón como jugador (volante de sacrificio, la posición por excelencia del elemento que no busca acaparar miradas). En un principio para ser asistente de Nico Kovac. El croata había ganado el doblete, pero algo de su manera de dirigir no convencía a los directivos bávaros y sabían que el #2 ideal era Hansi.

En octubre del año pasado el Bayern caería por goleada ante el Eintrach Frankfurt y con el equipo ubicado en el escandaloso cuarto lugar, la era Kovac se acabó. Como respuesta inmediata (y temporal) nuestro eterno actor secundario adquirió el cargo de entrenador.

Interinato de unos cuantos días que se transformó en una extensión de contrato hasta el 2023, después de ganar la Pokal y la Bundesliga, perder apenas 2 juegos desde que tomó el cargo, ganar los últimos 20 compromisos y estar a las puertas del triplete.

¿La fórmula? Tener el respeto de los pesos pesados del vestidor. Neuer, Boateng, Müller lo conocían del paso por selección alemana y aunque otros hubieran buscado con desesperación el reconocimiento, ser valorado por la columna vertebral de ese equipo, terminó siendo más importante. Con el aval de estos tres se metió en el bolsillo a Lewandowski y después de una reunión donde les preguntó ¿Cómo querían jugar? Todo cambió.

Se acabó la actitud pasiva del equipo adoptada durante la etapa de Kovac. Volvió la presión alta para no recuperar la pelota tan lejos de la portería rival. Alphonso Davies se hizo un fijo en la zaga y es hoy uno de los mejores laterales del mundo (Kovac había dicho que no lo veía como lateral). Thomas Müller, que veía el arranque de temporada principalmente en la banca, volvió al 11 inicial y fue el mejor asistido de Europa. Joshua Kimmich dejó la lateral y en la mitad de la cancha no hay quien le iguale en Alemania. El borrado Boateng recuperó su nivel y Alaba es otra vez un central muy sólido (que por cierto no fue amonestado en toda la Bundesliga).

El repunte del Bayern tiene nombre propio. En un mundo como en el que vivimos actualmente donde se busca ser adulado, reconocido por cuan mínimo sea el logro y donde la necesidad de atención termina haciendo que sea uno mismo el que se hace ruido para que otros lo volteen a ver, Hansi Flick parece un ente desconocido. Ese ser que todavía parece caminar entre la multitud sin acaparar miradas, pero que en caso de ganar dos juegos más, por mucho que no quiera, tendrá los reflectores encima. Y eso, al menos a mí me conforta. Que la gloria y el reconocimiento finalmente le lleguen a aquel que ha trabajado duro y en silencio. Tu nombre todavía le resulta desconocido a varios Hans Dieter Flick… pero no por mucho tiempo más.