El 2025 de Universidad Católica terminó con un sabor dulce y con la sensación de haber dejado atrás momentos de incertidumbre de mediados de año en Copa Chile y Liga de Primera y, no menos importante, con el objetivo conseguido de clasificar a la CONMEBOL Libertadores, algo que no sucedía desde 2022.
La campaña de la UC comenzó con más interrogantes que certezas. Tras un 2024 irregular y con un plantel aún en reconstrucción, el equipo cruzado enfrentó los primeros meses del año envuelto en dudas futbolísticas, lesiones importantes y una evidente falta de cohesión en su juego. El hincha miraba con inquietud cómo el equipo no lograba levantar vuelo, mientras los rivales directos mostraban crecimiento.
La tensión se hizo sentir en San Carlos de Apoquindo cuando una seguidilla de resultados adversos dejó a la UC lejos de los primeros puestos, en ese entonces ya bajo la tutela del técnico brasileño, Tiago Nunes. La defensa mostraba grietas, el mediocampo no encontraba fluidez y el ataque dependía excesivamente de destellos aislados y del sempiterno goleador, Fernando Zampedri. El ambiente obligaba a tomar decisiones de fondo.
A lo anterior se añadió la decepcionante actuación en Copa Chile, donde Católica apenas sumó un triunfo en seis encuentros y se fue eliminada en la fase grupal, la que compartió con Unión La Calera, San Luis de Quillota y Everton de Viña del Mar.
La llegada de Garnero y la inauguración del Claro Arena
Tras la eliminación de la Copa local y la suma de malos resultados, la dirigencia cruzada apostó por un golpe de timón y se anunció la salida de Nunes para darle paso a Daniel Garnero la banca técnica. El estratega argentino-paraguayo, con experiencia en títulos recientes en el fútbol sudamericano, aterrizó en la precordillera con la misión de ordenar el caos y devolverle identidad al equipo. Su arribo generó esperanza inmediata entre los hinchas.
Garnero no tardó en imponer una metodología clara: presión coordinada, salidas ordenadas y valorización del juego asociativo. Los primeros partidos bajo su mando no estuvieron exentos de dificultades, pero rápidamente se percibió un cambio en la actitud y en la lectura táctica de la UC. El equipo comenzó a recuperar intensidad y confianza.
El mediocampo, antes errático, encontró un punto de equilibrio con ajustes que permitieron liberar a los creativos. La defensa, por su parte, logró estabilizarse con una línea más compacta y coordinada. Nombres como los de Jhojan Valencia, Daniel González, Franco Ampuero, Clemente Montes y un baluarte institucional como Gary Medel comenzaron a consolidarse en el nuevo esquema. La UC ya no solo competía: volvía a ser protagonista de los partidos.
Como punto extra en el repunte cruzado se produjo el anhelado estreno del nuevo estadio: el Claro Arena. La hinchada del equipo respondió de inmediato con un promedio de público sobre los 18 mil espectadores en los 7 compromisos que alcanzó a disputar en 2025. Reflejó de ese apoyo fueron los resultados, con 6 triunfos y solo una derrota, ante O’Higgins de Rancagua.
Zampedri, el hombre récord de la UC y el fútbol chileno
En el ataque, un nombre volvió a brillar por encima del resto: Fernando Zampedri. El delantero argentino, ídolo vigente del club, firmó un 2025 histórico al consagrarse hexagoleador del fútbol chileno y de forma consecutiva, un logro sin precedentes en la era moderna del campeonato nacional. Su capacidad para aparecer en momentos decisivos resultó vital para la remontada cruzada.
Los goles de Zampedri no solo alimentaron sueños; fueron el combustible de una campaña que pasó de ser tambaleante a convertirse en una travesía ascendente, solo opacada en el plano local por el logro de Coquimbo Unido, el campeón de 2025 con una campaña casi perfecta donde nadie pudo darle alcance. No obstante, el atacante respondió en su equipo con jerarquía, liderazgo y un olfato goleador intacto que volvió a sacar aplausos de todo el país.
Con el paso de las fechas, Universidad Católica incluso afinó su maquinaria. Lo que parecía un año encaminado al olvido, terminó transformándose en una de las recuperaciones más destacadas de la última década para los de la franja. Garnero consolidó un equipo equilibrado y competitivo, capaz de ganar partidos clave en el tramo final del torneo.
El cierre de 2025 fue simplemente espectacular para La UC, que encadenó victorias decisivas, mostró madurez en encuentros de alta presión y consiguió instalarse en los primeros puestos de la tabla en la Liga de Primera. El público, que al inicio del año repletaba el estadio con preocupación, ahora lo hacía con orgullo y entusiasmo.
Finalmente, Universidad Católica coronó su resurgimiento logrando la clasificación a la Copa Libertadores 2026, un premio a la resiliencia de un plantel que supo rehacerse con la mano firme de Garnero en el banquillo. El año terminó con el aplauso cerrado de su hinchada y la certeza de que, a pesar del turbulento inicio, el destino cruzado volvió a escribirse en grande.
