Hugo Rodallega marcó lesionado el gol del décimo título de Santa Fe ante el DIM en el Atanasio Girardot. Honró el escudo de la mejor manera y puso en suspenso su continuidad.
En una pierna, con tres corazones. ¿O cuatro? La adversidad chocó contra la voluntad del capitán de Santa Fe. A puro llanto aguantó en cancha e imaginó una jugada con la que el equipo cardenal reclamó otra estrella.
Todo apuntaba al cambio para los últimos 13 minutos, tan largos, tan densos, tan sufridos. Resistió, abrió juego por la derecha con Edwar López y apareció en su zona natural, la de nueve de área. Ahí le llegó la asistencia de frente al arco, ideal para un nueve de su categoría. Remató con derecha y rompió una racha que atormentaba.
Fue su última jugada en la cancha. Su estela de jerarquía acompañó a los demás para sostener esa ventaja en la reacción de centros furiosos del Medellín. En la línea palpitó la gloria, pidió tiempo, alentó y con el pitazo final se derrumbó en más lágrimas.
Capitán siempre, hizo los goles definitivos en los cuadrangulares. De visitante a Nacional, a Millonarios, este al DIM. Goleador de la liga colombiana.
Rodeado de su familia alarmó con un last dance.
"Yo dije que daba un paso al costado, para que los jóvenes tengan más oportunidades, pero mi hijo me dice que no, que siga luchando, yo dije que si quedaba campeón me retiraba, pero todos me van a decir que no", dijo a WIN.
Después levantó el título, el que lo inmortalizará ídolo, como todos los que tienen corazón de león. ADN santafereño. Hugo es campeón.
